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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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-YOSA DE GARCIPOLLERA. IGLESIA DE SAN MIGUEL- |
UTM 30T 703978 4722995 1055 m |
Yosa es otro de los pueblos desaparecidos en el Valle de la Garcipollera en aras de la prevención de la colmatación del embalse de Yesa. La deforestación de la cabecera de cuenca del río Aragón y sus afluentes se vieron como un peligro potencial para la capacidad del embalse por lo que se expropiaron tierras y se replantaron montes... De todas formas sigue siendo insuficiente y sigue la historia del pantano. Nuevos recrecimientos, más pueblos amenazados. Sigüés en la picota. Probablemente sea necesario y seguro que habrá argumentos para demostrarlo, pero es triste (2004).
Hemos de salir de Jaca remontando el cauce del río Aragón y en Castiello desviarnos hacia el este adentrándonos en el valle de la Garcipollera. Poco antes de llegar a Bescós, una pista que sale a nuestra izquierda nos llevará hacia Yosa. Poco más de un kilómetro y un bello mirador a mitad de camino desde lo alto, hacia la situación de Villanovilla, nos encaminan a su escondida ubicación. Me acompañaba mi colega José Romero Fernández conocedor y amante de este territorio y me relataba la cantidad de veces que había pasado de largo siguiendo esta pista que llega hasta Cenarbe.
Y es que el templo no se ve. En una curva a derecha con pequeña explanada a nuestra izquierda, asoman las ruinas de una borda que son la clave para llegar al pueblo. Si se dispone de GPS, las coordenadas que aporto en cabecera, en esta ocasión son de veras necesarias.
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Me relataba José la sensación de aventura, de descubrimiento, que tuvo la primera vez que llegó al arruinado caserío. Espedregales por doquier entre pinos repoblados y muros que se resisten a caer, portadas con toscos tímpanos todavía decorándolas (Imagen 11), alacenas en muros semiderruidos y la iglesia al otro extremo del alargado caserío. Porque se halla totalmente al suroeste del pueblo y hasta que uno no está dentro, no se da cuenta de que es la iglesia. El abandonado pueblo fue objeto de bombardeos en sucesivas maniobras militares.
En la imagen 2, el ángulo noroeste del templo, está justo al lado del pino que aparece entero al fondo... y no se distingue (!). Desde la lejanía el pueblo se adivina por el cambio de color de la vegetación (Imagen 3). Los caducifolios del lugar lo marcan con un verde más claro.
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La iglesia estuvo bajo la advocación de san Miguel y fue de nave única orientada al este y rematada en ábside semicilíndrico. De lo original queda buena parte del cilindro absidal con su presbiterio conservando aún la imposta biselada que debió de extenderse también por el cilindro absidal. No se libró de reformas tardías y así la puerta en el muro sur es moderna al igual que gran parte del mismo y del muro norte. En la imagen 5 puede verse la diferencia entre el muro original de sillería -a derecha- y el moderno, de mampostería, con su capilla lateral tardía. También se abrió vano en el presbiterio sur que accede a una pequeña sacristía adosada cuya pared norte el el propio cilindro absidal.
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Son curiosas las imágenes 8 y 9 que muestran lo que habitualmente no vemos en los templos: para el turista un canecillo es una pieza pequeña que sobresale del muro y sostiene la cornisa, Pero ocurre como en los iceberg: solo vemos una pequeña parte, la que sirve de apoyo y ornato a la cornisa. Dos o tres veces más de lo que vemos penetran en el espesor del muro a tizón y en esta ocasión el derrumbe nos lo muestra (Imagen 9). Será por deformación profesional, pero yo siempre comparo a un templo en estas penosas circunstancias con una autopsia: si se sabe mirar se llega a entender cómo fue edificado.
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Lo que fueran casas del pueblo, llenas de vida hoy se hallan, como el templo, arruinadas y semiocultas por la vegetación. Sin duda la Garcipollera es un verdadero mundo de silencio y ruina.
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