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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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REJAS ROMÁNICAS.
EL HIERRO COMO EXPRESIÓN PLÁSTICA DE LO FUNCIONAL
Cuando nos aproximamos al arte románico lo habitual es encontrarnos frente a sus aspectos más conocidos y de mayor impacto visual como la arquitectura, la escultura o la pintura, olvidando en muchas ocasiones otros elementos de notable trascendencia y significado. El templo románico actual (al que hemos dejado con la piedra vista porque hemos decidido que hoy es lo correcto) a pesar de su belleza intrínseca no es sino una parte de lo que fue en origen. Al edificio románico actual le falta su acabado pictórico, la liturgia, la música, los cánticos y procesiones rituales, los olores (velas, incienso, etc.), y por supuesto multitud de complementos que lo hacían funcional de cara a desempeñar la labor para la cual fue diseñado. Le falta la vitalidad que tuvo, porque sus motivaciones o se han olvidado o han sido relegadas por el amor al arte sin comprender que esa expresión artística no fue sino complemento para lograr el objetivo final: un espacio sagrado para el culto cristiano y la glorificación del Creador.
Los templos románicos, desde el más humilde hasta el más elaborado fueron fundados sobre reliquias de santos que por lo general se depositaron en la base del altar dentro cajitas de consagración denominadas lipsanotecas, en ocasiones de gran trascendencia de cara a la cronología e historia del templo en dependencia de la información contenida en ellas. La importancia de las reliquias de los santos conservadas en algunos templos así como los valiosos objetos litúrgicos presentes en los mismos hizo necesaria la implantación de medidas de seguridad destinadas a preservarlos de la avaricia de los ladrones o de los esfuerzos de personas interesadas en apropiarse y llevar a otro lugar esas reliquias, que más allá de su valor real poseyeron el indudable valor de atraer movimientos de peregrinación y con ello, mayores niveles de ingresos en forma de limosnas y donaciones.
Las verjas de forja fueron una de las formas más extendidas para preservar tesoros y reliquias de la acción de los ladrones, ya fuera como elementos de separación entre cabeceras y naves o como impedimentos para acceder al interior del templo por los huecos de las ventanas. De este modo la tradicional delimitación del espacio más sagrado del templo, su cabecera, que en momentos litúrgicos anteriores se efectuaba por medio de iconostasios, canceles y paños que impedían el acceso o visión directa de la zona sagrada, pasó a efectuarse por medio de la rejería románica, elemento físico que a la vez que preservaba las reliquias y los tesoros, permitía a los fieles su contemplación y devoción. Es probable que la mayoría de los grandes templos románicos contasen con rejas destinadas a proteger sus reliquias y tesoros, si bien con el paso del tiempo muchas se han perdido ya sea por deterioro o por reutilización de su materia prima.
En Jaca tenemos la fortuna de contar con una serie de rejas románicas de primer nivel en muy buen estado de conservación y en ocasiones dispuestas en el lugar para el que fueron creadas, lo cual es extremadamente raro. Las rejas que protegen las cabeceras norte y sur de la seo jaquesa son las originales destinadas a ese fin, si bien a lo largo del tiempo se recolocaron para decorar el desaparecido coro de la nave central volviendo tras su eliminación a su lugar de origen. La imagen 1 muestra el interior la reja que protege el ábside sur de la catedral. La fábrica de estas rejas sirvió como protección a las reliquias de Santa Orosia, de los santos Voto y Félix y de San Indalecio y acaso también al mismo Santo Grial, la reliquia por excelencia de la cristiandad.
El estudio metódico y profundo de la forja del hierro y de las rejas románicas del Cambo de Santiago ha sido estudiado por Lourdes Diego Barrado y su trabajo me ha servido de guía en la creación de esta pagina monográfica.
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La utilización del hierro como materia prima para la producción de objetos de uso diario ha sido una constante a través de los siglos sustituyendo a partir del IX A. de C. a otros metales como el bronce en la "primera edad del hierro". En la Edad Media su uso era generalizado de cara a la producción de armamento, herramientas y multitud de otros objetos. Algunas esculturas de ese momento nos dejan ver la importancia de este metal, así como la de quienes supieron modelarlo. Los herreros de las imagen 1 (Santa María la Real de Sangüesa en Navarra, y San Cipriano en Zamora) son buena muestra de lo dicho. En ambas imágenes aparecen con idénticas características: martilleando sobre el yunque una pieza de hierro que sujetan por medio de tenaza, porque está al rojo vivo tras haber sido calentada en la fragua.
