En las inmediaciones del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido se halla el valle de Bujaruelo. Se accede a él rebasando Torla y al llegar al puente de los Navarros tomando la pista que sale a la izquierda remontando el curso del río Ara. Agreste paisaje de cortadas increíbles y río saltarín que no es fácil de describir. Hay que ir y verlo. Es mucho más tranquilo que Ordesa y no menos bello. Aun cuando se puede llegar en vehículo normal es preferible 4x4. Recomiendo encarecidamente su visita y el paseo a pie hasta el cercano valle de Otal donde en Julio el azul de los lirios alfombra grandes espacios de su vega. Hay acónito junto al puente y edelweis a poco que subamos sus laderas.

En la pradera de Bujaruelo nos encontramos con la ruinosa ermita de San Nicolás, primer templo que hallaban los peregrinos tras cruzar el puerto de Bujaruelo o Gavarnie desde Francia a través del puente del siglo XIII que hay a su lado (Imágenes 12 a 15). Como además de peregrinos en tiempos más recientes cruzaban también contrabandistas, se edificó a su lado un cuartel de carabineros, parte de cuyos arreglos se han realizado con piedras de la ermita. Los impactos de balsa alrededor de la ventana aspillerada del sur nos hablan de tiempos difíciles (2001, 2003 y 2017).

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La iglesia del siglo XIII es de nave única rematada en ábside de tambor que se cerraba con bóveda de cuarto de esfera. Una gruesa imposta biselada recorre ábside, presbiterio y nave (Imágenes 6 y 7). Dos ventanales de derrama interior y aspillerados al exterior abren al centro y sur del ábside (Imagen 8). En la actualidad (2001) se está comenzando la recuperación del edificio.

En Junio de 2003, volví a tomar imágenes y la ermita permanece igual que estaba. Lo que en mi ilusión tomé por comienzo de obras en la ermita (Imagen 1) no debió de ser sino almacén de materiales para la obra del refugio (!). El templo está realizada con mampostería a excepción de las zonas "sensibles" de la estructura donde se utilizó el sillar.

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Junto al ángulo inferior derecho del vano absidal sur hay un hueco que aparentemente es credencia (Imagen 8). En su interior documenté restos óseos humanos y una rana desecada (21 de julio de 2001) (Imágenes 9 y 10). Pero lo que llama mi atención al repasar la imagen es el hecho de que en su base exista un espacio cilíndrico bajo la superficie de un rebaje preparado para cerrar con laja. Después de ver otros elementos semejantes, no me cabe duda de que es el lugar donde hubo lipsanoteca cilíndrica o bien un reconditorio donde depositar directamente las reliquias. Es un espacio inhabitual para esta función, pues lo suyo es la base del altar, pero tampoco excepcional. En Bagüés podemos encontrar este espacio en el muro del propio cilindro absidal.

En la imagen 10, de 2001, muestro varios fragmentos de cráneo (frontal, parietales, temporal, una vértebra lumbar y parte de diáfisis de huesos largos, además de la rana. Los huesos, a buen seguro proceden del cementerio del entorno del templo, como en todos los templos medievales. Por número y tamaño, evidentemente no son las reliquias que hubo en ese reconditorio. ¿Por qué se colocaron allí? ¿Y qué pinta la rana? ¿Ritos esotéricos?... quizá este pudiera ser un buen detalle para elaborar la trama de una novela de suspense.

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En las imágenes antiguas (16 Y 17) se aprecia el conjunto con la iglesia aún entera (Foto de Lucien Briet, de principios del siglo XX) y en la segunda, de Adolfo Castán (1989) aún quedaba parte de la bóveda de medio cañón de la nave y el arranque de la del ábside.

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Como tantas otros templos se desmoronó sin que nadie hiciese caso a los "cuatro locos" que opinaban que no había que dejarlas caer. Recuerdo las apasionadas opiniones en este sentido de mis amigos los Sardaña y los Rivera en algunas tardes de tertulia en Broto al comienzo de los años 80...

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