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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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-VIO. PARROQUIAL DE SAN VICENTE MÁRTIR- |
UTM 31T 258255 4714460 1215 m. |
El pequeño lugar de Vio se sitúa poco al sur de la embocadura del magnífico cañón de Añisclo. Desde sus proximidades, las vistas hacia el mismo con el incomparable telón de fondo del macizo de Monte Perdido son inolvidables (Imagen 2). Podemos llegar al lugar por la carretera que desde Boltaña se dirige hacia Bielsa, desviándonos en Escalona hacia el oeste en dirección hacia el cañón de Añisclo. Llegados al punto en que el río Vellos procedente del citado cañón se une con el río Aso un desvío señalizado nos encaminará en dirección sur hacia Vio. También se llega por otra bella ruta: circulando entre Broto y Fiscal, a la altura de Sarvisé hay que tomar el desvío que hacia el este nos encamina a Fanlo y Nerín para llegar al mismo lugar de encuentro entre los ríos apuntados. Su parroquial dedicada a san Vicente Mártir, se halla exenta en una explanada poco antes de llegar al pequeño caserío del lugar. Datable en el siglo ÌXII, las hechuras lombardistas de su cabecera, son -junto con la arruinada de Lavelilla - las únicas de este estilo en la zona (2001, 2003, 2004 y 2010).
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El templo se halla orientado y su planta es rectangular rematado por medio de ábside a levante. En época posterior (siglo XVI) se añadieron capillas laterales así como una recia torre adosada a su muro de poniente a la que se accede por medio de escalera exterior y vano en altura en su lienzo sur a la altura de la cornisa (Imagen 2).
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Al exterior lo más interesante del templo es su cabecera. Centra el cilindro absidal un ventanal de doble derrama de sencilla hechura. Por encima corren once arquillos ciegos al modo lombardo apeados en ménsulas lisas a excepción de la situada sobre el lado norte del ventanal, que se decoró con una tosca escultura que recuerda a una cara humana (Imagen 6). Por encima de los arquillos corre un friso de esquinillas bajo la cornisa. Dos lesenas marginales completan la decoración absidal (Imágenes 3 a 5).
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Al interior apreciamos que la nave cubre con una bóveda ligeramente apuntada y que a ella abren diferentes capillas añadidas en una de las cuales, al lado norte frente a la puerta de entrada, se halla la pila bautismal, gallonada, del siglo XVI. La torre se adosó al extremo de poniente del templo haciendo desaparecer su hastial y propiciando la aparición de un espacio abovedado rebajado con respecto a la nave, probablemente usado como coro (Imágenes 7 y 8).
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Al este cierra el templo con su cabecera lombardista un cilindro absidal de medio punto levemente rebajado y cubierto por cuarto de esfera. Por detrás vemos el presbiterio atrofiado como corresponde a su estilo. La desproporción existente entre cabecera y unión con la nave hace pensar, sobre todo dado lo apuntado de la bóveda, que ésta se realizó en un momento tardío quizá en otra fase edificativa que la cabecera. Pero lo más interesante de este templo, que le aporta renombre entre los aragoneses, radicaba en las pinturas de su ábside. Fueron arrancadas y pasadas a lienzo y se conservan en una capilla lateral de la catedral de Barbastro habiendo sido reproducida una réplica de las mismas en este templo (Imágenes 9 a 11).
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Las pinturas que decoraban la cabecera de Vio, como ya se ha dicho, fueron arrancadas de sus muros, pasadas a lienzo y restauradas. Se exponen en Barbastro y yo las he visitado en varios lugares como las en dependencias del Palacio Episcopal (Julio de 2001) situado a espaldas de la Catedral, y en fechas recientes (Junio 2005) en una capilla lateral norte de la catedral en espera de que se adecente un lugar adecuado para el Museo Diocesano donde albergar las piezas existentes y las que procedentes de la zona oriental de la provincia se hallan en depósito en Lérida en espera de su traslado a su diócesis de origen (Imágenes 12 y 13). Tras la inauguración a finales de 2010 del Museo Diocesano de Barbastro-Monzón, las pinturas procedentes de Vió siguen en la catedral donde se ha musealizado un espacio para su muestra. Lo cierto es que un error de cálculo en las alturas (esta pieza es de gran alzada) ha impedido su reposición en museo.Aun cuando se hallan parcialmente deterioradas, su escena central correspondiente a Cristo en Majestad flanqueado por los Tetramorfos se conserva muy bien, siendo magnífica su serena expresión (Imágenes14 y 15). Lo hallamos dentro de una ovalada mandorla mística sedente sobre un acolchado escaño de aspecto orientalizante y posando sus pies descalzos sobre una estera ovalada. Muestra textos sagrados sobre su muslo izquierdo en el que se intuye la frase "EGO SVM LVX MVNDI" mientras bendice con la diestra. Porta túnica roja sobre el hombro izquierdo cubriendo su mitad inferior derecha. Túnica y vestimenta lucen elaborados pliegues en contraposición con la camisa en donde son muy sencillos. En ella luce bordados a modo de joyas en el cuello y embocadura de mangas.
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El rostro, sereno y barbado, se enmarca en nimbo crucífero. En el polo inferior de la mandorla hallamos un motivo flordelisado. Los tetramorfos son de una traza muy naif llamando la atención la cara del león de San Marcos, que más parece demonio que fiera (Imagen 21).
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A ambos lados de los tetramorfos inferiores hallamos, a nuestra izquierda, parte del martirio de san Vicente a cuyo culto se dedicó el templo (Imagen 21) y a la derecha una Epifanía con los Reyes Magos oferentes cuyos nombres se epigrafiaron sobre sus coronadas cabezas (Imágenes 16 y 21). En el cilindro absidal, bajo una greca de dientes de sierra rojos y blancos, hallamos decoración a base de motivos geométricos, cruces patadas, imitación de cortinajes y círculos de fondo rojo con grifos en su interior (Imágenes 19 y 20).
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En el frontal de articulación con la nave quedan restos de lo que fue una Psicostasis. Aún puede adivinarse la figura de san Miguel pesando las almas con su balanza y un peludo demonio intentando desequilibrarla a su favor (Imagen 17). Bajo esta escena, en el intradós del presbiterio, vemos músicos coronados con coronas similares a las que usan los Reyes Magos (Imagen 23).
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En el espacio frontal de la embocadura absidal a la izquierda del músico vemos una representación de la resurrección de los muertos (Imagen 23). Todo ello en consonancia con la escena principal mostrada en esta pintura: la Parusía o segunda venida de Cristo para el Juicio Final. Cristo en majestad rodeado de los cuatro vivientes, según los textos apocalípticos; los ancianos músicos, ángeles sonando trompetas en llamada a la resurrección, muertos que salen de sus ataúdes y san Miguel en su incansable oficio de pesar las almas (psicostasis) para determinar su destino final mientras los demonios tratan de hacer trampas e inclinar la balanza a su lado.
Cronológicamente el templo en su parte original, puede corresponder al último tercio del siglo XII y las pinturas al primer tercio del XIII.