En
el registro inferior, entre adornos de lacería que rellenan los laterales, se representa la Epifanía (Imagen 1). Los
tres Reyes Magos presentan sus ofrendas a Jesús, que se halla sentado
sobre su Madre, que se halla sedente sobre una silla de tijera. San
José, en un discreto segundo plano como suele ser habitual, contempla
la escena con las manos alzada. La estrella de oriente centra la composición. Es
una bella obra con los personajes de perfil pero con mirada frontal transmitiendo
sensación de movimiento. Su hechura es algo naif. El
estilo de los pliegues de los vestidos, el conjunto de la escena y los
rostros de los personajes permiten atribuirlo al maestro de doña
Sancha quien labró entre otros el magnífico sarcófago que se guarda en las Benitas de Jaca o el capitel de San Sixto de la Lonja Chica en la catedral de la misma ciudad.
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La distribución
de la escena parece dar protagonismo a una serie de elementos simbólicos
ubicados en su zona central: la estrella, la ofrenda del primer Rey,
las manos de Cristo y los pliegues de la vestimenta del oferente (Imagen
2)
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Hay un detalle
técnico que habla del modo de hacer del escultor de esta pieza, al
igual que ocurre en el sarcófago de Doña Sancha. No se atreve
a esculpir elementos separados del fondo, probablemente por miedo a que
se rompa lo esculpido. La "solución" es colocarlos sobre
una zona maciza que lo eleva y unifica con el bloque en que esculpe la obra. En este tímpano
lo hace con la mano derecha de Cristo, que bendice sobre un "taco"
de arenisca (Imagen 6).
También con los pies del niño, a los que hace apoyar en un
escabel por hallarse en un plano anterior a los de la Virgen (Imagen
8 ). En el sarcófago de Doña Sancha
lo hace con los pies adelantados de los ángeles que transportan el
alma de la condesa.
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También el tocado
y peinado de la Virgen evocan a lo visto en el sarcófago de doña
Sancha. En cuanto a la representación
de San José, se aparta de lo que es habitual en la iconografía
románica, en la que lo solemos encontrar en segundo plano, con aspecto
adormilado y apoyado en su bastón de peregrino de tipo "tau".
Aquí se alegra de lo que ve, alza sus manos y participa de forma
activa en la escena en similar postura a San Sixto en el capitel de la Lonja Chica de Jaca.
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