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En la imagen 3, procedente de los motivos decorativos de la portada de la catedral de Olorón, se nos muestra la utilización del hierro transformado en aros para fabricar toneles.
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Para los artesanos medievales acostumbrados a fabricas espadas, lanzas, armaduras, herraduras, hachas, azadas, picos, herraduras o aros para toneles no debió de suponer mayor dificultad el hecho de crear la bella rejería destinada a proteger reliquias y tesoros. Varillas de hierro de sección cuadrada de diferentes longitudes y grosores fueron la materia prima básica para su confección a base de calentarlas en la fragua y modelarlas a base golpearlas en caliente con el martillo.
En el lado izquierdo de la imagen 4 muestro algunos de los sencillos elementos que el herrero podía crear a partir de una varilla de hierro modelándola por medio de la fragua el yunque y el martillo (A -E). El elemento más sencillo es el roleo, formado al enrollar la varilla a modo de espiral produciendo un número variable de vueltas, entre tres y cinco por lo general (A). Este enrollamiento podía hacerse "a mano alzada" o con un patrón consistente en una roleo-guía que fijada al yunque permitía enrollar la varilla al rojo siguiendo sus contornos y produciendo roleos en serie, todos con las mismas vueltas y dimensiones. El otro elemento simple de mayor uso en la rejería románica es la Ce formada a partir del enrollamiento de los dos extremos de una varilla, logrando así dos roleos contrapuestos (B). Si los extremos de la varilla se arrollan en direcciones opuestas se logra una Ese (C). Las modificaciones de la parte media de la varilla de la Ce, como vemos en las letras D y E, dan lugar a variaciones aptas para nuevos motivos. El extremo interior de la varilla, tanto en el roleo como en la Ce puede decorarse a base de figuritas como ocurre en Iguácel o con motivo que recuerda a una flor de cinco pétalos o un racimo de uvas a base de añadirle dos pequeñas varillas secundarias y cerrar su extremo, como se ve en el detalle inferior de la imagen 4-B y que se usó en iglesias de Melide y Ávila.
A partir de esos motivos sencillos se pueden lograr bellas formas complejas por medio de su repetición y variaciones en la disposición como vemos en el lado derecho de la imagen 4 (F-J). Sucesión de roleos (F), Ces giradas y adosadas (G), Eses giradas y adosadas conformando el armazón de lo que se denomina como "corazón invertido" (I), o elementos complejos que además se decoran con buen numero de varillas secundarias con sus extremos enrollados dando lugar a figuras realmente bellas y complejas (J), son la base de lo que veremos en las rejas de diferentes localizaciones, si bien a partir de estas bases cada herrero podía dejar volar su habilidad e imaginación enriqueciendo los resultados.
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Una característica de las rejas románicas es el hecho de que estos elementos simples se reúnen entre si y a las varillas por medio de abrazaderas o grapas de hierro cerradas en caliente. La soldadura en caliente a base de forja era conocida, pero lo habitual es reunir los elementos por medio de las mencionadas grapas, debiendo de desconfiar de la cronología de las rejas que no las posean.
El marco en el cual se disponen todos estos elementos descritos se forma a base de dos travesaños (superior e inferior) y dos montantes verticales conformando un espacio cuadrado o rectangular que a su vez se dividirá en bandas por el añadido de nuevos montantes intermedios. Las imágenes 6 y 7, creadas a partir de una idealización de algunos elementos de la reja de Iguácel, muestran la sensación de complejidad lograda a partir de unos elementos sencillos que van a cumplir a la perfección con la función de proteger tesoros y reliquias sin ocultarlos a a vista de los fieles. La imagen 5 corresponde a un detalle de la reja sur de la catedral de Jaca y en ella, ampliándola, podemos ver algunos de los motivos descritos así como varillas secundarias componiendo figuras decorativas como cruces en espacios generados por cuatro roleos.
Lourdes Diego señala la semejanza de los motivos decorativos de la escultura, como en los casos de algunos ábacos de la catedral de Jaca o de la ermita de San Adrián de Sásabe (Imagen 8). Realmente esos elementos decorativos enroscados en sus extremos del exterior de las palmetas guardan una clara semejanza con las varillas secundarias de las rejas románicas e incluso en las dos últimas imágenes vemos que esos elementos se reúnen por medio de imitación de abrazaderas o grapas, al igual que se hace con los elementos básicos y las varillas secundarias de la rejería. A partir de ese punto la cuestión podemos centrarla en conocer si los motivos decorativos son fuente de inspiración para la rejería o si al revés, que sea la rejería traducida a la piedra lo que vemos en dichos ábacos; lo cual no es cuestión baladí por cuanto que tiene importancia de cara a la cronología de la propia rejería.
