Esta página, se halla "enquistada" dentro del sitio dedicado
monográficamente al Arte Románico. Evidentemente no guarda relación con el contenido principal
del sitio; pero la incluyo a sabiendas de que muchos de los apasionados por este tipo de manifestación artística
medieval, vamos más allá de la misma, y disfrutamos de cuantos lugares bellos nos sorprenden en nuestra
búsqueda románica.
La estación megalítica de Cornudella evidentemente lo es. Es bella,
excepcional en Aragón e inquietante. Cuando nuestros recorridos por el románico de la Ribagorza nos acerquen
al entorno de Arén; a la orilla derecha del rio Noguera Ribagorzana en la zona comprendida entre Montañana,
Alaón y Pont de Suert, si cuadra en nuestros planes (y si no, merece la pena ir de propio) la visita a este
bosque de quejicos es una experiencia inolvidable.
Ante estas edificaciones
ancestrales consideradas solo como lugar de enterramiento, me acude a la cabeza
una idea que recogí leyendo al antropólogo Ricardo Mur: también nuestras
iglesias románicas son materialmente lo mismo que los dólmenes es decir, piedras
sabiamente dispuestas y huesos en su interior. Si concedemos la intencionalidad
religiosa y la espiritualidad a estas, ¿Por qué negar a aquellos un posible uso
de liturgia espiritual de nuestros remotos antepasados?
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El 5 de Noviembre tuve al oportunidad de acompañar a
José Luís Aramendía
y a un par de amigas: Tenty y Elvira en la visita a este lugar. Ya hace tiempo que
José Luís me comentó
de su belleza y desde luego que no defrauda. Es un lugar absolutamente distinto. Inquietante. Solitario. Enigmático.
Circulando por la N-230 desde Puente de Montañana hacia Pont de Suert,
al poco de rebasar Arén en el Km 103,800, sale desvío asfaltado a nuestra izquierda hacia Rivera
de Vall. Se continua por pista asfaltada unos 3 km. entre los barrancos de Sobrecastell y Sas hasta unas edificaciones
que en el mapa figuran como "Hostalet". Desde ese punto es recomendable seguir a pie cruzando
un pequeño barranco (barranco de Trausas).
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Los puntos donde se sitúan los dólmenes y el menhir los he señalado mediante
su posición GPS para su fácil localización. De no disponer de este sistema o de
alguien
que conozca su paradero no es empresa fácil dar con ellos. El bosque es muy tupido y la abundancia de
grandes bloques rodados de pudingas, sueltos o formando alineamientos, muretes o apilamientos con apariencia tumular,
dificulta notablemente su hallazgo. A pesar de que José Luís ya los había visitado, hubimos de realizar batidas
para dar con ellos. Al rato de caminar por el bosque es fácil acabar haciendo círculos y no lograr
el objetivo. Insisto en el uso del GPS que llevará directo a su situación sin mayor problema.
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Los bloques rodados de pudinga, proceden de una morrena glaciar. Las primeras
noticias de este lugar las ofrece Pericot. En 1973 se realizaron excavaciones bajo supervisión de T. Andrés.
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Las imágenes 7 a 9 muestran una gran formación de conglomerado, hincada, que se eleva más
de 2 m sobre el suelo. Considerada como menhir, T. Andrés apunta la posibilidad de que se tratase de una
piedra que formara parte de otro dolmen.
(Datos obtenidos de "Carta Arqueológica
de España: Huesca. Almudena Domínguez. 1984").
