"El
establecimiento y posterior mantenimiento contra viento y marea de una diócesis
propia de la Ribagorza obedeció, por encima de cualquier otra consideración,
al designio de los condes y posteriormente de los reyes de Aragón
de mantener a ultranza su autonomía frente a las apetencias, nunca
acalladas, del obispado de la Seo de Urgell, peligrosamente afín
a la casa condal de Barcelona y del metropolitano de Narbona. Ello en una
época en que los poderes político y religioso andaban muy
mezclados. Tras
un primer intento de crear una diócesis para Ribagorza y Pallars
protagonizado por el obispo Adulfo (888-913), se consolida finalmente en
939 en la persona de Atón, hijo de Ramón I, y en 957 tiene
lugar la consagración de la primera iglesia de Roda por Aimerico
de Narbona, siendo obispo Odesindo, hijo de Ramón II. Restos de este
templo, que desempeñaría también las funciones de capilla
del castillo, podrían ser los paramentos de opus spicatum que se
conservan en diferentes lugares de la capilla de San Agustín"
(Cayetano Enríquez de Salamanca. "Rutas del románico
en la provincia de Huesca. Editorial C. Enríquez de S. 1987)
¿Verdad
que esa historia suena a actual? Probablemente estemos condenados a repetir
nuestra historia en un eterno ciclo guiado por nuestro subconsciente colectivo.
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Hay varios nombre
ligados a la catedral de Roda de Isábena, por motivos bien diversos:
Abd-Al-Malik,
hijo de Almanzor, quien entre 1003 y 1006 asoló toda la Ribagorza
sin que se librase Roda de Isábena. San Ramón obispo de esta diócesis en el primer cuarto del siglo XII cuyos
restos descansan en el magnífico sarcófago ubicado en la cripta
central mandada construir por él mismo. Mosen
José María Lemiñana (Barcelona 1925 - Barbastro 2009), párroco que fue de
la localidad, distinguido con la Cruz
de Alfonso X el Sabio (2001), fue quien sospechó la existencia
del ábside norte de la catedral, lo puso de manifiesto y lo restauró
con su propio trabajo físico. Asimismo recuperó multitud de
obras medievales de la comarca. Erick,
"El Belga"; quien perpetró el
robo de valiosa piezas de arte en la madrugada del 6 al 7 de Diciembre de
1979, destacando entre lo robado la irreemplazable silla de San Ramón del siglo IX que fue troceada
y de la que se pudieron recuperar algunos fragmentos. Fue
"la cruz del cura Lemiñana" y el detonante para que las obras
de arte en nuestros templos cuenten con mayores medidas de seguridad.
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El edificio
es de notables proporciones y está compuesto por planta basilical de triple nave
(ver planta).
Ha soportado múltiples reformas y transformaciones según los
cambiantes gustos de cada época, circunstancia que sin duda dificulta
la comprensión del actual edificio. La parte más antigua está
en relación con el castillo, de cuyo torreón quedan los cimientos
circulares al norte de la iglesia y que parece tener antecedentes romanos.
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La actual
capilla de San Agustín, situada junto al ábside norte, probablemente
fuese la primitiva iglesia del lugar (Imágenes
10 y 11). En sus muros, al igual que en algunas zonas del claustro,
quedan restos de opus spicatum atestiguando su antigüedad.
Bajo la misma a modo de cripta hay un espacio que muestra un absidiolo en el espesor
del muro este y restos de opus spicatum. Comoquiera que la capilla de
San Agustín se utilizó como capilla del hospital, es posible
que esta zona quedase relegada a la función de desagües o pozo
negro aunque también se ha apuntado la posibilidad de uso litúrgico
a modo de baptisterio. De la
torre actual, adosada al lado meridional de la cabecera del templo, solo
es original la zona más inferior de la misma y procede del del primer
planteamiento del templo por maestros lombardos.
Las naves
cierran al este mediante ábsides de tambor adornados en altura con
lesenas y arquería ciega sobre los que corre un friso de esquinillas.
El cambio de color del ábside central (Imágenes
2, 6 y 9) denota el muro plano que cubría
los restos del ábside norte, intuido, descubierto y restaurado por
mosen José María Lemiñana.
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La portada
situada en la fachada sur (siglo XIII) está resguardada por un porche
moderno (S. XVIII) precedido de escalinatas. Consta de una portada de arco
de medio punto dovelada con impostas decoradas continuación de los
ábacos de los capiteles y seis arquivoltas abocinadas en degradación,
de las cuales la más exterior esta decorada con puntas de diamantes.
Apean a través de sus correspondientes capiteles en seis columnas en cada lado: tres
gruesas acodilladas y otras tres simuladas mediante talla en los ángulos
de las pilastras (Imágenes
4 y 7). Las hojas de la puerta (Imagen
8) están decoradas con fina lacería de a seis de estilo mudéjar,
conservando los herrajes originales.
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Una
vez más, a finales del verano de 2006, visité de nuevo la
catedral acompañando al equipo de TVE que prepara un programa en
la serie "Las Claves del Románico" dirigida por "Peridis".
Nos encontramos con los ábsides semiocultos tras andamiajes a causa
de una restauración tan integral como necesaria de sus cubiertas
(Imagen
5). Comoquiera que las lluvias están siendo
intensas, en algunas de las imágenes del interior se advierten humedades
y goteras en sus bóvedas.
Si
algo ha de ser "norma" en este templo, son las sucesivas obras y reformas.
De aquí su abigarrado y difícilmente comprensible aspecto.
Sus raíces se hunden en el siglo X siendo obispo Odisendo. Su fábrica
fue arrasada por Abd-Al-Malik entre 1003 y 1006 y rehecha por mandato de
Sancho III el Mayor de Navarra hacia 1018, consagrándose hacia 1020-24.
Fue iniciada por maestros lombardos que dejaron su impronta en la primera
fase de la misma pero que, como en tantos otros lugares, no llegaron a acabarla. Modificaciones posteriores
alteraron notablemente su aspecto. Por ejemplo: la cripta de su nave central
se edificó en 1125 por mandato del propio obispo San Ramón, cuyo sarcófago
alberga. El añadido del porche sur, la torre, etc. Lo cierto es que
nunca acaban las obras en una catedral. En
mi última (de momento) visita a finales del verano de 2010, está
siendo restaurado el porche situado al sur del templo. Asimismo
comprobé que han sido restauradas las pinturas de la capilla de San
Agustín, de las que ofrezco más adelante imágenes para
comparar con las anteriores.
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En esta última
imagen aparece de imagen de fondo la capilla de San Agustín ante
la cual está mi familia. Corría el mes de septiembre de
2003 y da testimonio de una escapada familiar con mis dos hijos y la novia
del mayor, hoy su esposa y madre de mis nietos Sofía y Pablo... es el paso del tiempo
que no para ni da tregua. En esa jornada, vi y fotografié por primera
vez las pinturas de la capilla de San Agustín, mostradas por el
propio José María Lemiñana fallecido en noviembre
de 2009.