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Cuando en Daroca me enfrenté al templo de San Juan, de inmediato me vino a la mente la precisa definición de José Jiménez Lozano que en su obra "Guía Espiritual de Castilla" habla del "románico de ladrillo". Hasta que me deleité con su lectura ni siquiera había pensado en esa posibilidad. Para algunos autores el estilo de los templos de Daroca apuntan más hacia el románico castellano que al oriental, a pesar de la lejana similitud de los arquillos con los modos de hacer de los lombardos. (22 de septiembre de 2003 y 2007).

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El templo dedicado a san Juan se planteó románico en piedra sillar y a mitad de su hechura se acabo en ladrillo y con cuidado aparejo mudéjar. Sus dos ventanales, centrando el ábside y en el coro sur, son una preciosa y rara muestra de la influencia musulmana: ventanita trazada con ladrillo, aspillerada y rehundida en marco compuesto por vano cubierto de medio punto a base de siete pequeños lóbulos que para Canellas responden a influencia castellana (Imágenes 1 y 5). La iglesia se proyectó en forma de planta de cruz.

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La cabecera se organiza en siete lienzos separados entre si por seis semicolumnas adosada que arrancan de basas áticas apeadas en gruesas pilastras embutidas en alto plinto corrido y que a mitad de recorrido se continúan con estrechas pilastras de ladrillo de modo muy natural (Imágenes 1 a 6) Tras ella hay un alargado presbiterio, con puerta cegada en su lado norte y a continuación los brazos de la cruz que albergan sendas capillas laterales.

La decoración de lo alto de la cabecera sigue el modelo visto en Santa María a base de arquillos ciegos apeados en ménsulas de ladrillo y en las pilastras, y por encima otra hilera de ménsulas que sustentan la cornisa, esta vez en piedra con decoración sencilla a base de rollos, irregularmente distribuidas con respecto a los arquillos subyacentes. Cada lienzo contiene tres arquillos, salvo el más septentrional que solo posee dos (imágenes 5 y 6).

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Al interior, el templo transmite sensación de abandono a pesar de lo cuidado de sus estructuras restauradas. Posee una alta cabecera con amplio presbiterio ambos apuntados y en ladrillo desde mitad del muro, así como lambién la decoración a base de 27 lóbulos en el arco de ingreso al presbiterio (Imágenes 8 y 9). Cinco arquillos ciegos apuntados adornan el cilindro absidal. Apean en columnas con capiteles de sencilla decoración, y todo ello sobre alto podio corrido ante el que se han repartido cinco estatuas de hechura muy posterior. En el espacio existente entre la imposta desde la que arranca el ladrillo y los propios arquitos se desarrolló un ciclo pictórico de estilo gótico, probablemente del siglo XIV (Imagen 11).

En el registro superior una alargada Última Cena, con una imagen de Judas en actitud de "robar el pez" colocada intencionadamente fuera de la escena y flanqueada por otra figura, que probablemente le va a pagar por su acción de entregar a Cristo -que es lo que simboliza-.

En el registro inferior, sobre la arquería, escenas del prendimiento y juicio de san Juan y una imagen del mismo, grande, centrando el campo, con su símbolo del Tetramorfos en la mano izquierda.

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las pinturas piden a gritos una restauración y adecuada protección contra las palomas ("ratas voladoras") que las han ensuciado de forma abundante con sus excrementos cuando se posan en la imposta. A ambos lados del presbiterio hay dos arcos ciegos de medio punto con columnita central dotada de capitel (Imagen 12). Cubre la nave tejado de madera a dos aguas; pero se conservan los arranques de fajones ménsulas y nervaduras de la bóveda original.