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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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-TAUSTE. ERMITA DE SAN ANTÓN O DE SAN MIGUEL- (BIC. 18 y 21-X-2002) |
UTM 30T 644529 4642470 262 m |
Tauste es la más meridional de las Cinco Villas históricas de Aragón (Sos del Rey Católico, Uncastillo, Sádaba, Ejea de los Caballeros y Tauste). Se sitúa en zona de frontera próxima a la confluencia de los ríos Arba y Ebro en una encrucijada de poblaciones notables como Tudela, Borja, Ejea y Zaragoza, en las Bajas Cinco Villas algo alejada de las zonas de fricción, eclesiásticas y civiles, entre navarros y aragoneses tras la muerte de Sancho III el Mayor.
La primavera de 1105 es la fecha aceptada por los investigadores para datar la conquista de Tauste y de Ejea. Cinco años después Tauste fue recuperada por “los moros” (probablemente almorávides). Alfonso I tomó Zaragoza en 1117 pero algunas importantes localidades de la franja media del Ebro siguieron bajo poder musulmán.
Fueron frecuentes los conflictos entre los obispos de Pamplona y Zaragoza por la posesión de las iglesias de esa zona de frontera. En 1155 el legado pontificio, cardenal Jacinto, dictaminó que las iglesias de Tauste pertenecían al obispado de Zaragoza y Adriano IV lo ratificó tres años después. La insistencia del abad de San Juan de la Peña, que apeló ante el arzobispo de Tarragona, consiguió que tanto las iglesias de Tauste como las de Luna permaneciesen bajo el poder del monasterio pinatense aunque otorgando gran poder sobre las mismas al obispo de Zaragoza (un cuarto de los diezmos, ordenación de sacerdotes, consagración de iglesias, etc.). Las disputas entre abades y obispos se mantuvieron hasta finales del siglo XII, pero el monasterio de San Juan de la Peña consiguió atraer a sus tesis a miembros destacadas de la comunidad de Tauste como "Bonet de Tauste" que en 1182 hizo una generosa donación de bienes al mismo (Laliena 2005).Será en 1121 cuando Tauste quede bajo el poder del reino de Aragón debiendo de quedar devastada y comenzando a recuperarse a partir de 1138 gracias los beneficios derivados de la carta de población dada por Ramiro II y Ramón Berenguer IV. Esa época de bonanza pudo permitir que poco después se comenzase a edificarla iglesia de San Miguel y ya en el XIII la de Santa María.
En obras llevadas a cabo en Tauste en el año 2010 se descubrieron un buen número de tumbas musulmanas pertenecientes a una "maqbara" o cementerio musulmán de época islámica situado extramuros de la ciudad. En unas nuevas obras (2020) efectuadas en la avenida obispo Conget aparecieron muchas más tumbas correspondientes a la primera época islámica del valle del Ebro (S. VIII) revelando una notable población de la villa en tiempos de los Banu Qasi. Esta necrópolis musulmana es la mayor y más antigua documentada en Aragón (Imagen 2).
La emblemática y típica bailarina esculpida por el artista medieval conocido como maestro de Agüero o de San Juan de la Peña se localiza en muchas de sus obras llevadas a cabo a lo largo de la segunda mitad del siglo XII en tierras de las actuales Cinco Villas y Hoya de Huesca. Es por ello que haber dado con una de esas bailarinas en las obras de restauración integral del templo y acondicionamiento de su entorno sitúa a esta iglesia como uno más de los lugares en los que trabajó este destacado maestro medieval (Imagen 1)
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La iglesia es de nave única, canónicamente orientada y rematada al este por ábside semicircular. El enfoscado oculta buena parte de su estructura exterior a pesar de lo cual su morfología no deja lugar a dudas sobre su origen. Dos ventanales aspillerados centran el cilindro absidal. Por encima de los mismos se ha dejado vista parte de la estructura absidal que nos da sólidas pistas de su hechura y relaciones. "Románico de ladrillo" como magistralmente lo describió en templos castellanos José Jiménez Lozano. Sobre una moldura horizontal se erigieron columnillas a base de rodajas del mismo material coronadas por capiteles en piedra sillar (Imagen 15 ). Queda alguna muestra de las mismas así como un fragmento de capitel en el lado sur del ábside que parece mostrar decoración vegetal (Imágenes 13 y 14). La edificación de la mayor parte del templo se llevó a cabo a base de mampostería de piedra de yeso, material pobre que por su abundancia, sumada a la falta de canteras de buena piedra, era frecuente para edificar en el entorno del valle del Ebro. Además, vemos zonas edificadas a base de ladrillo. Yeso y ladrillo coexisten en templos medievales próximos como los de Alfocea o Zuera.
