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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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-AGUILAR. ERMITA DE SAN MIGUEL- |
UTM 30T 746696 4702247 738 m |
El abandonado núcleo de Aguilar se sitúa a poniente de Boltaña, distante ambos unos diez kilómetros en línea recta. Para llegar hay que tomar la carretera que por la Guarguera nos encamina hacia el puerto de Monrepós y hacia Huesca. Recorrido aproximadamente un kilómetro desde que atravesamos el río Ara, arranca a nuestra derecha una pista señalizada remontando la orilla izquierda del arroyo Ferrera. Zigzagueante pasa bajo la vertical de Silves (pista "caciquilmente cerrada con cadena" hacia ese lugar) y continúa con un buen trazado durante los cuatro kilómetros que hay hasta Aguilar (2004 y 2009).
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La iglesia parroquial del lugar, dedicada a san Miguel, se halla en lo más alto de un pequeño cerro a poniente del caserío. Algo enmascarada por árboles que la rodean, es fácilmente localizable por la torre que se elevó sobre la capilla añadida en época tardía.
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Es un templo pequeño, suficiente para las necesidades litúrgicas del menguado núcleo primitivo. Consta de nave única orientada litúrgicamente y que cierra al este por medio de ábside semicircular. Su cabecera nos habla de varias épocas edificativas y de reparaciones obligadas por derrumbes. Así, son notables sus lesenas, de las que restan dos en el lado norte de la cabecera. Nos hablan de un arranque lombardo de su edificación. En la actualidad contribuyen a sustentar la cornisa junto a ménsulas lisas (Imágenes 2 y 3). El ventanal central es de medio punto dovelado derramado al exterior y formado con dovelas de aspecto arcaico. Hacia el lado sur del mismo, una grieta vertical (Imagen 2) señala el límite entre la zona original al norte y la rehecha al sur. Quizá un derrumbe, o un rayo, como ocurrió en Binacua.
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La ruina del templo también alcanzó a los pies de la nave. La fachada de cierre que contiene su puerta de acceso no es la original. Estuvo unos metros más a poniente y de la misma queda su ángulo suroeste (Imagen 7). También podemos reconocer en el muro sur parte del semicírculo que debió de enmarcar el dovelaje de la portada original (Imagen 6). En fin, que es otro de los templos que obliga a desarrollar la imaginación y a partir de lo que hay imaginar lo que hubo.
El interior, perfectamente pintado de blanco alberga un retablillo desprovisto de imágenes que oculta la visión interior del ventanal, probablemente derramado si no fue cegado en alguna de las reformas (Imagen 8). Alguna otra cosa más había al interior en el verano de 2004... pero esa es otra historia para ser relatada en su momento. Hoy no toca.
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Desde el templo, el caserío que aún permanece en pie se ha rehabilitado y luce paneles solares que indican un renacer del lugar. Mientras fotografiaba esa zona, un grupo de caballistas apareció por la pista aportando un toque de exotismo a la bucólica escena (Imágenes 9 y 10).
..Bueno, pues ya ha pasado casi un año de mi vista a Aguilar y puedo relatar lo que entonces no hice. Al llegar al lugar, un hombre joven con aspecto de "neorrural" (aunque por el adjetivo se me reboten los amigos de Mipanas) cuidaba de unas ovejas. Le pregunté por las llaves del templo y todo fueron evasivas. Me remitía al mosen de Boltaña... le insistí en que tenía autorización del obispado, pues me daba la sensación de que me ocultaba algo...
El caso es que como la puerta estaba cerrada con un candado abrochando unos sencillos ojos roscados faciles de superar, con unos alicates del coche comencé a retirarlo para volver después a colocarlo a fin de evitarme la ida y el regreso a Boltaña. Entonces el joven me dijo que esperase, sacó una llave y entre disculpas y balbuceos me abrió la puerta.
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Resulta que el hombre era un "okupa" que se había instalado en el templo. Allí adentro había mesa, un sillón, sillas plegables, una cama en la capilla lateral, calendarios en las paredes, velas y utensilios de limpieza. La verdad es que había cuidado el lugar e incluso subsanado una gotera que le resultaba molesta para su "vivienda". Me rogó que de momento no lo desvelara, que era una cosa circunstancial y que pensaba irse de allí a corto plazo. Pasado casi un año y cumplida mi palabra, como me imagino que ya habrá "desalojado" el lugar publico el inusual aspecto del templo "okupado".
Cinco años tras mi primera visita, el día 26 de junio de 2009 volví al lugar acompañando a mi amigo José Luis Aramendía en una de nuestras "correría pirineas". Fuimos a repetir fotos de Aguilar y de camino le conté la historia del pintoresco personaje. Hicimos fotos del lugar, de sus exteriores, del entorno y cuando llegamos a la puerta no vimos candado alguno. La puerta no cedía y creímos que pudiera estar envanada por las humedades. Dimos empujones para tratar de abrirla e incluso alguna patada para lograrlo cuando un alboroto al interior nos dio la solución a la "iglesia cerrada". Se oían gritos destemplados e invocaciones escatológicass a santos y dioses...
Nos retiramos un par de metros al tiempo que el "okupa" abrió la puerta iracundo y afortunadamente me reconoció, pues de lo contrario quizá el incidente hubiera sido más "delicado".
Cinco años, al menos, de iglesia ocupada. Puedo comprender la necesidad puntual, pero esto ya va más allá de toda posible disculpa. Hay casas deshabitadas en el pueblo, aunque quizá tengan propietario (La iglesia también lo tiene).Vergonzoso episodio que habla de la desidia e indiferencia hacia el patrimonio que, a tenor de lo visto, nadie controla.
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