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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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CATEDRAL DE SAN PEDRO DE JACA:
CONSIDERACIONES ACERCA DE SU CÚPULA
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La catedral de San Pedro de Jaca es uno de esos templos-clave dentro del panorama del arte románico internacional acerca del cual una legión de autores de reconocido prestigio han escrito y vertido sus opiniones e hipótesis. Desde este planteamiento podría parecer redundante cualquier intento de aproximación a su historia, arquitectura o escultura para aumentarlas.
Cuando Serafín Moralejo señala al sarcófago de Husillos como fuente de inspiración para la escultura clásica de templos como Frómista o Jaca, abre brecha para que en nuestros días otros autores como Prado-Vilar recojan el testigo y vayan más allá señalando maestros dentro del estilo general: el maestro de Orestes-Caín, el maestro de Jaca o el maestro del Sátiro.
Eso en lo artístico. Porque en lo cronológico y en lo arquitectónico todavía no está todo dicho. Es por ello que no me extraño cuando veo a Martínez de Aguirre cinta métrica en mano, tomando datos acerca de los arranques de los ábsides de Jaca replanteando la iniciación al modo lombardo, que no le encaja con la testaruda fecha de 1072 existente en la deliciosa ermita de Iguacel.
Y a pesar de todo, cuando subo a Jaca una y otra vez, no paro de asombrarme ante sus múltiples aspectos que todavía aparecen oscuros. Detalles que en unas ocasiones ya habían sido advertidos como los "capiteles con suplemento" y que en otras me cupo el honor de mostrar como primicia como es el caso de la firma "Bernard" en uno de los grandes capiteles, o la existencia de una deliciosa "culebrilla" escondida en otro de los grandes capiteles con decoración vegetal.
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Quizá sea porque todavía no he agotado mi capacidad de asombro y/o el instinto epistemológico, a pesar de ya haber quedado muy lejos mi época infantil; cuando vuelvo a Jaca busco nuevos puntos de vista. Quizá detalles que pasan inadvertidos. Y el hecho de hacerlo por el placer de conocer, de disfrutar, de compartir; sin más obligación que las mencionadas, puede ser la causa de que Jaca me siga mostrando algunos de sus aspectos más ocultos.
Con los pródromos del desayuno en un bar de la plaza de la catedral y el privilegio de asistir a misa de 10,30 junto a apenas media docena de fieles; cantada, sin sermón y con música de órgano de la mano de mosen Jesús, predisponen de modo notable a percibir "matices". Es la liturgia. Pieza esencial sin la cual no se puede entender un templo diseñado desde su origen para desplegarla a diario. Liturgia y simbología. Dos pilares intangibles que han de comprenderse para entender totalmente el edificio y sin los cuales carecería de sentido.
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Mi motivación para acercarme de nuevo a Jaca el segundo viernes de este recién comenzado 2011 era la de recoger detalles sobre la cúpula elevada sobre el transepto de la catedral para entender tanto el por qué de sus formas como la causa de su actual oscuridad, La estructura que la contiene sobresale del transepto y aparece carente de vanos de iluminación (Imágenes 4 a 6).
Con la ayuda de mi "chivato teleobjetivo" me acerqué hasta la clave de la bóveda. Allí, desde abajo parece verse un cambio de tonalidad en los sillares de la "clave" que parecen de un color más rojizo (ver Imagen 3). La sorpresa, una vez más, es que la imagen de acercamiento es definitiva: Por detrás del cruzamiento de las nervaduras de la bóveda no hay clave. Lo que existe es un cierre a base de tablazón que en su momento estuvo abierto, permitiendo el paso de la luz.
La imagen 7, bajo estas líneas es demostrativa de lo dicho. Además, colocando el cursor sobre la misma aparece el aspecto que debió de presentar en origen permitiendo el paso de la luz.
De inmediato empiezan a surgir preguntas y dudas acerca de las motivaciones o el modelo para esta singular forma de edificar el cierre en altura del crucero. Para disiparlas hay que recurrir a la historia. Y ellas nos dice que el rey Sancho Ramírez a los 25 años de edad acudió a Roma a la corte del papa Alejandro II que tenía gran interés en introducir el rito romano en Hispania y a cuyo efecto su legado pontificio Hugo Cándido llevaba años trabajando este aspecto en la corte aragonesa.
Sancho Ramírez va a Roma en 1068 por el puerto de Palo, Hay constancia documental de que el 17 de febrero está en Aragüés del Puerto, así como de que el 18 de agosto se halla de nuevo en Aragón. Se estima que durante 3 o cuatro meses estuvo en Roma (D. Buesa. "Sancho Ramírez, rey de Aragoneses y Pamploneses"). De allí volvió como "cristianísimo príncipe", respaldado no ya por la fuerza de los nobles de su reino, sino por el amparo del propio Papa y como tal, investido de una nueva autoridad.
Durante ese tiempo el inquieto monarca debió de conocer muchos de los aspectos de Roma. Tanto en lo político, como en la urbanístico, artístico o en lo edificativo. De vuelta a Aragón, algunos aspectos aprendidos en Roma serían aplicados en su emergente capital del reino. No es casual la distribución urbanística de Jaca a base de cardo y decúmano al modo romano.