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REJA DE SANTA MARÍA DE IGUÁCEL
La reja procedente de la iglesia de Santa María de Iguácel es una obra excepcional dentro de los ejemplos con los que contamos en el panorama español. La decoración que centra muchas de sus espirales la destaca del resto de estos motivos. Esta reja fue diseñada para separar presbiterio y nave de la iglesia de Santa María de Iguácel. En la imagen 9 procedente del archivo fotográfico de José Esteban Esteban Uranga mostrado en trabajo de Julio Caro Baroja de 1972 puede verse en su situación original.
En la actualidad se expone en el Museo Diocesano de Jaca, permitiendo el paso al interior de la recreación de la iglesia de Bagüés y sus también excepcionales pinturas románicas. Fue restaurada con motivo de su traslado a Pamplona en 2006 para su exhibición en el marco de "La Edad de un Reino. Las encrucijadas de la corona y la diócesis de Pamplona"
En cuanto a su cronología, Lourdes Diego apunta hacia las primeras décadas del siglo XII basándose en un documento en el que se refiere la entrega el 13 de noviembre de 1135 del monarca Ramiro II el Monje "al monasterio de San Juan de la Peña y a su priorato de Santa María de Iguácel, de tres villae del valle de la Garcipollera como compensación por un cáliz y un vaso preciados que se llevó de San Juan, así como por un retablo de plata sobredorada que tomo de Santa María de Iguácel para acuñar sueldos jaqueses". Según ésto, las fechas entre las cuales podría situarse la cronología de la reja serían las de 1072, que figura en la epigrafía sobre la portada occidental señalando el momento en que se acabó la edificación de la iglesia ("est explícita") y la de 1135 en que Ramiro II reconoce y compensa por el hecho de haber tomado un retablo de plata de la iglesia, que a buen seguro sería en el que se expusiese la imagen de la Virgen de Iguácel. La reja se habría forjado para cerrar la cabecera del templo y proteger Virgen y retablo. El arcaicismo y la excepcionalidad en la confección de esta reja deja abierta la posibilidad de que su cronología pudiera remontarse a finales del siglo XI (de todos es sabido las controversias que suscita la datación señalada en la epigrafía de la iglesia de Iguácel por la cual estaría acabada en el año 1072 permitiendo, si fuese así, margen suficiente para la confección de la reja en el último tercio del siglo XI)
La reja se compone de cuatro elementos: dos paneles fijos laterales y dos centrales más pequeños y practicables que permitían el acceso a la cabecera del templo. En total mide 4,30 m de longitud y 2,18 de altura en la parte más alta de los montantes. Las hojas del acceso central miden 160 cm de altura por 75 cm de longitud. Ambos paneles laterales están divididos en siete bandas verticales por medio de seis montantes interiores. Los batientes de la puerta poseen tres bandas verticales cada uno. Tanto en estos batientes como en el panel de nuestra derecha, cada banda se divide en dos por medio de un montante más fino al que se sujetan los roleos simples, a diferencia del panel a nuestra izquierda compuesto por "Ces" dobles adosadas y unidas entre si, por lo que no precisan de montantes supletorios.
La imagen 11 es activa. Cliqueando sobre cada uno de los respectivos paneles de la reja se abre a mayor tamaño para su mejor apreciación. Ello permite advertir la mayor elaboración del panel situado a la izquierda en el cual la práctica totalidad de sus espirales poseen una figurita en su centro. (tan solo algunas espirales del cuadrante inferior izquierdo acaban sin decorar), mientras que en batientes y panel derecho son mucho más escasas y sencillas.
Las figuras que el herrero labró en el centro de muchas de las espirales que componen la reja se muestran en la imagen 16, que es activa. Cliqueando sobre cada uno de los motivos se abre a mayor tamaño para poder apreciarlo mejor. Encontramos desde remates en forma de dos o tres pequeñas volutas, círculos aplanados -uno perforado y otro radiado- cabecitas de aves, serpientes, rumiantes con o sin cuernos o con doble cabeza, hasta dos cabecitas humanas que parecen estar atrapadas en la vorágine de círculos de esta reja. Una de ellas está mejor trabajada y se ha convertido en figura emblemática de esta magnífica pieza (Imagen 12).
