A este escenario cambiante en dependencia
de las circunstancias, llega la primera oleada renovadora,
en expresión del prof. Bernabé Cabañero. Consiste en la sustitución
de la cabecera plana de los pequeños templos por otra de planta ultrasemicircular
acorde con lo que en el territorio de los condados catalanes se estaba llevando
a cabo sobre todo en la edificación de torres defensivas de planta
circular. Los dos ejemplos con los que contamos, ubicados
como es lógico en la zona oriental del Alto Aragón son las
arcaicas ermitas de Tella y Bonansa.
La ermita dedicada a los santos Juan
y Pablo de Tella situada junto al "puntón de las Brujas"
en un mágico paisaje de ensueño que tiene como telón
de fondo el cañón de Añisclo y el macizo de Monte Perdido
(Imágenes 1 a 3). Tiene el valor añadido
de conocerse gracias al hallazgo de su lipsanoteca, la fecha de consagración
en 1019 por el obispo San Ramón de Roda de Isábena,
erigiéndose por tanto como la más antigua iglesia documentada
del Sobrarbe.
Sobre un altozano al este de Bonansa y a
unos 700 metros del caserío se alza la ermita
de San Aventín que a pesar de sus transformaciones conserva el
mismo modelo de planta con ábside ultrasemicircular que el visto
en Tella (Imágenes 4 y 5).