He
leído multitud de artículos a cuál mejor sobre cómo
realizar fotografías con cámaras digitales.
Todos ellos son excelentes y de todos he aprendido algo:
el balance de blancos, las puntuaciones ISO, la profundidad
de campo, el uso del flash...
Imprescindibles conceptos que ayudan no solo a saber
qué estas haciendo, sino a ser tu el que controla la
situación y los resultados; no la cámara. Son maravillosos,
qué duda cabe. Pero ahora me apetece plasmar mi punto
de vista.
Estos
artículos van desde la lente a la escena. El
mío va desde la retina al corazón:
Fotografía no es una cuestión
de aptitud, sino de actitud. Es mirar el mundo con otros
ojos a través de una lente que te mantiene a
la vez dentro de la escena y a la vez a una distancia
casi honorable.
Es
llegar al punto en que lo mas te apetece enfocar son
los ojos o la sonrisa de un niño. Es ser capaz
de disparar a un pájaro y guardarlo en tu galería
privada no muerto, sino aleteando y en movimiento. Es
ser capaz de molestarte en medir la luz que da en las
piedras sillares de una iglesia para capturarlas tal
y como son, fueron y serán, porque para las personas
decentes mil años de espera bien merecen 30 segundos
de su tiempo.
Es hablar poco y observar mucho, sin juzgar, solo plasmando,
ser capaz de pensar en las emociones y situaciones ajenas
además de en las propias, y capturarlas como
quien captura la esencia de un amanecer en la retina
y lo recuerda veinte años después. Es
ser capaz de recordar las emociones sentidas en el momento
de tomar la captura. Ser capaz de llevártelo
todo y a la vez no alterar nada.
Es convertirte poco a poco en un francotirador solitario
que en vez de la destrucción busca la creación
y compartirla con los que no ven el mundo con los mismos
ojos, por que eso como tantas otras cosas tiene arreglo.
Es altruismo.
Es andar por el mundo prestando atención a todo
lo que nos rodea, oímos, olemos, vemos... e intentar
resumirlo todo en un instante que primero vemos en nuestra
cabeza, que sin duda será como nos gustaría
que lo vieran y recordaran las personas que querríamos
que en ese momento compartieran con nosotros ese trocito
de planeta.
Es convertirte en un ladrón que captura situaciones
con personas que no saben que en ese momento su felicidad
o tristeza va a ser embotellado para que mas gente pueda
probarla aunque solo sea un poco cuando les haga falta.
Es merodear furtivamente por sitios que merecen más
de lo que tienen sin que nadie te impida un ajuste de
cuentas con el paso del tiempo y la gente que el destino
colocó ahí sin preguntarles.
Es ser capaz de disfrutar del placer de darle tres vueltas
a un edificio o lugar para ir viendo como le da la luz
por distintos sitios. Es tener la oportunidad de que
gente que no veremos en nuestra vida se complazca con
nuestra dicha, se solidarice con nuestras causas o se
avergüence con nuestras miserias.
Es la excusa para volver una y otra vez a un sitio que
nos provoca emociones y sensaciones hasta que conoces
de memoria cada sombra, cada luz a distintas horas del
día como el que conoce cada centímetro
de la piel de su pareja. La excusa para pedirle una
sonrisa a la persona que amas.
Es cualquier cosa menos indiferencia, llegar al punto
en que todo lo que ves te provoque algo, dejar de flotar
por el mundo mirando televisiones y abrir los ojos al
mundo que realmente nos rodea.
Es
revisar imágenes que hacía tiempo que
no veías y de repente darte cuenta de que estás
sonriendo. Un cuaderno de bitácora de tus seres
queridos, pero tal y como tú los ves, como quieres
recordarlos. Es la posibilidad de que tu forma de ver
el mundo te sobreviva.
La Fotografía, como tantas otras
cosas, es una excusa para ser feliz. Colgarte una cámara
al hombro es una excusa para poder pasar el tiempo disfrutando
de la auténtica belleza...
...Esa puta que siempre se esconde donde menos lo esperamos,
sale cuando no estamos preparados y se va cuando apenas
nos ha dado tiempo a saborearla. Como la vida misma.