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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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-PERARRÚA, EL MON. ERMITA DE SAN MARTÍN- |
UTM 31T 281062 4682918 729 m |
Es viernes 17 de Junio de 2005. De nuevo andamos por la Ribagorza José Luis Aramendía y yo en una más de nuestras agradables "correrías pirineas". Esta vez toca el entorno de Graus. Por la mañana hemos "redescubierto" juntos San Bartolomé y Portaespana. Luego, un reparador almuerzo en Casa Roque en Las Ventas de Santa Lucía (GPS: 31 281763 4678608) donde nos tratan ya como "de casa" (Ensalada ilustrada, conejo en guiso, helado de chocolate, copa-balón de deliciosa cerveza fría y café con hielo: 12,50 € por persona). Allí encontramos al párroco de Perarrua, mosen Joaquín Rivera, antiguo conocido de Aramendía a quien orientó en algunas de sus andanzas por la zona durante la recogida de datos para engendrar su "magna obra del románico aragonés". Quedamos en recogerlo en su casa. Nos acompañará al interior de la ermita de la Virgen de la Ribera y al apartado lugar de "El Mon" de Perarrúa. Ya en la primavera del 92 acompañó mosen Joaquín a José Luis hasta este lugar. Mucho antes hizo lo propio con Iglesias Costa, quien le rogó lo acompañase porque había intentado en varias ocasiones dar con estas ruinas sin conseguirlo. Y lo cierto es que sin él no hubiéramos sabido llegar. Quizá la próxima vez que alguien lo intente, si se ayuda de las coordenadas GPS de la cabecera, lo consiga.
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Perarrúa se halla en la orilla derecha del Ésera a escasos ocho kilómetros al norte de Graus. Los restos de su torre defensiva sobre estratégica plataforma vigilante del curso del Ésera hacia Graus toman una nueva dimensión desde la iglesia de El Mon (Imagen 12). Pero no siempre estuvo Perarrúa donde hoy se halla. En origen se enriscó como tantos otros poblamientos del entorno (similar caso es el del castillo de Fantova/La Puebla de Fantova) para mejor defensa ante el infiel que dominaba el territorio desde Graus. No es casual que estos antiguos lugares se hallen tan apartados de las actuales vías de comunicación. (San Martín de Caballera, Fantova, San Juan de Besians...). Pasado el tiempo y reconquistado el territorio pudieron bajar al llano donde las tierras son más fértiles el agua más cercana y las vías de comunicación más amigables.
Hoy si queremos desandar el camino en el tiempo, hemos de recurrir a un guía cualificado (o a la ayuda de la tecnología). El GPS es maravilloso, en efecto; pero Mosen Joaquín también sabe llegar y de camino nos relata un montón de anécdotas vividas, con la mirada en ocasiones perdida en un punto lejano en el que no se fija.
El camino de subida es el mismo que lleva a la torre medieval. Se toma desde mitad del pueblo a la izquierda pasando por delante del edificio de las escuelas que está siendo feamente recrecido para albergan un "no se qué cultural". Recientemente se ha asfaltado la pista hasta encima de la torre medieval como contrapartida a la instalación de unas antenas de telefonía móvil. De entrada vieron el lugar de la torre más fácil que cualquier otro y comenzaron a instalarlas allí. Y nos relata el Mosen "que tuvieron que subir y reconvenirlos a que ese no era el lugar apropiado".
El camino zigzaguea siguiendo el curso seco del Barranco de la Villa y ya cerca de su cabecera, un delicioso puente medieval nos indica cuál era el camino que en esa difícil época seguían los parroquianos de El Mon (Imagen 2). Al poco de rebasarlo se llega a "Casa Molí", habitada ocasionalmente. Desde allí hacia nuestra izquierda, pasamos por un par de casas deshabitadas (el poblamiento de El Mon era disperso, al estilo de lo que ocurre en Güell), tupidas manchas de carrascas, restos de oliveras y alguna alineación de muros de lajas en proceso de degradación. Más adelante, cuando el mosen o el GPS te indica, de nuevo hay que girar a la izquierda siguiendo una senda que se va perdiendo y que se encamina al cortado desde el que se divisa el curso del Ésera. Los restos de antiguas casas han sido aplanados por maquinaria moderna para extraer y reutilizar lajas. Hasta allí se llega en 4x4 y apenas a quince metros delante nuestro está lo que queda de San Martín.
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Se trata de una modesta edificación canónicamente orientada que se edificó al modo tradicional a base de tres tramos telescopados, cada uno de mayor anchura que el precedente. Ábside semicircular hoy desaparecido y del que no queda sino el arranque de unas pocas hiladas de sillares y el derrumbe de sus materiales, muy evidentes in situ; pero difíciles de demostrar fotográficamente a contraluz y con escasa posibilidad de perspectiva (Imágenes 9 a 11). Tras el desaparecido ábside, el presbiterio cubierto por bóveda de medio cañón suple las veces de aquél una vez cerrada su embocadura con muro plano (Imágenes 1, y 3 a 5). En sus laterales hay sendas credencias y un ventanal adintelado y aspillerado de exagerado derrame (Imagen 5).
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La nave, corta, se cubrió también con medio cañón hoy desaparecido. Quedan su arranque visible en las imágenes 1 y 8. En esta última puede advertirse la anchura del muro, suficiente para soportar el empuje de la desaparecida bóveda. La puerta de acceso abrió al sur, nada más comenzar la nave. Es evidente en planta; pero al igual que los restos del ábside, difícil de plasmar. Lo visto en la imagen 1 es el arranque de su jamba este. Hay evidencia de un contrafuerte en el lado sur del presbiterio, sobresaliendo en toda su anchura de la línea de fachada de nave-ábside. El muro de poniente el el más accesible a las imágenes y donde se puede apreciar mejor la estructura edificativa de sus hiladas (Imágenes 6 y 7). Está compuesto por sillares de piedra sedimentaria trabajados de manera tosca en ordenadas hiladas de diferentes anchuras en las que abundan los tizones y algunos mechinales edificativos. Formas estas de edificar que recuerdan lo visto en la iglesia del castillo de Fantova, o la del castillo de Pano de las que por estructura y función debe de ser coetánea. Y según apunta Iglesias Costa en su obra, quizá salidas de la misma mano de constructores allá a finales del siglo XI en este auténtico territorio de frontera en las alturas.
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Es un lugar de complicado acceso donde hay pocos restos que ver y también increíbles paisajes sobre el valle norte de Graus. Pero sobre todo es una pieza más de este complejo puzle medieval, importante para comprender ese momento y aquéllas gentes. Y si además se tiene la fortuna de visitarlo acompañado de Aramendía y mosen Joaquín, todo un privilegio para recordar como hago hoy pasado el tiempo y cuando ambos ya no están (enero de 2021).
Las imágenes 12a y 12b, tomadas de Google Earth muestran el lugar donde se halla la ruina de esta ermita.
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