Pero volviendo a la catedral, que se está erigiendo, el modelo para la misma bien pudo ser la magnífica cúpula del Panteón de Agripa en Roma con su óculo superior que permite la entrada de la luz del sol (Imagen 8 tomada de http://guias-viajar.com/italia/).
Es lógico pensar que en su séquito, Sancho Ramírez se hiciera acompañar de personas con la capacidad suficiente para aprender ideas y trasladarlas a su pujante reino. Como idea a propósito de lo dicho, mencionar que del celebrado sarcófago de la Orestíada procedente de Husillos, había en Roma una o dos piezas idénticas, que bien pudieron haber sido conocidas por los componentes del séquito real. Ello daría un nuevo enfoque a la hipótesis de Serafín Moralejo.
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Es más que probable que el modelo para la bóveda de Jaca sea la cúpula del Panteón de Agripa. Pero ¿Por qué las nervaduras que además de dificultar el paso de luz son totalmente prescindibles dado que la bóveda es autoportante?
Debió de haber un motivo de gran calado. Y de hecho lo hubo. Si contemplamos la imagen 9 bajo estas líneas veremos gráficamente lo que trato de exponer. Las nervaduras de la cúpula de Jaca no son otra cosa que un símbolo bien conocido. Son un crismón al modo de los protocrismones que podemos hallar en el Sodoruel, cuna de este lábaro.
Al lado derecho de la imagen 9 muestro el protocrismón o "rueda de carro" del tímpano de la ermita de Santa María de Centenero. Es un ideograma solar que está sincretizando la Iglesia; porque Cristo es la Luz. Así reza en muchas de las pinturas de la época "EGO SVM LUX MVNDI". Más adelante se le añadirán los símbolos apocalípticos, incluso burilados sobre antiguas ruedas solares como en Paternoy o en Larués.
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Es la traslación a la piedra de la nueva relación del Aragón de Sancho Ramírez con la Iglesia de Roma. Crismón trinitario, símbolo de Cristo que alecciona sobre un dogma que algunos niegan y que Roma defiende. Ahora también el rey de Aragón lo hace. Será uno de sus valedores a la hora de difundirlo allá donde triunfe. El rey ahora es también cruzado. Su cuñado Eblo de Roucy es el jefe del ejército del Papa. Y en Aragón, Barbastro será lugar idóneo para ensayar las cruzadas contra los sarracenos.
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Crismón en la cúpula del transepto, y también, maravilloso y con epigrafía que explicita su significado, sobre el acceso principal del templo en el hastial de poniente (Imagen 10).
Es importante volver la vista al plano simbólico del templo románico. Su estructura es tal que repite el mismo esquema geométrico en planta y en alzado. En ambos, el círculo o el semicírculo representan a lo sagrado. En planta es la cabecera y en el alzado son las bóvedas de naves, ábsides y cúpulas.
De este modo, la cúpula del crucero es una idealización del Cristo Pantocrator. Cristo en majestad representado por el círculo, sin necesidad de más explicitación y flanqueado por los cuatro vivientes simbolizando a los cuatro evangelistas: Marcos, Mateo, Juan y Lucas. Así se representa en las pinturas como en San Isidoro de León:
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En Jaca, la cúpula circular representa a Cristo. Bajo las trompas se sitúan las esculturas de los cuatro vivientes (Imágenes 12 a 15), aunque la distancia y la oscuridad lo dificultan. El mensaje es claro; pero aun así está reforzado por las nervaduras formando un crismón -anagrama de Cristo- y por la luz que entraba a través de la clave de la cúpula: "Yo soy la Luz del mundo".
En algún momento y por causa que desconozco, la apertura de la cúpula fue cegada. La oscuridad se adueñó de esta zona. Para compensarlo, en el XVI, se abrió un óculo en el lienzo este del cuadrado que sustenta la bóveda (Imagen 16, señalado con punto amarillo). Esa situación duraría dos siglos. En el XVIII cuando se decidió demoler el ábside central y erigir el nuevo, su gran altura inutilizó el mencionado óculo, que se tapió.
De nuevo la oscuridad gana la partida en esa zona sagrada del templo. En el tiempo moderno en que nos toca vivir, la luz eléctrica soslaya ese inconveniente. Pero propicia que se nos esté olvidando el diseño inicial del templo, sus señales en la piedra y su rica simbología.
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Luz eléctrica que ilumina el espacio litúrgico. Electricidad que multiplica las voces y cantos de los sacerdotes y facilita que mosen Jesús llene el espacio con la música del gran órgano que ocupa la cabecera del nuevo ábside mayor del templo.
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Es la melodía de Jaca. Suena potente en ocasiones. Otras, en el silencio del templo parece escucharse queda; como si David y sus músicos se empeñasen en que nunca cese. No es fácil explicarlo. Sube a Jaca y en silencio disfruta de sus inacabables matices.
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A. García Omedes.
2011. Enero. 15
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