En el panel izquierdo, compuesto por "Ces" adosadas, se dispusieron varillas secundarias para mejor ocluir los espacios de su superficie y para una mayor decoración. Así vemos entre cada dos "Ces" varillas verticales con sus extremos enrollados y otras con su vástago muy pequeño decorando la zona central. Ambas "Ces", la varilla vertical y las pequeñas varillas se reúnen y consolidan por medio de una grapa o abrazadera cerrada a martillo. Entre los extremos de la varilla de cada "Ce" se dispone otra varilla secundaria, horizontal, rematados sus extremos en sencilla voluta y sujeta también con grapa (Imagen 13). En el panel derecho y en ambos batientes de la puerta no hay varillas secundarias. En esa zona, el extremos exterior de cada roleo se enroscó sobre si mismo consiguiendo un bello efecto en estas zonas que como ya se ha dicho recibieron menor decoración (Imagen 14).
CATEDRAL DE SAN PEDRO DE JACA
La rejería románica de la catedral de Jaca destaca de entre las existentes en territorio hispánico tanto por su calidad como por la conservación de sus elementos, algunos de los cuales se encuentran en la situación para la que fueron creados como ocurre con las rejas que cierran ambos presbiterios laterales del templo. La autora L. Diego Barrado recoge información de un manuscrito de Pedro Villacampa indicando que en 1514 se trasladó el coro (coro elevado, en la zona de presbiterio central y crucero del templo) a la nave central, utilizándose en el mismo la gran reja del altar mayor en su acceso y las de los laterales como respaldo de los asientos de los canónigos. Ese coro fue demolido y trasladado entre los años 1071 y 1072, con la participación de fray Manuel Bayeu, al nuevo espacio generado tras la desgraciada demolición del ábside central. Las rejas laterales debieron de ser repuestas en su lugar de origen por Íñiguez Almerch en la reforma de 1932 y hasta entonces, al parecer, sirvieron de respaldo a los asientos del concejo en el moderno ábside central (Diego Barrado "Nacido del Fuego" p. 105).
REJA DEL ÁBSIDE CENTRAL
La reja que protegió el ábside central de la catedral de Jaca fue desmontada y reutilizada parcialmente, por lo que de la misma se conservan tan solo varias bandas incluidas en la reja renacentista que se halla en la sala refectorio delante de las pinturas de la ermita de Nuestra Señora del Rosario de Osia. Esa reja conserva catorce bandas verticales, cuatro de ellas de mayor altura utilizadas en la nueva puerta, y una banda horizontal en la que se reutilizaron nueve "Ces" dobles, mismo número que poseen las bandas verticales laterales mientras que las de las puertas poseen doce. En medio de cada dos bandas el herrero Martín Bandrés dejó un espacio diáfano centrado por una varilla de hierro retorcido (Imágenes 17 a 19).
El travesaño superior de la puerta de esta reja da fe de que fue hecha en el año 1663 por el herrero Martín Bandrés. La firma va precedida de una invocación que parece decir "DIOS ES EN ESTE REJADO" (Imagen 20, activa).
La decoración de esta reja se efectuó por la repetición de un solo motivo: dos "Ces" adosadas formadas por sendas varillas con sus extremos enrollados en tres vueltas y media, con otras dos varilla secundarias con sus extremos retorcidos formando un circulito situadas entre las dos "Ces", y otras dos varillas más pequeñas, también enrolladas formando pequeños círculos a modo de lazo, sujeto todo ello por alargada grapa (Imagen 22).
La finalidad de esta reja debió de venir impuesta por la necesidad de protección de las reliquias de Santa Orosia, milagrosa y oportunamente recuperadas según la tradición el 25 de junio de 1072 cerca de Yebra de Basa por el pastor Guillén de Guasillo ayudado por una aparición angélica en época del reinado de Sancho Ramírez, monarca aragonés necesitado de reliquias para su nueva catedral. Así pues, teniendo en cuenta estas circunstancias la reja debería de haber sido realizada entre los años 1072 y 1094.
JACA: REJA DEL ÁBSIDE NORTE
La reja que cierra el ábside norte a ras de su presbiterio mide alrededor de cuatro metros de longitud por un metro de altura. En su momento sirvió de protección a las reliquias de San Indalecio, trasladadas por Sancho Ramírez a San Juan de la Peña y que retornaron a Jaca en 1836. La reja se compone de tres lienzos: uno estrecho a la izquierda compuesto por una sola banda, otro a continuación formado por tres bandas y media que conforman la puerta de acceso al ábside y a su través a la sacristía, y otro -el más largo- compuesto por doce bandas.
