Es todo el pueblo el que
acude a la romería. Son más de la escasa veintena de habitantes
que habitualmente tiene. Vienen quienes están fuera, amigos y algunos
forasteros como es mi caso, aunque enseguida te tratan como a uno más.
La cruz procesional encabeza la comitiva. Las gentes del pueblo llevan la
talla de la Virgen en brazos. El camino hasta la ermita
es ascendente. Poco más de kilómetro y medio bajo el sol con
una parada poco antes de llegar para rezar oraciones mirando hacia Jaca, hacia
Santa Orosia.
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El templo, restaurado y de
nuevo dispuesto, espera a la Señora. Dudas de si colocarla en un altarcillo
lateral o en vano de la ventana absidal. Finalmente se opta por la segunda
opción. Ella debe de presidir la celebración desde un lugar
preferente y en el que todos la tengan a la vista.
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De nuevo la magnífica
credencia del muro norte, cuyo estilo hunde sus raíces en los tiempos
de la repoblación del lugar por gentes bajo la potestad de Sancho III
el Mayor de Navarra, vuelve a cumplir su función. Bajo sus toscas dovelas
otra vez hay elementos litúrgicos para el desarrollo de la Santa Misa
(Imagen 10).
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Mosen Jesús vuelve
a recrear el milagro de la Fe. El rayo de luz sobre el ara deja paso a la
consagración (Imagen 9). Hace muchos años que
en este lugar no había liturgia. Hace muchos años que la ermita
esperaba de nuevo a sus fieles. Ya llegó el momento. Alegrémonos.
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Tras la emotiva y sentida
ceremonia, de nuevo la gente sale recortando su figura contra el arco de herradura
del vano de tradición visigótica (Imagen 13).
En el exterior queda todavía una liturgia por desarrollar: la Bendición
de Términos. El mosen reza mirando a Jaca, a Santa Orosia y pide
por las gentes y las tierras. Esconjura tormentas y tempestades conminándolas
a respetar las cosechas del campo. Con unas ramitas a modo de hisopo esparce
agua bendita a los cuatro puntos cardinales y el contacto de las frías
gotas en esta cálida mañana de julio desencadena en mi un escalofrío.
Otro más.
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Las gentes posan ante la recuperada ermita -su ermita- para la
posteridad. Es un momento histórico. Por ello presento la foto con el
blanco y negro de los documentos importantes. Solo la Señora, en el centro
del grupo, ha de tener color.
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Es una ermita arcaica recuperada, ya no se nos perderá
este eslabón de nuestra historia. Pero tan importante como las facetas
artística e históricas de la misma es que ha recuperado su verdadera
función. Es el templo de Dios hasta el que las gentes hacen llegar
la imagen de la Virgen para representar de nuevo la Fe en el encuentro de
María con su prima Isabel. Es el escenario de la Visitación
en plena jacetania. Nada más ni nada menos.
Queda atrás la ermita. Las gentes bajan caminando
llevando la Virgen de regreso al pueblo. Ofrezco a las personas mayores por
el camino bajarlas en el coche. Nadie acepta. Es su romería. Es su
Fe. Es su camino. Todas las casas guardan llave de la renovada ermita. Si
quieres visitar su interior puedes pedirla con respeto. Podrás compartir
sensaciones en su interior.
Un día sin duda para recordar.
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