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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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-BORAU. ERMITA DE SAN ADRIÁN DE SÁSABE (Cont.)- |
UTM 30T 697534 4727821 1081 m. |
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La portada oeste se halla en un cuerpo ligeramente adelantado al muro de poniente (Imagen 1). Se compone de tres arquivoltas, rectas las de los extremos y decorada con recio baquetón situado entre otros dos más delgados, la central. Por fuera posee un guardapolvo de ajedrezado jaqués. Apean en imposta corrida que se prolonga por los laterales del cuerpo que contiene la portada. Su decoración a base de palmetas de bella decoración exterior es muy elaborada tanto en la zona correspondiente a los ábacos como sobre las jambas del vano, siendo lisa al exterior. Hay señales de que esa portada tuvo un tejaroz protegiéndola hoy desaparecido y sustituido por unas hiladas añadidas de sillarejo y mampuesto con tejadillo de pizarra cubriéndolos.
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Quizá hubiera canecillos al modo de Iguácel. Pero si los hubo desaparecieron al igual que desapareció el tímpano que hubo en esta portada. Señalados sus vestigios por Rodrigo de la Torre, es evidente que el resto de su aleta sur, "enjarjada" (Imagen 7) permanece in situ atestiguando su presencia en tiempo pasado (Imágenes 5 a 7). En el lado norte ha desaparecido la aleta, quedando el hueco vertical relleno con cemento (Imagen 5).
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La arquivolta central apea en capiteles labrados, con sus columnas y basas. El situado al lado norte es magnífico (Imágenes 8 a 12). Su cesta luce decoración a cuatro niveles: caulículos estriados al modo clásico entre los que hallamos motivos decorados con tres filas de sogueado. Por debajo, hojas vegetales y en las esquinas pitones jaqueses estriados (Imágenes 11 y 12). Más abajo hojas vegetales que se incurvan y lucen bolas (¿perlas?) en sus extremos. Y en la base, sobre el collarín, palmetas. Elaborada ejecución en la que hallamos la esencia del estilo jaqués. Merece la pena acercarse al templo solo por contemplarlo.
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Los fustes sobre los que alzan estos capiteles son extremadamente largos. El correspondiente al lado norte y al capitel "jaqués" es monolítico, mientras que el contralateral se compone de tres piezas diferentes. Las basas sobre las que se elevan las muestro en las imágenes 13 y 14.
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Al capitel situado a nuestra derecha se le ha prestado menor atención, quizá por que su estado de deterioro hace difícil su lectura. Pero de verdad que merece la pena el esfuerzo. De entrada hay que advertir que su módulo es menor que el del otro lado. Mide 34 cm de altura, frente a los 39 del opuesto. Y para compensar esta desproporción, hubo que añadirle una pieza de material diferente, que le aporta un collarino sogueado, de 12 cm (Imágen 18). De nuevo lo que escribo me evoca a lo visto en la catedral de Jaca y a sus "capiteles con suplemento". No solo desentona en altura, sino que en anchura, la toma lateral evidencia dos cosas: que su cara posterior está esculpida y que el ábaco le "queda grande" (Imágenes 15 y 19)
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Acerquémonos a ver detalles en la cesta de este capitel. A pesar de su deterioro es evidente que en la cara interior hay varias figuras, una de ellas mejor conservada, desnuda, de aspecto clásico, que sujeta con ambas manos un elemento que hace ondas (Imagen 19). Ese concepto lo he visto expresado en varios motivos esculpidos próximos, bien en lo geográfico o bien en lo temporal. En lo geográfico porque los lugares donde se repite esta idea son Jaca e Iguácel y en lo temporal, porque el otro lugar es la iglesia del castillo de Loarre, más alejada de este núcleo, pero sin duda deudora de un mismo tiempo y momento cultural. La imagen 20 corresponde a un capitel del interior de Jaca. Personajes en el agua entre diablillos alados que tocan el aulós y seres demoníacos a sus lados. La imagen 21 es de un ventanal exterior de Iguácel, mientras que la 22 corresponde a la arquería ciega interior añadida al templo arcaico. En ambas hay la misma idea: seres en el agua a la que sujetan con sus manos como si fuese una tela ondulada. La imagen 23 es de un capitel absidal del interior de un vano en Loarre. De nuevo seres desnudos que sujetan elemento ondulante
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Y al exterior del castillo de Loarre, en el deteriorado friso que corona su acceso y en cuyo estilo se ha citado la similitud con la obra del maestro tolosano Guilduino (por cierto, de nombre Bernardo), de nuevo seres desnudos (cinco) en comitiva, encaminándose hacia Cristo en Majestad tras un elemento ondulante que sujetan y que aparenta agua (Imagen 24).
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Demasiadas coincidencias en un arte simbólico en el que pocas cosas se dejan al azar. El capitel de Sásabse con seres en el agua cuyo módulo no corresponde a esa portada, pudiera ser uno de los "excedentes" del primer maestro de Jaca. De ese que labra piezas para la cabecera y transepto y que cuando llega el genial escultor clásico con un módulo de capiteles superior y un nuevo proyecto hace que se deban de "suplementar" los primeros. Y se trae a Sásabe con toda la simbología vertida en la piedra acerca del agua. Seres desnudos (almas) que sincretizando a ninfas y dioses clásicos del agua los trocan en almas purificadas que por medio del agua renacen, se renuevan y encaminan hacia Cristo. Es una escena más del ciclo muerte-resurrección, de renacer a una vida nueva por medio del agua (el bautismo) que limpia y purifica. Cristo es el agua, la fuente de vida eterna y esa idea subyace con fuerza en esta zona. Agua que en Sásabe brota por doquier y que a lo mejor acaba enlazando con estas ideas de purificación y renacimiento.