Seguimos viendo en esta reja los motivos sencillos formados a base de dos "Ces" adosadas con varillas secundarias, al estilo de lo visto en la reja central (Imagen 22) pero de mucha mejor factura. Sobre este mismo modelo encontramos variación a base de rematar los extremos enrolados de las varillas con enrollamientos sencillos en los extremos de tres divisiones de las mismas (Imagen 25) .
Sobre la base del elemento sencillo de la "Ce" doble, hallamos variaciones consistentes en adornar el extremo de la varilla principal con remate de tres enrollamientos en su extremo o con el añadido de nuevas varillas secundarias a la concavidad de las "Ces" consiguiendo formas más abigarradas (motivos 2º a 4º de la imagen 26). También usó "Ces" sencillas para cubrir la media banda vertical de la puerta más próxima a los goznes. Alargando la zona central del vástago de las "Ces" y deformándolo en "U" consiguió otra bella forma a la que añadió varillas secundarias para llenar el espacio creado por la "U" (Imagen 26, 6º motivo). También consigue nuevas formas a base de reunir cuatro roleos en cuadro dejando un espacio romboidal en el centro que rellena y decora con varillas secundarias retorcidas formando circulitos u ondas (Imagen 26, motivos 5 y 7 e imagen 27). A este motivo conformado por cuatro roleos en cuadro y rombo central le añado dos roleos por arriba y otros dos por abajo logrando una bella forma de mayor tamaño (Imagen 26, motivo 10º). Algo semejante logra por el añadido de dos roleos arriba y abajo al motivo formado por doce "Ces" contrapuestas decoradas con profusión de varillas secundarias (Imagen 26, motivo 8º). Por fin, llega a un motivo compositivamente diferente que logra contraponiendo dos "Eses" con sus largos vástagos formando una especie de corazón invertido. Sobre esta base, añade varillas secundarias en simetría cerrando espacios y roleos al interior soldados a una varilla central (Imagen 26, 9º motivo).
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Hay un detalle espectacular y gracioso en esta reja norte. Está prácticamente en el centro de la misma y es un elemento grande conformado por cuatro roleos en cuadrado formando un rombo al centro y con una pareja más de roleos arriba y abajo del mismo. Lo magnífico del mismo es que en el rombo central se instaló un lazo metálico cuyos extremos puntiagudos perforan las varillas secundarias superior e inferior y quedan libres para poder girar (Imagen 28 e imagen 26, motivo 10º). El color de ese delicioso lazo, así como el de las grapas que sujetan las varillas y algunos de los puntos de remache que se ven en la imagen 28 hace pensar que el metal empleado ya no es el hierro sino que debe de poseer cobre. Hay que señalar asimismo que en esta reja, así como en la del ábside sur, aparecen varillas reunidas a base de soldadura de fragua, como en el motivo 9º de la imagen 26.
JACA: REJA DEL ÁBSIDE SUR
La reja que cierra el ábside sur de la catedral es prácticamente idéntica a la vista en el ábside norte. Sus dimensiones aproximadas son asimismo de cuatro metros de larga por uno de altura y la posición de su puerta es especular a la previa, es decir, se sitúa en el lado sur de la mima. Posee pues, de izquierda a derecha: doce bandas verticales, tres y media que componen la puerta y una más adosada al presbiterio sur. Los elementos que componen la "media banda" de la puerta son, al igual que en el lado norte, "Ces" sencillas (Imágenes 29 a 31). Este ábside albergó en fechas modernas las reliquias de los santos Félix y Voto.
En cuanto a los elementos que componen la reja, son superponibles a los ya vistos en el lado norte existiendo una unidad de actuación entre ambas por el mismo herrero. Como motivo ligeramente diferente, podemos señalar hacia uno de los "corazones invertidos" (Imagen 32, motivo 8º) en el cual en el llenado de ese espacio se aportaron dos elementos trifoliados muy similares a los tantas veces vistos rematando extremos de roleos vegetales en los capiteles.
La cronología apuntada por L. Diego Barrado para estas rejas señala hacia finales del siglo XII o inicios del XIII.
