Es evidente
que Loarre, al igual que Jaca, posee un arte escultórico que los diferencia con claridad de lo que
vemos en el resto de Aragón. Es
la avanzadilla del románico pleno, cluniacense o francés. Resulta
claro que repite modelos cuyo origen se halla en aquel vecino país. Con estas ideas he tenido la suerte de leer el resumen de la tesis doctoral
que en 1991 defendió José Antonio
Martínez Prades publicada por el Instituto
de Estudios Altoaragoneses en 2005 bajo el título de "El
castillo de Loarre: Historia constructiva y valoración artística",
así como de tener acceso a un buen número de fotografías
de Moissac de Carmen Baena Yerón,
colaboradora de la web romanicoaragones.com. A partir
de este punto, vuelvo la mirada a Loarre y lo comienzo a ver de otra forma.
Buena parte del arte que aquí se plasma deriva directamente de lo genialmente
elaborado por Bernardus Guilduinus en Saint Sernin de Toulouse. Arte y escuela
que viajaron simultáneamente tanto hacia Moissac como a Loarre,
justificando así (según Martínez Prades) las notables
coincidencias en el aspecto temático y en los detalles de sus esculturas.
Junto a
ello, Jaca. Su impronta se halla presenta asimismo en la escultura del templo.
Convergencia pues de estilo Tolosano-Jaqués que cuaja en este lugar
único. Verdadera punta de lanza no solo en lo bélico sino
también en lo artístico hacia el resto del territorio hispano. Detrás de todo ello subyace
la enorme figura de un rey aragonés, Sancho
Ramírez (el Primer Europeísta), que supo como ningún otro manejar la política de alianzas
en beneficio propio. Monarca en un pequeño y amenazado reino tanto
por navarros, castellanos, urgellitanos y por supuesto, musulmanes. Cuando inicia la conquista del
reino y se asoma hacia la llanura oscense, cede a los "consejos"
del legado pontificio Hugo Cándido. Sabe que necesita ayuda exterior. En 1068 peregrina a Roma y se hace
vasallo del Papa Alejandro II
lo que le garantiza una cierta impunidad ante los hipotéticos competidores
cristianos. Y también se asegura refuerzos ultramontanos en sus ataques
al infiel. Casi a la vez, casa
en segundas nupcias con Felicia de Roucy,
hija menor de Hilduino de Ramerupt y Adela de Roucy hermana del arzobispo
de Reims. El padre de Felicia había muerto en 1063 y el actual conde era su
hermano Eblo II, poderoso militar al servicio de
la política pontificia. Felicia era biznieta del rey de Francia
al ser su abuela hija de Roberto el Piadoso. Está documentada entre
los primeros meses de 1072 y el invierno de 1094. Esta
fuerte alianza con Francia propiciará la llegada de una corriente, también
en lo artístico, que será la responsable de las similitudes
escultóricas de Loarre con los citados lugares de Toulouse y Moissac.
¿Qué
ganaba el Papa con esta protección hacia un pequeño reino?
Pues nada menos que, a través de Aragón, tener las puertas abiertas
hacia el interior del territorio hispánico para abolir el rito hispano o mozárabe
existente y trocarlo por el ritual romano. Este hito acaecerá en
1071 institucionalizándose en San Juan de la Peña y según
mi criterio, dando inicio de modo oficial al arte románico en Aragón. Según las Crónicas
Pinatenses, era martes 22 de Marzo de 1071.
La hora tercia fue la última mozárabe y la sexta la primera
en rito romano. Era la segunda semana de cuaresma, con el rey y la corte
en el monasterio, como solía acostumbrar. La actividad reformadora
se adueñará de la iglesia aragonesa y tendrá por finalidad producir
el afianzamiento del poder pontificio. La aplicación de la reforma
durará dos pontificados y tendrá dos frentes. la reforma
Cluniacense y la reforma
Gregoriana, esta ya bajo el pontificado de
Gregorio VII.
La
Cruzada iniciada por Alejandro II para liberar
Barbastro del infiel se produjo en tiempos de Gregorio VII, con el Conde
Eblo II como líder, en el verano de 1073 adelantándose en
veinte años a las cruzadas a Tierra Santa.
