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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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| - CALCENA. PARROQUIAL DE Nª Sª DE LOS REYES- (BIC. 6-III-2002) |
   UTM 30T 606972 4612503 811 m |
(ARANDA-ZARAGOZA) |
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Calcena es un pequeño municipio de la comarca de Aranda ubicado en el somontano sur del Moncayo. El 26 de Agosto de 2004 me acerqué desde Ainzón junto con mis primos Pili y Virgilio y su hijo mayor, Virgilio, a visitar el lugar donde nos esperaba y acompañó amablemente don Jaime, sacerdote de Borja y natural de este lugar.
La carretera bordea las estribaciones de la sierra del Moncayo por Tabuenca, Tierga y Trasobares a través de incontables curvas y contracurvas. Discurre en dirección sur en su primera mitad y a partir de Tierga se remonta el valle del río Isuela por su margen izquierda en dirección noroeste hacia Purujosa y el pico Morrón en la sierra del MoncayoRió "tocayo" del de Huesca, también llamado Isuela, provincia en la que hay otro más de parecido nombre: Isuala. Desconozco el significado de este vocablo pero la triple coincidencia indica a las claras una raíz común. También hay otras similitudes. El terreno kárstico en que asienta el pueblo propicia la existencia de barrancos y cuevas al modo de las que vemos en el entorno de la sierra de Guara. Minas de plata y plomo fueron explotadas desde la antigüedad en sus inmediaciones. El barranco de Valdeplata nos dice bien a las claras el porqué de su nombre. (26 de agosto de 2004).
Es este un territorio fronterizo con Castilla y por tanto "extremadura" del reino reforzada por Alfonso I "El Batallador", (Monreal de Ariza, es el paradigma de la defensa de la "raya"). Por ello, el templo es datable hacia el primer tercio del siglo XIII, época en que se edificaría su iglesia primitiva y su castillo roquedo, formando un conjunto religioso-militar como era habitual en la época.
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Del templo primitivo queda poco, pero lo suficiente para vincular el lugar con una época concreta. La portada situada en el muro sur es muy bella y se halla perfectamente conservada (Imagen 1). La reforma prácticamente integral que acometió el obispo D. Hernando de Aragón en el siglo XVI la respetó y cobijó bajo un alto porche que la protege de las inclemencias del tiempo (Imagen 2). No tuvo tanta suerte el resto de la iglesia primitiva que desapareció para dar paso a la actual, más acorde con los gustos de la época y del personaje.
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La portada es de medio punto y consta de cuatro arquivoltas en degradación que le proporcionan un notable abocinamiento. La interior apea en jambas rectas y las tres exteriores lo hacen en tres parejas de capiteles con decoración geométrica y vegetal con el interpuesto de un ábaco corrido. Por fuera de la exterior hay un guardapolvo de diamantes al uso en la época tardía del románico. Baquetones y escocias adornan las arquivoltas y las jambas del vano de la puerta.
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Los capiteles son de sencilla labra, pero de bonito efecto. Hay bezantes, volutas de tosca factura (Imagen 7), piñas, motivos geométricos (Imagen 10) y taqueados sobre puntas radiadas (Imágenes 9 y 11).
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Al interior de la iglesia de los Santos Reyes, la primera sensación que nos invade es de magnitud, lujo y exceso (Imágenes 12 y 13). El templo es de tres naves con planta cuadrada de "salón" al gusto renacentista. Bóvedas de nervaduras entrelazadas y tachonadas de medallones multicolores. Triple cabecera y múltiples capillas en sus muros laterales, amén de un coro a los pies del templo con sillería decorada. El escaño perteneciente al Canónigo Pérez Villalba luce en el respaldo su escudo nobiliario. Renacimiento, Barroco, Plateresco se entremezclan proporcionando una agradable mezcla que en absoluto resulta recargada a pesar de lo mucho que hay, dadas las dimensiones del templo. En una capilla al ángulo noroeste, que me recuerda la del cristo de Lecina en Alquezar, se sitúa la pila bautismal (Imagen 14). Es gallonada con forma de copa y bonita hechura.
No creo que se aprovechase el templo original para la edificación de éste salvo la porción del muro sur que contiene la portada. La iglesia primitiva opino que sería de una nave que, como mucho, ocuparía parte de la nave sur actual.
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Cuando aún no nos habíamos repuesto de la sensación que suscita tan magno templo, Don Jaime nos anunció con mucho protocolo que nos faltaba por ver la sorpresa de la iglesia: ¡Sus momias!. Nos trasladó hasta el coro, bajo el cual hay una sala abovedada, al parecer labrada en la roca, a la que se accede por pequeña trampilla en su ángulo noroeste. El lugar es un totum revolutum de restos humanos, algunos en ordenados apilamientos. Varios cadáveres momificados se hallan colocados verticales y apoyados en los muros este y oeste (Imágenes 15 a 17).
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Para evitar el descenso a este "purgatorio" se han colocado unos grandes espejos oblicuamente en su lado norte e iluminación suficiente al interior, para que pueda verse y fotografiarse desde el coro, sin tener que penetrar en el lugar; empresa por otra parte alejada del talante del común de los visitantes. También se evita el deterioro de las momias más íntegras. A la de la imagen 16 "Una abuelica a la que no le faltan ni las uñas," a decir de mosen Jaime, no hace mucho que la halló descabezada y hubo de reponerle la cabeza con el auxilio de un coxal prestado que le da apariencia de llevar collarín. Laus Deo.
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Realmente impresionados por todo lo visto, arquitectónico, histórico, artístico, tanatológico... agradecimos caminar por empinadas calles al aire libre hacia la fuente al pie de la que se halla lo que resta de la ermita de San Miguel (Imágenes 18 a 20). Evidentemente fue un templo románico realizado con mampostería y posteriormente recrecido y utilizada su cabecera como vivienda. En su fachada norte quedan un par de ménsulas sencillas con resto de la cornisa que nos marcan la altura del alero. También desde el oeste se advierte la sección del abovedamiento del templo (Imagen 21). Al lado sur del templo se recolocaron las dovelas de su portada original conformando un arco de medio punto rodeado de su guaardapolvo (Imagen 22).
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Aún nos dio tiempo a realizar una rápida visita al Centro de Interpretación local y por premura del tiempo (siempre su servidumbre) nos quedó por ver la gran cueva, el puente romano... En fin que será un placer volver.
