El estilo
románico tiene una abundante decoración
figurativa con un simbolismo característico
que conserva fielmente en todo su ámbito,
tanto en el tiempo como en el espacio. Esta
profusión iconica no es caprichosa ni
gratuita, de una parte orna y enriquece la obra
y de otra sirve de ilustración a quien
la contempla. Para la interpretación
de esta comunicación ha de tenerse en
cuenta su situación dentro del conjunto
y el espíritu del ámbito en que
se esculpió.
Un tema frecuente
es el de la evocación del juicio final,
del que hay numerosas representaciones en Aragón.
De ello un ejemplo muy interesante se encuentra
en la Iglesia de Santiago de Agüero. En
los modillones de la puerta hay tallados, a
ambos lados, unas figuras sobre el tema a que
aludimos. En las dos aparece un león
que tiene entre sus fauces un personaje diferente
tanto por su aspecto, como por su significado
y su destino.
La figura
del león tiene una interpretación
muy variada, pero en este caso no se trata de
la fiera que ataca y devora al hombre, sino
es la imagen de lo que se denomina el "león
andrófago", al que se le asigna
la misión de llevar las almas al otro
mundo, a través de la muerte. El cometido
de ambos leones es el mismo, llevar el alma
al otro mundo, pero el destino es diferente.
El lado diestro
(de la puerta) es el de los elegidos y el izquierdo
el de los réprobos, de acuerdo con el
texto evangélico que dice" Pondrá
las ovejas a su derecha, y los cabritos a su
izquierda. Entonces dirá el Rey a los
de su derecha: `Venid, benditos de mi Padre,.....
Entonces dirá también a los de
su izquierda: "Apartados de mí,
malditos" (Mt. 25, 31-42).
Ello de acuerdo
al comportamiento de cada uno en su vida mortal.
En el lado izquierdo el sujeto es una mujer
con el torso desnudo con extremidades escamosas,
que es la imagen de la sirena de dos colas,
símbolo tradicional de la pecaminosa
lujuria; león la sujeta para arrastrarla
a su infortunado final. En el otro lado se encuentra
un guerrero que, según el criterio entonces
vigente. murió luchando en defensa de
la religión y la patria, el león
lo coge suavemente y él se deja llevar
gustoso a su feliz y ansiado destino.
Todo ello
expuesto a la contemplación de los fieles
con el fin de divulgar las verdades de la fe
para la instrucción de los fieles que
los contemplan.
Modillones
en la puerta de la iglesia de Santiago. Agüero
Gentileza de A. García Omedes