Desde
la perspectiva expuesta en la introducción se entiende bien el increíble
parecido entre los dos capiteles de la imagen
1. El de la izquierda, tomado del libro de Martínez Prades, es
de la porte des comptes de Saint Sernin de Toulouse.
A su derecha el capitel del ventanal situado a media altura en el muro sur
de la iglesia de San Pedro de Loarre, en el lado este de la ventana. Su
altura y falta de perspectiva hace que sea prácticamente desconocido
para la mayoría de los que visitan el castillo. La
temática y el estilo son idénticos: nos muestran los tormentos
infringidos a un pecador sentado en el ángulo por sendos dragones
que muerden su cabeza mientras lo sujetan con sus garras por las rodillas. Dragones que veremos en otros
capiteles del templo, así como en Moissac. Mas adelante los mostraré.
Ese tipo de tormento ocasionado por monstruos mordiendo la cabeza de un pecador lo
hallamos también en el segundo capitel por el lado norte
del interior del ábside de esta iglesia. Para el profesor Guesuraga
esta simbología estaría en relación con el castigo
por pecados cometidos con la inteligencia, como las herejías o las
desobediencias graves a la autoridad eclesiástica. Otro
detalle advertido es el plegado del manto del personaje torturado en Loarre.
Se advierte bien el doble plegado y los plieguecillos secundarios que caracterizan
al taller del maestro Guilduinus. Lo volveremos a ver en el deteriorado
Pantocrator existente sobre la puerta sur del templo; en el ángel
de nuestra izquierda así como en el propio Cristo.
En la
imagen 2 muestro varios capiteles decorados con
monstruos a modo de reptiles alados con cabeza de ave. Basiliscos que tenían
el poder de matar tan solo con la mirada y de los que la inscripción
en un capitel de Moissac citado por M. Prades los define como: "Serpens
anticvvs qui est diabolus". Contundente. Poco más que añadir. En
todos las imágenes que muestro se hallan dispuestos de la misma forma:
afrontados por el pico y sujetos con sus garras a una bola o cabecita (en
el de Moissac). Sus alas lanceoladas y oblicuas llegan
hasta el cimacio del capitel. El
superior es del claustro de Moissac y en él los basiliscos
dan tormento a un personaje que casi pasa desapercibido, representado en forma de una cabecita.
En los loarreses, la cabecita o bien desaparece como en el de la izquierda
o se transforma en bola a la que parecen agarrarse los monstruos. Esta
idea evolucionada es posible que sea el origen de un bellísimo capitel
al interior de Santiago de Agüero, donde los monstruos
son ya águilas que picotean la cabeza de un niño desnudo quizá
representando un alma torturada.
Los capiteles loarreses se
ubican así: el de la izquierda en el lado sur del ventanal absidal
de San Pedro correspondiente al central de los vistos al exterior de la
iglesia superior. El
central está en el interior del cilindro absidal de San Pedro y es
el segundo por el lado sur. Por último el situado a la derecha en
la imagen corresponde al lado sur del interior del ventanal central -de
los abiertos al exterior- en la iglesia inferior. También es poco conocido,
dada la oscuridad reinante en este recinto. A destacar que fue el capitel
que "clonaron" en escayola para los decorados del rodaje de la
película de Ridley Scott "El Reino del Cielo".
La imagen
4 es una composición
a base de imágenes de dos capiteles prácticamente idénticos,
tanto en su temática como en su acabado. Difieren solo en su ubicación.
Uno está en el claustro de Moissac donde lo fotografió Carmen
Baena y el otro en el cilindro absidal de la iglesia superior de Loarre:
el sexto por el lado norte. También hay variación en el hecho
de que en Moissac es un capitel doble de claustro, mientras que en Loarre
al ser ejecutado para decorar el cilindro absidal, es como si fuera solo la mitad
de aquél. Por lo demás,
coincidencia casi total: distribución de los motivos de su cesta
en tres niveles, uno superior con los caulículos (más y mejor
decorado el loarrés) y dos inferiores a modo de carnosas hojas cuajadas
de roleos enlazados entre si por pequeñas ligaduras de modo similar a como
se reunían los motivos enroscados en las verjas románicas.