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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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-CAPITEL DEL MAESTRO ESTEBAN EN JACA (IGLESIA DE SANTIAGO) - |
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Volver a Jaca siempre es un placer. Incluso en este lluvioso inicio de primavera de 2008 en que he permanecido unos días allí por motivos profesionales. De nuevo he recorrido sus calles e iglesias, despacio, recordando al rey que hizo de ella ciudad de referencia tanto en Aragón como en la ruta jacobea. Durante largo tiempo he permanecido contemplando admirado la belleza del capitel que se halla en la iglesia de Santiago/Santo Domingo. Su situación a la altura de los ojos, encerrado en transparente jaula de metacrilato así como su acertada iluminación son factores que facilitan su disfrute. Cliqueando sobre cada imagen de la composición de cabecera (Imagen 1) podrás acceder a la misma a tamaño mayor para mejor apreciar sus detalles. Ese capitel formaba parte de los aproximadamente sesenta que adornaron el desaparecido claustro de la catedral de Jaca. En el XVIII fue demolido para "modernizarlo" y sus elementos pasaron a manos de particulares, a decorar la lonja chica, sustentar el altar sur de la catedral o, como en el caso que nos ocupa, a servir de pie a la pila bautismal de la iglesia de Santiago.
Así permaneció hasta que en el año 2000 se procedió a su restauración por la empresa "TESERA, Conservación y Restauración S.L. Huesca". Un resumen del informe de mencionada actuación se publicó en la revista "La Estela", Nº 5, Dic. 2000 pp.: 19 y 20 (Asociación Sancho Ramírez). Según el mismo se trata de una pieza del siglo XII labrada en caliza que mide 48 cm de ancho, 40 cm de alto y con un diámetro en la base de 28 cm. Fue restaurado por José Coarasa Barbey y Gerardo Sánchez Mur con financiación de la DGA.
Sus cuatro caras están labradas mostrando una serie de figuras cuidadosamente elaboradas. En los ángulos cuatro cabecitas de león sobresalen dando continuidad a la narración del mismo. Los personajes esculpidos muestras una vestimenta clásica al modo romano, tan frecuente en los capiteles de este momento que en buena parte tuvieron sus fuentes de inspiración en motivos clásicos, fundamentalmente de sarcófagos paleocristianos como el de Husillos en Palencia (hoy en el MAN), que señaló el estilo de Frómista; o el del Rey Ramiro II en San Pedro el Viejo de Huesca. Corrientes clásicas que en ocasiones marcaron de forma notable a maestros escultores en momentos ya avanzados del románico, com es el caso del Maestro de Cabestany.
El Maestro de Jaca no se abstrajo a esta moda. Y puede apreciarse esta tendencia en los capiteles del pórtico oeste o en los de la portada sur, aparte de los interiores del templo. Jaca fue sin duda lugar destacado en el inicio del arte románico en la península. Lo favoreció la proximidad a los grandes focos de influencia del sur de Francia centrados por Toulouse (Imagen 4), en unión con el paso de la ruta jacobea por este lugar. En Jaca se dan cita grandes escultores del momento como el ya mencionado maestro de Jaca, el maestro del sarcófago de Doña Sancha y también el creador de este capitel del que hablamos: quizá el maestro Esteban, cuya obra la podemos rastrear a lo largo del Camino de Santiago, con referencias en San Isidoro de León (Imágenes 5 a 8), Santiago de Compostela (portada de Platerías), Sos del Rey Católico (Imágenes 9 y 10) o Jaca (Imágenes 2 y 3). Las caritas redondeadas y mofletudas, como el modelo Tolosano de Saint Sernin (Imagen 4), el estilo clásico con vestimentas al modo romano y cuidada escultura resaltando la anatomía, así como el acabado de las volutas de los capiteles o la zona superior de las alas de los ángeles, son detalles que vamos viendo por su obra.
