La historia relata que san Victorián o Victoriano ("Beturián" en sobrarbés) de origen italiano (hacia 480) fue compañero y discípulo de San Benito. De Italia pasó a Francia donde alcanzó fama de santidad hasta el punto en que hubo de cruzar el Pirineo y refugiarse en la Sierra de Guara huyendo de dicha fama. En el barranco de Vadiello, según se dice, fundó el monasterio de San Martín de Asán en el despoblado de Isarre o Arasarre situado al norte de Santa Eulalia la Mayor.

A. Duran Gudiol califica al mencionado monasterio próximo al "monte de Aragón" (Montearagón) como "seminario de obispos" para la diócesis oscense y también para la provincia eclesiástica de la Tarraconense. De allí salieron los obispos de Huesca: Vicente (557-576), Audaberto (683-693), san Gaudioso de Tarazona (527-541), Aquilino de Narbona, Tranquilno de Tarragona y Eufrónimo de Zamora. Ellos fueron monjes o abades del desaparecido monasterio. san Victorián murió en el mismo hacia 561.

En la época en que el monasterio de San Martín de Asán desaparece, quizá por razia de sarracenos o temor a la misma, el cuerpo del santo es trasladado al monasterio de San Victorián de Sobrarbe, hacia la segunda mitad del siglo X según Durán Gudiol. El mismo autor apunta la formalización del monasterio sobrarbense bajo el reinado de Gonzalo y Ramiro I, hijos de Sancho III el Mayor de Navarra. Cuando Sancho Ramírez planta sus reales en el castillo de Montearagón para la toma de Huesca, la abadía agustiniana estaba dedicada a Jesús Nazareno y a San Victorián de Montearagón, abadía que al igual que San Victorián de Sobrarbe aseguraba guardar los restos del santo. Probablemente fueran trasladados allí desde el decadente monasterio sobrarbés en la época de la reconquista de Huesca (2002 y 2006).

El monasterio de San Victorián situado en el municipio de El Pueyo de Araguás, en la cabecera del Sobrarbe y a las faldas de Sierra Ferrera, dando vista a la comarca de L´Ainsa y del valle de La Fueva, fue al Sobrarbe lo que San Juan de la Peña a la Jacetania. Con la reforma Cluniacense de Sancho Ramírez en 1071 quedó, al igual que el monasterio pinatense, bajo la protección directa de la Santa Sede. Su declive comenzó en 1571 al ser aplicadas sus rentas por decisión del pontífice Pio V a la dotación de la nueva diócesis de Barbastro. La desamortización de Mendizabal de 1835 fue su puntilla.

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Hoy es un montón de ruinas y recuerdos históricos en un bello paisaje que evocan lo que fue. En la actualidad se está procediendo a su rehabilitación, la cual ha comenzado por poner cubiertas al templo (mayo de 2002).

En la base del lienzo oeste de la esbelta torre, a la que se accede desde el interior del templo saliendo hacia el claustro, queda como aislado vestigio románico un deteriorado Pantocrator en mandorla recolocado en el tímpano de una puerta adintelada y con parte de su arco de descarga dovelado que junto con el muro que la contiene pudiera ser resto de la construcción original románica de la base de la torre (Imágenes 4 a 7). Las imágenes 8 y 9 muestran el estado actual de su claustro, del siglo XVII, al igual que el resto de las construcciones.

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En el Museo Diocesano de Barbastro se guarda la mitra de un abad de San Victorián. En la ficha de su base dice: "MITRA DE SAN VITORIAN. Tejida en lino con galón morisco en las ínfulas. estilo románico de la segunda mitad del siglo XII. Procede del Monasterio de San Victorián". Las imágenes corresponden al antiguo museo, hoy renovado, de Barbastro.

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