Repasando documentos en mis archivos digitales
de arte medieval hoy me he reencontrado con este maravilloso artículo
que el Profesor Serafín Moralejo comunicó en el Congreso de
Historia del Arte llevado a cabo en Granada en 1973
y publicado en las actas de dicho congreso (Vol. I, pp. 427-434.). Se trata
de un documento de cinco páginas adornado con dos fotografías
y un esquema hecho por él, que a pesar de su aparente sencillez constituye
el sólido fundamento gracias al cual podemos comprender el origen formal
de la escultura del periodo inicial del románico extraída de
un modelo clásico concreto, como es el sarcófago de la Orestíada
procedente de Husillos (Palencia) y trasladada de modo casi literal al desarrollo
de las tres caras de un capitel de la iglesia de San Martín de Frómista.
La genialidad del profesor Moralejo acertó a señalar directamente
a un modelo clásico (el sarcófago de Husillos) como la fuente
de inspiración/copia para un trascendente escultor románico.
Los personajes del sarcófago, acaso vehiculados a través de
cuadernos de taller, sirvieron a ese fin, y más tarde para la labra
por otro escultor de algunos de los capiteles de la catedral de Jaca.
Es un documento excepcional que hay que leer
despacio, una y otra vez, porque dice muchas cosas y además, transmite
entre líneas ideas que hay que acertar a comprender para continuar
en la línea que señaló, atentos a la posibilidad de nuevas
coincidencias formales entre escultura románica inspirada en modelos
clásicos y de unos modelos, acaso desaparecidos.
Otra de las ideas que señala en su
artículo es la dicotomía arquitectura/escultura, tema de gran
trascendencia dado que se ha otorgado preponderancia a la escultura -que no
es sino el acabado de una obra- sobre el planteamiento arquitectónico
que no ha de corresponderse en cronología con aquella. Así señala
la primacía del modelo escultórico de Frómista sobre
algunos de las esculturas de Jaca, pero al mismo tiempo indica que la arquitectura
del inicio de la seo jaquesa es previa al planteamiento del templo de Frómista.
En fin, que es una obra para leer, releer, saborear y otorgar al profesor
Moralejo la enorme importancia que tuvo su descubrimiento.
Su discípulo Francisco Prado-Vilar,
tomó el testigo y fue más allá. No se paró en
el aspecto formal de la copia escultórica sino que ha señalado
la transferencia de las pasiones humanas, del sacrificio, del crimen horrendo
en su artículo: "Saevum
Facinus" en el que continúa el trabajo del maestro.
