- EL MAESTRO DE AGÜERO -
José Luis García
Lloret
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Sólo la curiosidad,
la tenacidad y un grandísimo entusiasmo me han
permitido llevar a un final feliz mi investigación
sobre las esculturas del Maestro de San Juan de la Peña,
también conocido como Maestro de Agüero.
El tema era, sin duda, complejo. Partía de un
hecho histórico indiscutible: que a finales del
siglo XII, "alguien" realizó una serie
de esculturas que se parecen mucho entre sí,
decorando las portadas y los claustros de una serie
de templos románicos cuya localización
se reparte entre la provincia de Huesca, las Cinco Villas
(Zaragoza) y la provincia de Navarra. A la dificultad
que entrañaba el estudio de estas obras, algunas
de ellas bastante destruidas, había que añadir
el auténtico "nudo gordiano" que componían
las numerosas, diferentes y (aparentemente) contradictorias
opiniones que los investigadores del arte románico
habían ido vertiendo al respecto.
Son más de 25 los autores, de diferentes países,
que han escrito sobre las esculturas del "grupo"
de San Juan de la Peña, y ello desde hace más
de 100 años, teniendo en cuenta que la primera
observación sobre la similitud estilística
que afecta a los capiteles de los claustros de San Juan
de la Peña y de San Pedro el Viejo de Huesca,
que he podido encontrar, data de 1900.
No obstante, la bibliografía sobre el tema se
limitaba a breves reseñas incluidas en obras
de carácter general sobre el arte medieval español,
o bien a artículos publicados en revistas especializadas.
Convencido de que estas esculturas merecían un
estudio más amplio y profundo, inicié
un largo trabajo de investigación con la seguridad
de que podía aportar nuevos datos sobre las principales
incógnitas que se habían planteado: catalogación
de todas las obras que pertenecen al mismo grupo, identificación
de sus autores, reconocimiento de sus fuentes estilísticas
y cronología.
En mi tesis, como en el libro que se ahora se publica,
parto del estudio de cada uno de los templos que conservan
obras del maestro, distinguiendo sus diferentes etapas
constructivas. Son nueve iglesias, San Felices de Uncastillo,
San Gil de Luna, San Antón de Tauste, San Salvador
de Ejea, San Salvador de Luesia, San Nicolás
de El Frago, la destruida San Miguel de Almudévar,
Santiago de Agüero y San Miguel de Biota, y dos
claustros de monasterios, San Juan de la Peña
y San Pedro el Viejo de Huesca. Esta lista incluye nuevos
descubrimientos (en Tauste y en Almudévar), que
se suman al grupo de tallas que tradicionalmente se
atribuían al maestro.
La secuencia cronológica de estos edificios,
indagada a la luz sus rasgos estilísticos y de
algunos indicios documentales, me ha permitido reconstruir
con bastante aproximación la trayectoria del
anónimo "Maestro de San Juan de la Peña":
con toda probabilidad un maestro cantero, escultor y
arquitecto, que actuó al frente de un grupo de
colaboradores, durante un período de tiempo que
básicamente coincide con las fechas del reinado
de Alfonso II de Aragón (1162-1196). La difusión
de su obra (que sin duda constituye el conjunto más
homogéneo de la escultura románica aragonesa)
a nivel comarcal, hace suponer también que fuera
un artista autóctono, uno de los primeros artistas
aragoneses que interpretan el estilo de la escultura
románica procedente de Francia.
En el libro se presta amplia atención a las fuentes
estilísticas de su escultura, destacándose
cómo a partir del sustrato cultural y artístico
inicial, enraizado en el románico clásico,
se sumó la poderosa influencia de los modelos
de la "escuela silense", que renovaron el
panorama de la escultura románica en Castilla
y Navarra a finales del siglo XII.
Otro de los aspectos profusamente tratados en el libro
son los contenidos de su escultura, no en vano el origen
de mi investigación, lo que más me motivó
para realizarla, fue la peculiaridad de los símbolos
más repetidos. Estos contenidos son de una extraordinaria
riqueza: representaciones de vidas de santos (ciclos
de San Felices, San Gil, Santa Fe y San Silvestre, entre
otros), representaciones de la Biblia (Antiguo Testamento,
Vida de Jesús, Apocalipsis), usos y costumbres
de la época (que inundan la anterior iconografía,
además de comprender representaciones de los
trabajos de los meses, del oficio de cantero, escenas
de juglaría, etc.) y figuras del bestiario.
La gran sorpresa es que los símbolos más
repetidos por el maestro, la bailarina contorsionada
y la lucha del guerrero contra el monstruo-dragón,
muestran conexiones con las religiones mistéricas
y con la Alquimia, y permiten suponer que su taller
se organizaba al estilo de las logias masónicas,
en las que el maestro director era a la vez artista,
filósofo y centro motor del taller. A nivel personal,
confieso que he aprendido mucho de estos símbolos,
que han llegado a nuestros días conservando intacto
su contenido.
Estoy contento con el libro, creo que ha quedado precioso,
si bien algo escaso de fotografías: sólo
incluye 120 (en blanco y negro), lo que ha sido un gran
sacrificio, teniendo en cuenta que la tesis incluía
más de 1000.
José Luis García
Lloret
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JOSÉ
LUIS GARCÍA LLORET es autor del libro "La
escultura románica del Maestro de San Juan
de la Peña". Institución Fernando
el Católico, Colección Estudios, Institución
Fernando el Católico, 2005.
(Me solicita Jose
Luis colaboración para contactar con "dos
investigadoras extranjeras, por si algún día
recibes noticia de alguna: Beatrix Múller,
alemana, que hizo una tesis sobre la iglesia de Santa
María la Real de Sangüesa; e Hitomi
Asano, japonesa, que hizo un breve estudio,
muy valioso, sobre el "taller" de San Juan
de la Peña").
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