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JACA: REJA DEL SECRETUM
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La sala conocida como "secretum" se halla situada en altura sobre la sacristía adosada al ábside norte de la catedral y su función era la de guardar los tesoros de la misma. Desde la remodelación en 2010 del museo es un espacio visitable y pueden admirarse el el mismo algunas obras de orfebrería además de la interesante decoración de grisalla del siglo XVI. El vano que permite en paso a su interior desde las salas altas del museo diocesano posee una magnífica puerta de rejería que muestro en las imágenes 34 y 35 (Interior y exterior).
Es esta una puerta de unos dos metros de altura en la cual advertimos de inmediato elementos coincidentes con lo visto en las rejas románicas de la catedral, especialmente en las que cierran los ábsides norte y sur de la misma. En la imagen 36, comparativa, muestro un elaborado elemento de la reja del ábside sur y a su lado otro de hechura muy similar en la reja del secretum.
La imagen 37 es una composición basada en la cara interior de la puerta del secretum a base de perfilar en color los elementos curvados de la misma así como sus elementos de seguridad y soporte. Cliqueando se abre a tamaño mayor. De izquierda a derecha muestro la imagen de la puerta, los elementos curvados de su rejería con código de colores, los soportes de hierro y sus elementos de seguridad, y por último el remonte de todos los elementos perfilados en color..
El perfilado con diversos colores de los elementos románicos de la verja nos aportan varias informaciones sin duda interesantes. La primera de ellas, que corresponden a tres tipos que ya hemos visto en las rejas norte y sur de los ábsides de la catedral, como puede advertirse en la imagen comparativa 38. También el hecho de que esos elementos se disponen de modo simétrico en las dos bandas que componen la puerta, hecho que no vemos repetido en las rejas de los ábsides laterales de la catedral, que son las que comparten modelos con esta puerta del secretum.
Los elementos enrollados se dispusieron sobre el bastidor que compone al puerta, con el añadido de abundantes remaches y planchar irregulares de hierro así como una cerradura protegida por un gran círculo de hierro al exterior y la adición de dos cerrojillos secundarios de apertura manual por encima y debajo de la misma por medio de un sencillo vástago metálico. Al exterior de ambas bandas de elementos enrollados vemos dos vástagos de hierro retorcido sobre su eje, de similar hechura a los ya vistos en la reja del ábside central rehecha por Martín Bandrés en el XVII, y que probablemente esté tras la confección de este elemento de seguridad a partir de las dos bandas románicas originales.
Un problema para el que no tengo solución es la procedencia de esas dos bandas de rejería románica. Sin duda han de proceder de la propia catedral y la semejanza con los elementos que componen las rejas de los ábsides laterales, la identifican con los mismos o con el mismo momento de fabricación, diferente y posterior a la reja que cerró el ábside central, de muy sencilla hechura constituida por la repetición de un único elemento, como ya vimos. La cronología, dada la similitud con los motivos de las rejas de los ábsides laterales, debe de ser la misma que para aquéllos, es decir, finales del XII o inicios del XIII.
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JACA: DOS FRAGMENTOS DE REJA EN ALMACÉN DEl MUSEO
En espacios de almacén del Museo Diocesano se conservan dos fragmentos de reja de notables dimensiones. La anchura de ambos es de 111 cm y la altura de 104 cm para cada uno de ellos. La imagen 39 es una composición realizada a partir de fotografía de los mismos, disponiéndolos en la posición probable en que debieron de estar, formando parte de una verja de notable altura (superior a los 222 cm). El travesaño superior (referido a la imagen 39) posee un perfil superior convexo en su sección mientras que el inferior es de sección rectangular y conserva uno de los elementos de fijación con rosca en su extremo. Los montantes, en número de cuatro, separan otras tantas bandas de motivos decorativos y en algunas zonas se advierten remaches para aumentar su longitud.
La decoración de estos fragmentos de reja está realizada por dos "Ces" adosadas con el añadido de tres varillas secundarias, dos largar entre ambas "Ces" y una corta en la concavidad de las mismas (Imagen 40). Ese motivo es semejante al visto en la reutilizada reja del ábside central (Imágenes 17 a 22) pero con un estilo mucho menos elegante. Lourdes Diego opina, y creo que con razón, que esta reja debe de ser de origen moderno, realizada al estilo románico y que acaso estuviese destinada a proteger el acceso a alguna de las capillas de la catedral..
