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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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-BENASQUE. HOSPITAL DE PEREGRINOS- |
UTM 31T 303874 4728671 1763 m |
Es miércoles 25 de Mayo de 2005. Ayer me cayeron 54 "tacos de calendario" que sin ser todavía muchos, van pesando. Así que para celebrarlo a modo y aprovechando mi día de descanso he puesto mi despertador a las seis para poder estar prontito en Benasque y aprovechar las primeras horas de luz. Gracias a ello y a estar prácticamente solo en la zona, me ha recibido un sarrio en la carretera. Al verme, entre molesto y displicente, ha emprendido una subida peñas arriba desapareciendo de mi vista en menos tiempo de lo que me cuesta relatarlo. ¡Solo de pensar en subir así me da la fatiga! También me han recibido una legión de marmotas enhiestas y chillonas avisando de mi presencia en un paisaje pirenaico en tono mayor. Serena pradera atravesada por un indeciso río Ésera que serpentea por su fondo. Todo un lujo. Y por si fuera poco, las ruinas del hospital de peregrinos que esperaban la visita de mi cámara desde hace más de ocho siglos.
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Para llegar a las ruinas del hospital de peregrinos hay que rebasar Benasque en dirección a Francia sin tomar el desvío que a derecha indica hacia los baños de Benasque. Seguiremos la carretera que no tiene salida y unos 400 m antes de que acabe, a nuestra derecha unos metros por debajo de su nivel, se halla nuestro objetivo.
El hospital se ubicó sobre roca firme encima de una pequeña zona amesetada lateral en la vertiente norte de este valle glaciar. En la imagen 3 ampliada se señala con un círculo su situación exacta. No debió de ser un gran conjunto; antes bien, fue un recogido lugar de descanso para aquellos peregrinos que escogían esta vía secundaria hacia Santiago. Un lugar bajo la tutela de monjes hospitalarios que fue fundación real. Alfonso II, el primer rey de la Corona de Aragón e hijo de la reina Petronila, donó a esta orden los pastos entorno a Gorgutes para apacentar el ganado que permitiera dar sustento a los peregrinos. Eso ocurrió en 1172, fecha que se acepta para la edificación de este pequeño templo y las edificaciones anejas al servicio de la ruta.
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Recientemente ha sido localizado y se halla en fase de excavación arqueológica estudio y consolidación bajo supervisión del Arqueólogo D. José Luis Ona a quien conocí "a pie de obra" en el Hospital de San Cristina de Somport, "gemelo" con este en sus funciones.
La zona más oriental del conjunto la ocupa la pequeña iglesia románica. Tuvo ábside de tambor orientado a levante. De su estructura perduran unas pocas hiladas de sillares toscamente trabajados, sillarejos y algunos "bolos" arrastrados por el río. La estructura es la típica de esta época. Dos filas de sillares emparedando una zona central de argamasa y relleno.
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Tras el cilindro absidal, al sur, persiste el arranque de lo que parece una pilastra, precediendo una zona de corto presbiterio tras la que se insinúa con algo más de anchura una pequeña nave. Parece existir vano de acceso a los pies del muro sur. Tras la iglesia, adosada a la misma, con sus muros continuando los de aquella hay una zona casi de su misma longitud que debió de albergar las dependencias para los peregrinos.
Un poco más a poniente, con eje diferente al de la zona descrita para adaptarlo al terreno, hay una sala alargada de la que resta gran potencia de su muro norte (Imágenes 10 a 13). Seguramente fue el albergue de peregrinos y la cocina a poniente, separada del mismo por un muro. A pesar de aprovechar materiales del entorno, mayoritariamente graníticos y poco trabajados, la estética de la obra lograda es definitoria de una época en la que todo seguía un canon bien definido (Imágenes 12 y 13).
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"Nada tiene que ver la palabra Hospital con la que nosotros estamos habituados a emplear bajo el concepto actual, i.e. lugar de dar curación a los enfermos.
