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A una altura superior al pueblo de Nerín, que se aprecia en la imagen 2, se halla su arruinada ermita de Santa María. Las vistas desde este lugar son magníficas (Imagen 1). En la zona se la conoce como "a iglesieta de Santa María" o también "la Virgen del Castillo". La pista que lleva hasta ella continúa hacia el Parque Nacional de Ordesa. Es de uso restringido un poco más adelante de su localización y ello me valió una estrecha vigilancia por parte de miembros de la policía del parque, a quienes pregunté por la misma. Debían de tener muy claro que como aquél "montón de piedras" no podían despertar el interés de nadie, mi intención por fuerza debería de ser la de colarme por las pistas restringidas (2001 Y 2003).

La ermita es una construcción de finales del siglo XII de nave única, ábside de tambor cubierto por cuarto de esfera y por delante, presbiterio apuntado con sillarejos magistralmente trabados. (Ver planta). Corre por la nave una gruesa moldura tórica decorativa que me recuerda mucho a la existente en San Pelay de Gavín.

El joven que me acompañó a visitar la parroquial (Rafael Latre) me indicó que se estaba restaurando Santa María. Subí a tomar imágenes de la "novedad" y en efecto, ha sido consolidado la bóveda de ábside y presbiterio a través de la cual antaño se veía traslucir el sol y se han preparado las zonas superiores de los muros para recibir una techumbre de madera a dos aguas. Esto si que es una novedad agradable. Quizá para compensar la tristeza que me produjo ver hundida la cercana iglesia de Buisán, que había conocido aún en pie a través de imágenes de Adolfo Castán.

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En la imagen 7 muestro una vista de la nave y cabecera con la Peña Montañesa en lejanía. Hay abundantes sillarejos por el suelo procedentes de la reciente restauración.

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En las imágenes 8 a 13 se documenta el exterior del pequeño templo. Es de nave única rematada en ábside de tambor que se ilumina por dos ventanales aspillerados, uno central y otro en su lado sur (oculto por la vegetación). El edificio se erigió a base de sillarejo bien trabajado. El ábside se remata por ménsulas lisas que sustentaron cornisa. Tras é, hay un amplio y bien marcado presbiterio.

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La puerta de entrada, moderna, abre en el muro sur (Imagen 14). Las imágenes 15 a 18 muestran el estado actual del interior del templo. Su presbiterio apuntado habla ya de un momento tardío en el románico, probablemente finales del XII o principios del XIII. El ábside, a la manera clásica, cubre con cuarto de esfera bien realizado. Dos ventanales de derrama interior y aspillerados al exterior iluminaban el interior.

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La incongruencia entre el ábside de cuarto de esfera y el presbiterio apuntado se solventó mediante un creciente de sillarejo interpuesto entre ambos (Imagen 18). Destaca la perfecta ejecución del borde libre de la bóveda absidal y del presbiterio donde alternan sogas y tizones en perfecta sucesión dando fe del buen hacer de sus constructores.

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