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Acostumbrados
a deslumbrarnos con la grandiosidad de éste y otros templos, nuestra
vista busca de forma refleja la altura de las bóvedas pasando desapercibidos
algunos elementos situados a ras de suelo, tan bellos y bien trabajados
como los de la catedral jaquesa.
En la imagen 1 se aprecia el arranque de pilastras cilíndricas
y cruciformes que separan la nave norte de la central. En
las imágenes 2 a 4 se aprecian detalles de los mismos, destacando las grandes bolas jaquesas
en la enorme basa ática en que apea este pilar cilíndrico. Las basas de las semicolumnas
adosadas se elevan sobre un gran podio cilíndrico adornado con doble
moldura de bocel en su borde superior. Una de las bolas que decoran
la basa de la imagen 4 se transformó en pequeña
cabecita de león.
En
las imágenes 5 y 6,
dos capiteles decorados con entrelazos de perfecta hechura y piñas
sobre motivos vegetales de idéntico estilo que el existente en la cámara
secreta de Santa María de la Serós.
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En el capitel de la imagen
7 se advierte con claridad la mano del Maestro de Jaca. Los pitones
jaqueses de las esquinas, se han sustituido por cabecitas de leones. Sendos
personajes laterales llevan sujetos con correa a una pareja de leones con
sus colas casi anudadas sobre la basa que ocupan el frontal del capitel.
Tras ellos, tres figuras de jóvenes vestidos con clámides de los que
el central porta una serpiente en las manos y parece estar nimbado.