Los peregrinos a Santiago de Compostela, los comerciantes y viajeros, no dudaban en atravesar los puertos o collados aun en las más duras condiciones invernales; la aspereza de los caminos fronterizos y a veces incluso sin estos, la lejanía de los lugares habitados y las fatigosas marchas, no eran suficientes obstáculos para aquellos audaces hombres que no dudaban en arriesgar su vida, al atravesar los lugares o pasos más accesibles y relativamente cómodos.Como lugares de descanso y refugio para estos, nacieron los Hospitales a ambos lados del Pirineo. No es difícil comprender, aún ahora, la necesidad y funcionalidad de tales albergues que ofrecían al pasajero el cobijo techado, con reserva de leña y algo de alimentos. Los Templarios y los Caballeros de San Juan de Jerusalén (Malta), llamados Hospitalarios, fueron los primeros en construir estos hospitales tan imprescindibles en aquellos tiempos. Lo natural era que los edificaran al pie de los puertos o pasos más utilizados y frecuentados.
Generalmente éstos constaban de una amplia sala que hacía las veces de comedor, cocina y dormitorio a la vez; en medio del recinto o adosado a una de las paredes estaba el hogar. Pasado el tiempo se fueron completando con alguna dependencia que aislaba a los enfermos o durmientes. Aneja al edificio principal también había una cuadra para los animales; incluso a veces una modestísima capilla. Por servicios prestados a los reyes, eran concedidos los terrenos y permisos a los monjes de las diferentes Órdenes Monásticas, para la edificación de los hospitales que sin duda tuvieron diversas utilizaciones aparte de las citadas; servían también para el control de los pasos de los diferentes países en cuyas fronteras estaban ubicados: vigilancia del territorio y ayuda a los caminantes, fueron los principales fines de estos recintos tan estratégicamente enclavados.13
Aun teniendo en cuenta que nuestros puertos no tuvieron una importancia como otros del Pirineo Occidental para el paso de los peregrinos, sí constituyeron una pequeña red de comunicación entre algunos lugares de ambas laderas, francesa y española; hay que incluir también la vertiente aranesa, por la Picada.
Sabemos documentalmente que en la vertiente francesa de Luchón hubo ya edificado el primer Hospital en el año 1200. La primera acta de donación hecha a los Caballeros de la Orden de S. Juan de Jerusalén en el Valle de Luchón, es la realizada por un tal Sache-Garsie d'Aure el 25 de mayo de 1200. Este Hospital fue conocido con el nombre de Saint-Jean de Joeu (Archivo del Alto Garona, Frontes). Diremos por lo tanto que ésta fue la primera habitación en esta zona de los Hospitalarios.
Su realización se debe a los motivos antes reseñados en la generalización, y a la protección del camino del Bourbe y Benasque (La Glera). El citado Hospital se hallaba situado al pie del Puerto de la Glera y aún existe para otros fines y restaurado.He hallado una reseña en la que se nos dice que en 1266 los viajeros que salían del Hospital de Saint Jean de Joeu francés, se encontraban en la vertiente opuesta y meridional otro en Aragón al pie del puerto aragonés; este Hospital era el nuestro, por lo tanto podemos dejar sentado que el origen es común al del francés. Hay que advertir que el citado hospital francés no es el conocido actualmente por nosotros como tal. Repitamos que la importancia de estos dos Hospitales era algo local, pero no por ello dejaban de ser utilizados por los peregrinos y comerciantes, sobre todo de sal y ganado. A cambio del asilo, los transeúntes solían gratificar a los cuidadores.
A finales del siglo XVI el Hospital de Joeu era el único que había en esta zona luchonesa, pero luego cuando se hizo acondicionar el camino que subía entre los picos de Salvaguardia y la Mina, se empezó a utilizar este paso en detrimento del más antiguo de la Glera. Fue entonces cuando la villa de Luchón hizo edificar otro Hospital (éste es el que actualmente llamamos Hospital de Francia). El nuestro siguió siendo utilizado pues permanecía en su lugar clave y confluyente de las diferentes vías de entrada a Benasque..."
Inicio del texto de José Luis Ona: "Los tres Hospitales" (Descargar trabajo completo en formato pdf -288 kb- Castellano, Inglés y Francés.)
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