REJA DE SAN VICENTE DE ÁVILA
La iglesia de San Vicente de Ávila es un templo de planta basilical de notables dimensiones que alcanzan los 66 metros de longitud total por 44 de anchura de sus tres naves y 41 de longitud de la nave crucero. Está dedicado a los santos Vicente, Sabina y Cristeta, mártires de principio del siglo 4. Hacia 306 Daciano gobernador de Hispania bajo el mandato de Diocleciano ordenó apresar y torturar a estos tres hermanos por negarse a ofrecer sacrificios a los dioses romanos. Tras torturarlos, acabó con sus vidas por el brutal procedimiento del aplastamiento de sus cráneos, descrito con detalle en los bajorrelieves del magnífico cenotafio románico que se guarda en el transepto del templo. El templo se inició hacia 1130 con posterioridad a la edificación de la muralla. Se ubica a poca distancia de su ángulo nordeste y próximo a la puerta de su mismo nombre. En el año 1062 las reliquias de los santos fueron trasladadas a San Pedro de Arlanza por temor a las incursiones islámicas y regresaron en 1175 a la conclusión de templo y cenotafio. Un nuevo traslado se produjo en 1835, a Covarrubias primero y a la catedral de Burgos después. De allí regresaron sus urnas al altar mayor del templo, donde permanecen.
Adosada al muro de la nave norte, por detrás del acceso a la cripta se expone la reja románica que en inicio debió de servir para proteger las reliquias de los mártires mencionados. Es una reja que sigue el estilo de las que en Aragón hemos visto situar en los presbiterios para salvaguardar tesoros y reliquias y que debió de situarse inicialmente cerrando el acceso al altar mayor. Esta reja se compone de cuatro paneles de igual altura, fijos los laterales y móviles los centrales que constituyeron el acceso a la cabecera del ábside central. Estos dos paneles poseen cuatro ruedecillas metálicas en el extremo de vástagos para facilitar su apertura. Cada uno de los paneles laterales posee cuatro bandas y tres los centrales todas ellas decoradas con el mismo motivo repetido cinco veces en cada banda (Imagen 41).
El motivo decorativo de esta reja que se repite a lo largo y ancho de toda ella consiste en dos "Ces" adosadas entre las que se interpone una varilla secundaria rematada en sendas volutas y otras cuatro varillas secundarias de distintas longitudes situadas en la concavidad de la "Ce" cuyos extremos enrollados y escalonados componen un bello motivo. La cuarta varilla, la más externa, posee vástago más largo que perfila a la abrazadera que las reúne. Los extremos de las varillas de las "Ces" muestran una decoración que asemeja una flor de cinco pétalos o acaso un racimo de uvas formado por el enrollamiento de su extremo y el añadido de dos pequeñas varillas secundarias también enrolladas (Imagen 42).
La uniformidad de los roleos sugiere que el herrero los conformó usando plantilla de falso roleo para enrollar las varillas y de ese modo logrando que todos ellos sean muy similares. Comoquiera que las reliquias volvieron a esta basílica en 1075, tras la conclusión del templo, es lógico pensar que la reja debe de poseer una cronología próxima a ese momento ya en el último tercio del XII.
REJA DE SANTA MARÍA DE MELIDE
Melide es capital de la comarca Terra de Melide. Cuenta con unos 8000 habitantes y se ubica prácticamente en el centro geográfico de Galicia. Unos 43 kilómetros separan esta villa de Santiago de Compostela. El Camino de Santiago la atraviesa, siendo habitual contemplar grupos de peregrinos pasar al lado de la iglesia camino de su destino: Santiago. El templo dedicado a Santa María datable en el último cuarto del XII se halla en el extremo occidental de la población. El templo guarda una rareza como es la existencia en el mismo de la única reja románica de la que se tenga constancia en Galicia, aunque es seguro que debieron de existir más. Debió de separar la cabecera, como lugar sagrado de la nave, destinada a los fieles. En la actualidad se puede contemplar en la sacristía adosada al lado norte de la iglesia.
El panel que se conserva posee siete bandas. Falta el montante superior, aunque se puede intuir su situación por los orificios de los montantes para remacharse con el mismo (Imagen 43). El elemento más repetido es una doble "Ce" adosada con tres varillas secundarias entre ambas con los extremos enrollados. La más externa es muy pequeña y aparenta solo dos circulitos a los lados de la grapa que las reúne. El centro de cada roleo se decora por estructura semejante a la de Ávila, compuesta por enrollamiento de su extremo y dos pequeñas varillas secundarias conformando una especie de flor o racimo de cinco elementos (Imagen 44). La hilada inferior así como algún otro elemento del cuadrante inferior derecho posee menor decoración en las "Ces" adosadas que carecen de varillas secundarias y de motivos ornamentales. Es perceptible la diferencia de tamaños de motivos semejantes lo que excluye el uso de plantilla para su confección. Junto a este panel debió de existir al menos otro así como un elemento practicable para acceder a la cabecera del templo a su través. La cronología apunta hacia finales del XII o principios del XIII.
