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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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-MURILLO DE GÁLLEGO. PARROQUIAL DE SAN SALVADOR- (BIC. 23-VI-1946) |
UTM 30T 685390 4689738 521 m. |
Allí donde el río de las Galias se hace manso, en el punto en que abandona el monte para adentrarse en el llano tras abrir un portillo en la sierra, compitiendo los ábsides de su iglesia en verticalidad con los cercanos mallos, se situó el territorio en el que dicen que reinó someramente la segunda esposa de Pedro I de Aragón. La reina Berta fue soberana del romántico "Reino de los Mallos" durante el periodo de 1104 a 1112. Pedro I le concedió como dote la propiedad de Murillo, Riglos, Agüero y Marcuello.Murillo de Gállego contó con tenentes propios. Durante la tenencia de Fortún López se acometió la obra de la iglesia de San Salvador. A finales del siglo XI ya se había concluido su parte fundamental. Fue consagrada en 1110. La iglesia se diseñó con planta basilical de tres naves y transepto no acusado en planta, asentadas sobre sólidas criptas que le permiten salvar el marcado desnivel del terreno. La verticalidad y esbeltez de sus ábsides la relaciona con San Pedro de Loarre o San Esteban de Sos del Rey Católico. Cabecera, transepto y arranque de las naves son de su época original mientras que el resto es obra más tardía (6 de diciembre de 2001, 2002, 2004, 2006, 2009 2010, 2013, 2014 y 2018).
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Incluso dentro de la cabecera original del templo se advierten distintas fases edificativas. El estudio detallado de los capiteles nos da pistas sobre este tema. La zona de la cripta, como es lógic,o es de mayor antigüedad y recibió capiteles de gran finura en su labra, tanto los de los vanos adintelados como los dobles del arco triunfal. Ya en la iglesia superior hallaremos algunos capiteles en las zonas más inferiores de muy buena factura, mientras que los situados en altura (presbiterio y torales anteriores) son más toscos y acordes con los canecillos y capiteles que veremos sustentando la cornisa.
Hay algunos detalles que hacen diferente y desconcertante a este templo. El la zona de las criptas, para lograr un plano horizontal sobre el que levantar la iglesia superior se recurrió a elevar las pequeñas criptas laterales, de modo que hay que descender un buen número de escalones para acceder a la central. De este modo logró su constructor conseguir un plano horizontal para alzar sobre el mismo la iglesia superior. Otro detalle es el propio acceso a las criptas desde la iglesia superior. Rompiendo con todos los precedentes para este asunto, añadieron un amplio refuerzo externo a los transeptos para poder edificar la escalera intramuro (Imágenes 1 y 10).
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Una depurada técnica de cantería en el labrado y asiento de los sillares que la componen se traduce en la pureza de líneas de su cabecera. Sobre un basamento macizo de una veintena de hiladas (las más inferiores más toscas y en talud) se construyeron las criptas. Delimita el nivel de criptas-basamento una imposta a modo de bocel sobresaliente en el ábside sur, y finamente realizado en el central. El ábside norte está oculto por construcciones posteriores que alojan sacristía y una sala superpuestas.
El nivel aproximado de final de criptas y comienzo de naves lo marca al exterior la transformación en columnas adosadas de las pilastras-contrafuerte; dobles en el ábside central -en número de dos- y simple en el lateral. Otra pilastra continuada por medio de columna refuerza la unión de ábside lateral con el presbiterio sur (Imagen 1).
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Hay muy poca marcas de cantería en el templo. Las que he localizado al exterior las muestro en la imagen 9. En la zona alta de los ábsides hay un par de marcas "A" y algunas más de la estrella-pentalfa.
Situando el cursor sobre la imagen 10, aparece un esquema de las criptas superpuestas al templo superior. En él, solo las zonas destacadas con color azul corresponden a la obra románica.
