Un sarcófago romano de mármol del siglo I,I bellamente decorado, guarda
los restos del "Rey-Monje" (Ramiro II). Es
la pieza más antigua de las existentes en el templo. Su frontal nos
muestra a un personaje togado en mandorla, representando el alma del difunto
elevada por dos genios alados. Esta idea de dos seres alados que transportan
en mandorla la representación del alma del difunto fue retomada en
la iconografía cristiana, trocando genios alados por ángeles
y en ocasiones el alma del difunto por el crismón trinitario. Bajo
ellos, Neptuno y Anfítrite con el cuerno de la abundancia y a los
lados los genios de la muerte: Hypnos y Thanatos (Imágenes 1 a 4)
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La imagen clipeata (dentro
de mandorla) fue incorporada al léxico escultórico románico,
donde la podemos hallar con profusión.
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Frente a
Ramiro están los restos de su hermano Alfonso I enterrado bajo un arcosolio de medio punto y una losa
de mármol blanco con su nombre "ADEFONSUS
REX" (Imagen 6 ). Esta lápida
blanca desentona en este lugar tanto como los metacrilatos y las iluminaciones
sustentadas mediante tubos metálicos. Tampoco la
iluminación halógena "de diseño" va con el
lugar ni con su simbología. Dos lamparitas doradas ante el sarcófago
de Don Ramiro, que no hacen sino empobrecer el ambiente y sobreiluminar
zonas dejando otras en penumbra.
La imagen
7 muestra la tumba del último prior del
Monasterio, Zapila, muerto en 1494 "en olor de santidad".
(En la actualidad -2018- se han subsanado algunas de las "modernidades" mencionadas, presentando la capilla de San Bartolomé un aspecto más acorde con los restos contenidos en ella.)
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