REJAS DE LEÓN:
SAN ISIDORO DE LEÓN
En la colegiata de San Isidoro de León, a la que acudimos los amantes del románico ante todo para visitar su delicioso panteón real y su decoración pictórica, nos encontramos también con tres magníficas rejas románicas, esta vez en las ventanas de su cabecera una en el vano del ábside sur y otras dos en el brazo del transepto de ese mismo lado: una en su lienzo oriental y otra centrada obre la Puerta del Perdón (Imagen 45, activa).
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Las imágenes 46 y 49 muestra la reja existente sobre la Puerta del Perdón. La segunda, de detalle nos permite ver que está compuesta por la repetición de dos "Ces" adosadas con varillas secundarias enrolladas en sus extremos situadas entre las mismas así como otras entre los enrollamientos delas "Ces" ocluyendo los espacios libres. La morfología de esos elementos se adapta al perfil del vano, en especial en la parte alta del mismo, en su medio punto. Es remarcable el hecho de que los enrollamientos de las "Ces" poseen cinco vueltas y media, cifra muy elevada que le da ese aspecto tan particular y tupido.
Las imágenes 47 y 48 así como las imágenes 50 y 51 muestran las rejas de los vanos del lienzo oriental del transepto y del ábside sur. Vemos la diferencia con la previa de un menos número de vueltas en los enrollamientos de las "Ces", que siguen el mismo patrón para este tipo de elemento. De nuevo vemos en la zona del medio punto de los vanos la diferencia de hechura para poder adaptarse al mismo.
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Las imagen 52, activa, corresponde a la reja del vano de ábside sur de la colegiata de San Isidoro. Las "Ces" son el motivo predominante de la misma, si bien cuenta con un añadido más sofisticado hacia la zona superior de nuestra derecha (Colocando el cursor sobre la imagen, se resalta). Está formado por dos largas varillas con sus extremos enrollados y con su zona central formando una gran concavidad exterior dentro de la cual se alojan sendas "Ces". Ese motivo ya lo hemos visto en el ábside sur de la catedral de Jaca y en el "secretum" de dicho templo (Imágenes 36 38)
SANTA MARÍA DEL MERCADO
En los vanos de los ábsides laterales de la iglesia de santa María del Mercado, también en León volvemos a encontrar rejería formada a base de "Ces" con varillas secundarias que aparentan delicadeza en contraposición al grosor empleado en las varillas principales (Imágenes 53 a 56). Además, los extremos enroscados de las varillas están adornados con dos pequeñas varillas secundarias formando un elemento floral de cuatro pétalos, al estilo de lo visto en Melide o en Ávila .
La autora L. Diego señala la particular dificultad a la hora de establecer cronología para las rejas de los vanos, quizá por el hecho de ser elementos reaprovechados procedentes de otras rejas del interior del templo.
SAN CIPRIANO DE ZAMORA
La iglesia de san Cipriano de Zamora es la de mayor antigüedad de la ciudad y lo evidencia por sus cabeceras planas de tradición hispanovisigoda. Posee además de una serie de relieves reutilizados de entre los que destaca en el aspecto que tratamos el de un herrero trabajando en la fragua (Imagen 2, derecha). En consonancia con esa antigüedad está la reja que cierra una de sus ventanitas aspilleradas, en concreto la del ábside norte (Imagen 57).
Esa reja está formada por un vástago único central del que parten hacia ambos lados volutas de mayor o menos tamaño toscamente enrolladas. La imagen 57 es activa. Colocando sobre ella el cursor se resalta la reja mencionada, diferenciándose de los travesaños de protección colocados sobre la misma
Hay muchas mas rejas románicas a las que prestar atención (Sur de Francia, Pamplona, etc.) pero me he limitado a mostrar aquellas de las cuales dispongo imágenes y especialmente las de la catedral de Jaca, sin duda las mejores y más completas de las rejas del románico español. Estoy seguro que a partir del conocimiento de estos ejemplos, nos fijaremos más en este interesante motivo románico.
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Huesca; 1 de diciembre de 2018
Antonio García Omedes
de la Real Academia de San Luis
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