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Uno de los aspectos más interesantes de este templo son sus dos portadas. En la imagen 1 se aprecian ambas. La oeste, descentrada al sur por causa de la torre, y la sur, típica del maestro de Agüero, está situada entre dos contrafuertes y bajo un tejaroz sustentado por ménsulas lisas. La portada oeste (Imágenes 1, 2 y 5), se compone de dos arquivoltas, biselada la exterior y decorada con baquetón en su ángulo la interior, que apean en pilastras y capiteles de sencilla decoración vegetal. Por fuera hay un guardapolvo sin decoración.

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El tímpano, que apea en modillones de perfil policíclico, es copia del existente en la portada oeste de San Salvador de Ejea de los Caballeros, pero mucho más modesto. Nos volvemos a encontrar con dos ángeles genuflexos sujetando un crismón trinitario en el que la letra omega situada a nuestra izquierda parece una flor de lis invertida y la "S" está trazada al revés (Imagen 6). La cuidadosa realización de los pliegues de las túnicas de ambos seres mitológicos, así como los avellanados ojos, delatan al maestro de Agüero.

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Es probable que el arranque de la actual torre sea de cronología anterior al templo. Solo el hecho de que ya estuviese allí como parte de un complejo defensivo (o religioso-militar) justifica anomalías tales como el descentre e interrupción de la estructura de la portada oeste y del vano del hastial, así como la incongruencia de la moldura que, arrancando de los cimacios de la portada sur debería estar a la misma altura en la occidental. Sin embargo vuela más alta y converge en la portada a un nivel una dovela más alto (Imagen 5).

En el intradós de la jamba norte hay un sillar con inscripción gótica (Imagen 4) bastante desgastada. Probablemente funeraria, no llego a descifrar el texto.

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La portada sur, a pesar del estado de deterioro de muchos de sus componentes, es preciosa. No es corriente el hecho de una degradación de tal intensidad en portadas orientadas al sur y por tanto con menor humedad y meteorización por lo que pienso que será debido en gran parte a una mala calidad de los materiales (Imagen 7). El tímpano, gastado pero reconocible, es repetición del original existente en la iglesia de Santiago de Agüero, también repetido en la portada oeste de Biota. Falta la cabeza de la Virgen. Por fuera del tímpano hay una arquivolta de doce dovelas que componen un calendario. Representa cada una de ellas a un mes del año, con la imagen más representativa de las tareas a desempeñar en cada mes. En lo escultórico no he visto otro en el Alto Aragón, si en lo pictórico: en la cripta norte de Roda de Isábena. (Imágenes 7 y 9, y 11 a 15). Por fuera de la arquivolta-calendario, hay otras cuatro más decoradas con baquetón excepto la exterior que es de arista viva. Al exterior hay un guardapolvo bellamente decorado con flores tetrapétalas La arquivolta central se decora en el intrados con un zigzag corrido, de pequeño tamaño.

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Cuatro parejas de capiteles apean mediante columnas lisas. El tímpano lo hace sobre modillones del estilo de la escuela del maestro de Agüero, tan desgastados que apenas en el de la derecha se reconocen algunos de los rizos del testuz del monstruo. (Imagen 9).

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Las dovelas en las que se plasma el calendario alrededor del tímpano de la Epifanía, tienen una particularidad y es el hecho de que se lee de derecha a izquierda, al revés de lo que suele ser la norma en nuestra escritura.

En la imagen 11, vemos los dos primeros meses del año: Enero, que no se muestra como Jano, sino como un personaje con un hatillo al hombro, empezando camino. Febrero es típico: personaje calentando sus pies a la lumbre. Imagen 12: Marzo aparece como las tareas de poda de las viñas. Abril, como personaje con una gran flor en representación de la explosión de la primavera. Imagen 13: La alegoría de "Mayo Caballero", en la que el caballero con el halcón no cabalga sino que se halla a pie. Junio y Julio, dedicados a la recolección de hierba y mies respectivamente.

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En la imagen 14: Agosto se muestra como un personaje en labores de trilla: un campesino golpeando la mies con instrumento llamado mayal, evocador de las antiguas perticae romanas, para separar el grano de la paja. Septiembre aparece irreconocible. Octubre muestra la labor de incubar vino En la imagen 15: La alegoría de Noviembre, mes de la matacía del cerdo "matacochín". A martillo y por la espalda. Diciembre se muestra como un personaje ante una mesa con abundancia de viandas. En este caso, falta el comensal.

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Este tipo de escenas de calendario, de contenido totalmente ajeno a lo religioso, refuerzan el sentido didáctico del templo. Tímpanos, capiteles, dovelas, pinturas al interior... En realidad debieron de representar normas de comportamiento e instrucción de los campesinos, mayoritariamente iletrados a los que la Iglesia tutelaba y regía hasta en los menores detalles. He visitado y recogido otros calendarios en: Fréscano y Roda de Isábena en Aragón, y Aranaz en Pamplona. Y como no, el gran referente que supone el del Panteón Real de San Isidoro de León