LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO
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- LERÉS. PARROQUIAL DE SANTA MARÍA Y SAN MIGUEL- |
  UTM 30T 709398 4717860 |
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La pequeña localidad de Lerés dista poco más de diez kilómetros de Jaca de la que se sitúa al nordeste. Próxima a Badaguás, contempla en silencio el desproporcionado crecimiento de chalets y campos de golf mientras sigue el deterioro de sus casas y templo medievales. Quizá sea lo adecuado pero también debería de participar de la riqueza generada en orden a la restauración de su templo y edificios singulares.
La parroquial dedicada a Santa María y San Miguel es uno de los escasos edificios del Románico del Gállego, y por tanto debería de recibir mayor atención (es decir, alguna atención) antes de que su ruina salte a las páginas de sucesos. La cabecera se halla cruzada por una marcada grieta al igual que la unión del muro norte con el hastial de poniente. En la actualidad ya empieza a ser difícil advertir lo descrito en su cabecera, porque casi no se ve tras la vegetación que la invade y deteriora. Una noguera al lado norte del ábside crece asilvestrada amenazándolo. La imagen 2 es de la primavera de 2007, siendo las restantes de hace unos tres o cuatro años cuando aún se podían apreciar los detalles absidales..
Es templo de una sola nave, canónicamente orientado y rematado al este por ábside semicilíndrico. Está edificado en sillarejo toscamente trabajado. La nave original se modificó en el sentido de sobreelevarla advirtiéndose en las imágenes 5 y 6 el nivel de la original. Al tiempo se añadieron pequeñas capillas laterales, sacristía al lado sur del cilindro absidal y torre campanario adosada a los pies del muro sur. En estas modificaciones desapareció la portada original que debió de situarse donde se halla bajo pequeño atrio la actual en el muro sur. El tímpano con crismón inciso se reubicó en el acceso a la torre campanario.
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La maleza empieza a enseñorearse de templo y alrededores y como ya he apuntado. Grandes árboles en su proximidad amenazan la estabilidad de muros y cabecera. Cubre la nave un antiestético tejado de uralita a juego con el resto de despropósitos. En su descarga, decir que al menos cumple la función para la que se utilizó.
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La cabecera es larredense, tardía, guardando similitud con la de Larrosa de Garcipollera. Podemos advertir nueve arquillos ciegos apeados en ménsulas por medio de salmeres independientes. El central, que enmarca el ventanal absidal, es de menor altura que los otros ocho (Imagen 1). Su tímpano es monolítico y posee pequeña decoración que suple el medio punto de la aspillera. Por encima de los arquillos ciegos corre el emblemático friso de baquetones entre dos molduras de sección rectangular.
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El tímpano de la portada original, como ya se ha indicado, se recolocó en el acceso a la torre desde el pequeño atrio (Imágenes 10 a 12). Muestra un crismón trinitario inciso con sus símbolos apocalípticos en posición ortodoxa.
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Al interior, el templo pide a gritos una restauración. El enfoscado de las paredes se desprende en tostas de buen tamaño y una nutrida colonia de murciélagos lo ha considerado gruta deshabitada y campan a sus anchas llenando de excrementos el suelo e incluso los ornamentos textiles del altar.
La cabecera consta de cilindro absidal y corto presbiterio cubiertos respectivamente por cuarto de esfera y medo cañón. Una imposta biselada recorre ambos. Parte del ábside queda oculto por el retablo barroco sobredorado en el que destacan San Miguel y la Virgen. Coro alto de madera a los pies y bóveda rehecha de medio cañón completan el aspecto general (Imágenes 13 y 14)
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Bajo el coro hay un confesonario "clásico " y la pila bautismal tras él, en el ángulo suroeste del templo. Es de copa monolítica, rematada por mueble de madera practicable en el que se guardan los objetos litúrgicos del bautismo (Imagen 16). Luce en su convexidad una decoración, parcialmente oculta por hallarse empotrada en el muro. Lo visible muestra dos líneas de dentado de gran altura entre las que se advierte lo que parece un torso sin cabeza, con brazo derecho en jarras e izquierdo abrazando una cruz apoyada sobre uno de los dientes de sierra (Imágenes 15 y 17).
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Aun hay otra extraña escultura en el templo. Se halla empotrada en el muro norte de la nave y muestra la mitad superior de una figura que en actitud oferente adelanta un recipiente hacia el altar. La talla es ruda y es dudosa su cronología (Imagen 18).
