A la vista de esta primera inspección al retirar
el retablo, ya se pueden sacar algunas conclusiones preliminares. Una de
ellas es que el conjunto es bello y espectacular. Su restauración
lo hará lucir sin lugar a dudas y creo que no dejará indiferente
a sus visitantes.
Otra, en orden a la cronología, que el conjunto
mural se aleja del momento románico pleno pues sus hechuras y detalles
son ya góticos. No me encajan en lo que conozco del gótico
lineal en la Hoya de Huesca; pero tampoco con las pinturas que muestro
de Melide y de Toledo de Lanata. El planteamiento formal de la mandorla
con los tetramorfos (espero que además del león de San
Marcos, aparezcan los tres restantes) señala hacia formas
de hacer románicas pero con notable tosquedad en el acabado de
la mandorla, en lo descuidado de las salpicaduras de pintura rojiza en
el fondo blanco, en la asimetría de ella con respecto al eje del
templo (vano absidal)... El abanico de entrada es amplio: desde principios
del XIII a finales del XIV (?). No me atrevo a más. La restauración
quizá aporte pistas nuevas que nos lo permitan.
Esto no ha hecho más que comenzar. Habrá
catas de los revestimientos murales de ábside y nave para ver si
hay pinturas en algún otro lugar o si hay pintura bajo esta que
vemos. Catas del pavimento del templo. Catas en el ara para ver si aparece
la teca de consagración, tomas de muestras de madera, termometría,
planimetría, tratamiento de humedades exteriores, consolidación
de pinturas, etc. Todo ello realizado con la cuidadosa técnica
que el profesor de la Escuela Superior enseña y hace seguir a los
alumnos.
Nada sucede como se planea. Eso hace de esta afición
un sinfín de nuevas sorpresas e interrogantes.
2014. Junio, 26. De izquierda a derecha y de arriba a abajo:
Pilar Fuster Sánchez-Rojas, Emi López
Martín, Guillermo Torres Llopis, Aiste Theseyescreamin, Antonio
García Omedes, Blas Matas Serrano
Patricia Uceda Gil, Raquel Carcas Mullor
Con la ilusión que transmite este equipo, seguro
que Rasal lo agradece desvelando sus secretos.