A partir de la planta del templo realizada por Begoña Genua en 2019 he realizado algunas modificaciones de la misma así como una hipótesis de cómo pudo ser el templo original antes de añadirle el tramo de los pies y su torre, perteneciente a la fase final del mudéjar aragonés (finales del siglo XVI o inicios del XVII) (Imagen 12).
Las imágenes 5, 7, 8 y 10, del equipo de video-imagen de a DPZ, pertenece a la fase de consolidación y restauración del templo llevada a cabo en 1986. Hay que señalar, como diré más adelante, que la colmatación del entorno de la iglesia había dejado bajo el nivel del suelo de ese momento alrededor de metro y medio de la misma, tanto al exterior como al interior. La remoción de ese volumen de tierra es el motivo de su extraña imagen por la que parece estar rodeada de un foso perimetral.
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La zona superior absidal muestra un enfoscado con arquería ciega en su zona inferior. La utilización del ladrillo confirma el momento de la coexistencia o quizá transición hacia el mudéjar. Es obligada la referencia a la iglesia de Zuera en aproximadamente igual latitud que ésta y con hechura similar en alguna de sus estructuras. A los pies del muro sur hubo una portada. Guarda memoria parte del vano de la misma a modo de desproporcionado ventanal (Imágenes 4 y 19). La puerta actual se abre en el muro norte por delante de la bonita torre mudéjar que se le adosó en época posterior (Imágenes 9 y 11).
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Al interior, el templo se organiza a base de seis tramos tras una cabecera compuesta por ábside y presbiterio. El cilindro absidal cubre por medio de bóveda apuntada. Presenta imposta entre cilindro y bóveda que no se extiende al presbiterio ni a la nave. Dos ventanales derramados al interior centran el cilindro absidal (Imagen 18). Por delante hay un amplio presbiterio cubierto por medio cañón apuntado al que abren sendos ventanales derramados al interior y aspillerados al exterior a un nivel algo inferior a los de la nave. El altar es el original del templo, que hasta el momento de la restauración quedó bajo el nivel del suelo de ese momento, aflorando tan solo el ara utilizada para basamento del nuevo altar. Puesto que hasta quedar liberado de la enrona que lo ocultaba estuvo conservado y protegido, no sería extraño que todavía contuviese bajo el ara la caja de consagración del templo original que podría aportarnos datos del máximo interés en caso de contener un acta de consagración (Imágenes 16, 17 y 23).
La nave se compone de seis tramos separados por cinco arcos apuntados. Los tres primeros apean en pilastras adosadas por medio de imposta que se halla al mismo nivel que la absidal. El cuarto y el quinto, apean directamente en el muro. Tras el quinto y hasta el muro posterior hay una bóveda de medio cañón apuntado adornada de lunetos bajo la que se cobija el coro alto de madera (Imágenes 23 y 25).
Los ventanales absidales son tan solo saeteras al exterior y poseen amplia derrama al interior componiendo una zona central común entre ambos (Imagen 18). Esta forma de edificar los vanos evoca a las que el maestro de Agüero lleva a cabo en bastantes de sus templos y que continuará realizándose más allá de su territorio, como en Santiago de Agüero o en Santo Domingo de la Calzada. Esta es una solución poco frecuente en los templos románicos de mitad del siglo XII que suelen poseer un único ventanal absidal o acaso tres distribuidos a lo largo del cilindro absidal, por lo que pudiera ser una modificación de lo existente en el momento de "injertar" obra del maestro de Agüero realizada en buena piedra sillar en un templo en el que el resto de los materiales son pobres.
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En el interior del muro meridional, por delante de la portada reconvertida en ventanal, queda vestigio de pintura mural en la que se puede advertir parte de un Pantocrator sobre el que corre una cenefa de escudos heráldicos. El estilo corresponde al gótico lineal, probablemente del siglo XIV (Imágenes 19 y 20).
Como ya he comentado, durante las obras de restauración se recuperaron fragmentos escultóricos de gran interés, que veremos en la pagina siguiente, y también un par de estelas funerarias procedentes de la necrópolis perimetral al templo, como suele ser habitual en ese momento medieval. Ambas se exponen en los muros del interior del templo. La que muestro en la imagen 21 está decorada con una cruz patada, que tan solo la fotografía recurriendo a la luz rasante consigue a duras penas revelar.