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Las pilastras se continúan en altura con tres columnas hasta la cornisa en el ábside lateral y en el central con dos grupos de tres columnas: una central adosada a continuación de la pilastra más próxima al muro y dos más pequeñas a sus lados. El grupo norte de columnas está parcialmente oculto por la edificación posterior. Todas rematan en capiteles historiados que sustentan la cornisa, al igual que ménsulas, también historiadas y de difícil observación dada su altura.
Los ventanales de la cripta central se hallan en un plano ligeramente inferior al de la lateral mientras que en las naves se invierte esta disposición. En lo que respecta a la cripta, traduce la diferencia de nivel de sus naves laterales con respecto a la central, que se halla en un nivel más bajo; como si fuese "la cripta de la cripta". Ya he comentado que esta circunstancia se debe a que el constructor elevó las criptas laterales con respecto a la central para que los puntos altos de cada una de las tres bóvedas estuviesen en un mismo plano horizontal logrando así un plano de forjado horizontal sobre el que alzar la iglesia superior. De haber mantenido las tres al mismo nivel, la diferencia en altura de sus bóvedas hubiese obligado a una gran colmatación para lograr el plano horizontal necesario para alzar la iglesia superior (Imagen 10a).
Los dos ventanales visibles de la nave central así como el del lado sur del transepto parecen revelar cierta impericia en su hechura, hecho desconcertante por la perfección del resto de las líneas del edificio. Son de medio punto dovelado, derramados y donde deberían de ir las jambas para proporcionar el perfil habitual al ventanal, estas se sustituyeron por capiteles y columnillas a ras de muro; proporcionando un aspecto extraño a las ventanas como si se hubiesen ampliado de modo forzado. (Imagen 5 y 6). Lo habitual hubiese sido respetar las jambas y rehundir los capiteles a base de añadir una arquivolta al vano.
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Las imágenes 16 a 19 muestran diversos puntos de vista de este singular templo enfrentado a los mallos de Riglos, dominante de la entrada del Gállego en la llanura y de buena parte de su curso hacia el sur.
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Situarse ante el arranque de sus ábsides y levantar la vista al cielo es sentir la verdadera dimensión de este templo y comprender su carácter eminentemente defensivo. Desde este punto de vista, quizá lo apuntado de la extraña solución dada a la decoración de los ventanales del nivel superior se pueda deber a que en origen fuesen iguales a los inferiores, es decir, sobrios, castrenses. Y la única manera de "animarlos" cuando se varió la idea, ya avanzada su obra, pudo ser desmontar la porción exterior de los mismos y sustituirla por columnillas y capiteles que dieran apeo directamente a las dovelas (Imágenes 5 a 8).
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Al exterior, aparte de los capiteles que decoran los vanos en altura del ábside central (deliciosa pareja de basiliscos en la imagen 5), encontramos escultura sobre las columnas-contrafuertes que segmentan los largos cilindros absidales. Dada su altura no es fácil observarlos de no mediar teleobjetivo o prismáticos. Por otra parte, la edificación del bloque correspondiente a sacristía/museo oculta algunos de ellos y dificulta la observación de otros. El Pantocrator de la imagen 22 flanqueado por ángeles tiene la misma labra "naif" que los capiteles en altura del interior del ábside central, que veremos más adelante.
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Tanto los capiteles como los canecillos muestran esa forma sencilla y algo tosca de escultura. En altura, el cimborrio edificado ya en un momento avanzado y que comparte características con el de San Pedro el Viejo de Huesca se decora con óculos y con canecillos de rollos (Imágenes 28 y 29).
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No dejo de pensar en el posible nexo de unión que pueda existir entre el cese de las obras de dos templos románicos situados tan próximos como son este de Murillo y la iglesia de Santiago de Agüero. En ambos casos se interrumpe la obra una vez realizada la mayor pare de la cabecera y el primer tramo/transepto de las naves. En Agüero, el Taller del maestro de San Juan de la Peña fue el encargado de acabar precipitadamente la obra, ya en clave cisterciense/protogótica. En Murillo, la nave se edificó en un momento ya decididamente gótico.