Cuando se mira de cerca una obra se empiezan a advertir esos pequeños detalles que en principio pueden pasar desapercibidos. En el caso concreto del capitel de la iglesia de Santiago en Jaca su atenta observación me hizo apreciar que el capitel está inacabado. La cabecita del león que se halla entre el personaje que sostiene un libro y la mujer tras la hoja vegetal, está trabajada en basto sin que se llegase a concluir.
Su boca no fue esculpida para mostrar dientes y colmillos. Comparadlo en las imágenes 11 y 12. Asimismo, los cuidados bucles de la melena de los otros tres leones no se labraron. Tan solo se dejaron unos volúmenes de materia para ser esculpidos sin que llegara a hacerse. Además el acabado de esa cabecita es tosco. Se advierten perfectamente los pasos del cincel plano sobre la materia, pues al no acabarse no se le dio el pulido superficial de acabado (Imagen 13). ¿Por qué no se acabó el capitel?. Acaso se despistó el maestro -improbable-, o quizá hubo premura en su colocación en el claustro.. Por contemplar todas las posibilidades, habría que pensar en una interrupción de la obra, bien fuese por desacuerdo con el comitente o por causas físicas del escultor. No tengo datos para inclinarme hacia alguna de esas posibilidades.
Sobre la interpretación de lo que ese capitel nos cuenta se han vertido diferentes hipótesis. Sonia C. Simon hace un verdadero alarde de sus conocimientos acerca del mundo clásico para intentar llevar su significado a la esfera del mundo pagano apuntando desde una versión de las cuatro estaciones (pero son cinco los personajes) hasta una interpretación de los planetas y sus dioses representativos (pero habrían de ser siete y solo hay cinco). (Iconografía de un capitel del Claustro de la catedral de Jaca. Actas del Congreso de Historia de la Corona de Aragón, Tomo III pp.: 423-436. Edita DGA 1993).
Lourdes Diego Barrado, en la descripción del mismo para el catálogo de "La Edad de Un Reino" (Pamplona, 2006) apunta hacia motivos paganos acerca del ciclo de la vida, nacimiento, muerte y salvación.
Independientemente de la probada categoría de los citados, entiendo que el maestro escultor de una obra para un claustro benedictino, con su gran bagaje cultural, esotérico y por qué no, mistérico, debía de pensar en sus "lectores". Y quienes mayoritariamente se habrían de acercar -aun lo seguimos haciendo- a su obra habrían de ser "cristianos de a pie", con reducidos conocimientos fuera de los recibidos durante la instrucción religiosa al uso. Desde esa inocente perspectiva cuando uno de ellos -yo mismo- se acerca al capitel, lo que ve es un ángel, sin duda bello, provisto de espada y con un motivo vegetal en su mano. Y un ángel con espada me sugiere de inmediato -por la educación recibida- el episodio de la expulsión del Paraíso tras el Pecado Original. Y sigo dando la vuelta al capitel y me encuentro con un hombre que porta un libro, más allá una mujer semioculta entre la vegetación y por fin dos hombres jóvenes; uno con lo que aparenta una cabecita de pájaro asomando en un nido y el otro con una serpiente y algo que parece su puesta sobre el pecho "el nido de víboras", el mal. Incluso el peinado de Caín recuerda a la forma de la boca de los leones de los ángulos. Quizá quisiera recalcar el aspecto negativo del personaje.
La lectura desde el punto de vista del profano parece simple: El arcángel san Miguel expulsando a Adán y a Eva (que se oculta tras una gran hoja vegertal) del Paraíso; y más allá su descendencia: Caín y Abel contrapuestos como el bien y el mal.
Recientemente (2017) Prado-Vilar ha identificado al angel como san Miguel y al personaje a su lado como el conde Sancho Ramírez portando el "libro de la vida" en su juicio individual, señalando al mencionado conde como el impulsor de estas magníficas esculturas del claustro próximas a la sala capitular. El capitel del sátiro también formaría parte de estos motivos.
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