Para llegar a Panticosa hay que seguir la carretera que desde Sabiñánigo se dirige en dirección norte paralela al Gállego hacia Formigal y el puerto del Portalé. Rebasado el pantano de Bubal, un desvío bien indicado a nuestra derecha nos encamina hacia el pueblo de Panticosa y al balneario de su mismo nombre. Paisajes de ensueño, donde la línea horizontal no existe. Merece la pena visitarlos y contemplar desde lo alto el embalse de Bubal y acercarse luego hasta el lago del balneario, ibón pirenaico aprovechado como estación termal y balneario de aguas sulfurosas desde época romana y que alcanzó renombre el el siglo XIX de la mano de Perico Chicote. Hoy resurge con fuerza gracias a una decidida apuesta empresarial que lo situará de nuevo en primera línea del turismo de lujo pirenaico (2003 y 2017).

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En el extremo nordeste del caserío, en una pequeña zona amesetada y decididamente elevada sobre el mismo, se halla el cementerio local y en el interior de su recinto se halla la ermita de San Salvador en función de "depósito de muertos" como reza antigua inscripción en azulejo (Imagen 5). El edificio se halla orientado al norte tiene unas dimensiones de 17 x 7 metros y se compone de nave con tejado a dos aguas y pequeña cabecera plana al este (Imágenes 1 a 3). Perfectamente encalados y camuflados sus muros es difícil reconocer su estructura formal en la que seguro hay restos del templo original románico.

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Hacia los pies del muro sur hallamos un tímpano románico que corona un vano cegado del que asoman las jambas y del que es difícil decantarse acerca de si es la portada original del templo o se recolocó dicho tímpano sobre una nueva estructura (Imagen 1). Lo que es evidente es la belleza del tímpano que semioculto por la cal muestra tres círculos tangentes. El central, doble y de mayor diámetro, luce un crismón trinitario de tipo oscense con sus símbolos en posición ortodoxa y tilde bajo el vano de la "P". A ambos lados hay sendas cruces inscritas en círculos de menor tamaño. Son de brazos iguales, sobre astil y ancorada la del lado derecho (Imágenes 1, 4 y 6). Según Olañeta, es un elemento datable hacia inicios del siglo XII.

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Hacia la parte anterior del muro sur vemos el perfil cegado de donde hubo capilla lateral adosada. En él, una aspillera y sobre la misma, empotrado, advertimos un sillar con crismón labrado en su superficie (Imágenes 7 y 8). Se trata de otro crismón trinitario del tipo oscense, también con tilde bajo el vano de la "P", pero de hechura mucho menos elaborada que el anterior. Para el citado Olañeta, pudiera proceder del primitivo templo dedicado a Santa María, anterior a la actual parroquial del lugar y datable a mediados del siglo XII. Aún pueden verse en un par de zonas concretas canecillos sencillos que indican el nivel de la nave primitiva (Imagen 7). Al interior del templo, poco que ver quizá en parte por el encalado de los muros. Se dedica en la actualidad a almacén municipal.

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