Saliendo
de Huesca en dirección Barbastro por la N-240 pasamos Siétamo
y antes de llegar a Velillas, un desvío a la izquierda nos conduce
en 7 Km al pueblo de Ibieca (en la actualidad, año 2018, la autovía acorta el trayecto). Una
vez en Ibieca, tras rebasar por delante su iglesia parroquial hay que girar
a la derecha y después se toma la primera calle a la izquierda que continua
ya como pista con suficiente señalización hasta llegar en
unos 2 Km a San Miguel de Foces. Las
llaves del templo las guardaban en "Casa Torres" con bonito escudo
heráldico sobre su portada, detrás de la iglesia parroquial.
En la actualidad (2001) hay que contactar con el Ayuntamiento para su visita, mediante
teléfono/fax 974-260290 o vía e-mail: aytoibieca@terra.es.
Ante este templo, la
primera sensación que se siente es de asombro al encontrar la iglesia
de San Miguel en un paraje aislado con la Sierra de Guara como incomparable
telón de fondo (Imagen
1).(17 de enero de 2001, 2003, 2004, 2007, 2008, 2009, 2021 y 2022).
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Es
un edificio que marca arquitectónicamente el paso del románico
tardío a un gótico que ya se manifiesta con rotundidad en
su cabecera, al igual que sucede en la iglesia de las Miguelas de Huesca, por ejemplo. El
templo fue fundado por Ximeno de Foces en 1259 con función de panteón
familiar. Esta familia promovió la construcción de la catedral
de Valencia y al parecer fueron los mismos constructores quienes levantaron
el templo de Ibieca.
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Cuando se
contempla la Puerta
del Palau de la Seo Valenciana, único resto de su primitivo templo románico,
se entiende perfectamente esta estrecha relación arquitectónica.
Es
Monumento Nacional desde 1916 destacando del mismo sus pinturas de estilo
gótico internacional o lineal, datables hacia 1300.
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Dentro
de la progresiva sensibilización por lo cultural se le ha vuelto
a prestar la atención que merece y así, durante los años
2003 y 2004 se han llevado a cabo labores de restauración de su
estructura, limpieza del encalado interior y restauración de su obra
pictórica. A
primeros de Julio de 2004, concluida su restauración, de nuevo ha
sido abierta al público.
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La iglesia
tiene planta de cruz latina, continuándose la nave con el ábside principal
y abriendo sendos ábsides secundarios en los respectivos brazos del
crucero (Imágenes 2 y 3).
El planteamiento de la nave es cisterciense, correspondiente a un momento
tardío del románico; pero el desarrollo de su cabecera y las
capillas-mausoleos laterales son ya góticas. Podemos intuir contemplando
este monumento la transición entre ambos estilos, que aquí
se solapan.
A los pies
del muro sur (Imágenes 9, 10 y 11)
se abre una bonita y elaborada portada lemosina de cuatro arquivoltas y
guardapolvo con tímpano liso orlado por greca de decoración
vegetal. Los capiteles poseen una decoración vegetal, ya gótica.
En conjunto, su estilo es paralelo al de la existente en el Santuario
de Salas en las afueras de Huesca.
1213
1415
Entre
la profusión de motivos vegetales de la decoración de su portada,
semiocultas, se hallan unas pequeñas criaturas esculpidas de cuyas
bocas parecen surgir las volutas vegetales que la decoran. Hay
que estar muy despabilado para apreciar junto a la madera de la puerta de
entrada, en lo alto de las jambas, las cabecitas de dos seres fantásticos
(imágenes 12 y 13). También las otras decoraciones surgen de las fauces de
otros monstruos (Imagen 14).
1617
Son
abundantes las marcas de cantero en sus muros poniendo de manifiesto la
gran cantidad de canteros que aquí trabajaron. En este sentido este
templo es comparable al de Santiago de Agüero.
Ambos son singulares en muchos aspectos y todavía no lo suficientemente
reconocidos.
Llaman
mi atención una de un arco con flecha, realizada con esmero (Imagen
17), un alfanje -no he visto esta marca en ninguna
otra parte del alto Aragón- en sillares del interior de la cabecera
(Imagen 18);
así como un bello reloj de sol con indicación de las horas
que debieron de marcar el ritmo diario de la comunidad religiosa aquí
existente (Prima-Tertia-Mediodía-Nona-Visperas)
remontado por escudo con cruz de Malta. Además, en los sillares del
escudo hay marcas de cantería (Imagen 8). Con respecto a las horas del reloj, decir que la hora del mediodía:
"sexta", es la raíz de la palabra "siesta". Colocando
el cursor sobre la imagen activa 15, resaltan sus detalles.
En Amarillo el reloj canónico, las marcas en azul y la cruz de malta
en escudo va en color rojo. Cuando tomé esa imagen en 2001, antes
de la reforma, todavía había un gnomon que situaba la hora de mi foto
entre nona y vísperas. Hoy ha desaparecido (Imagen 16).
1819
Los
sanjuanistas de Foces, según Ricardo del Arco, tenían cerca
de allí un hospital y lazareto para caminantes y peregrinos. De él
resta la capilla, o sea, la ermita de Santa María del Monte de Liesa. Hubo
castillo en un montículo cercano del que restan escasos vestigios.
Del monasterio y edificaciones circundantes al templo de Foces, apenas quedan
indicios.
En el 750
aniversario de la fundación del templo se realizó un homenaje
a los canteros que edificaron Foces. Sus marcas recogidas metódicamente
por D. Zabala han servido para confeccionar un panel metálico calado
con las formas de las mismas (Imágenes 19 y 20).
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