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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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-HUESCA. PALACIO DE LOS REYES DE ARAGÓN (Cont.)- |
UTM 30T 714171 4669049 482 m. |
El capitel situado al otro lado del arquillo en que hemos visto la huida a Egipto, y que es el último del cilindro absidal, muestra una escena cargada de simbolismo. Hay en él tres elementos: un árbol, un cervatillo y una fiera, probablemente león (Imágenes 1 a 3). El cervatillo está atrapado, más parece suspendido entre las ramas del árbol. Sus patas cuelgan inertes, así como su cabeza cuyo hocico toca el suelo. No hay sensación de vida ni de defensa en él. Está entregado. Y el león tiene colocada su zarpa derecha sobre su cuello. No hay violencia. No se advierte movimiento. Cada uno de los "actores" cumple un papel desprovisto de la brutalidad de lo que debería de transmitir esta escena en la naturaleza.
Ya ha quedado atrás la matanza de los inocentes y la Sagrada Familia ha emprendido el viaje hacia su destino prefijado desde siempre. Yo veo en esta imagen la voluntaria entrega de la víctima a su destino consentido y aceptado. Nos está diciendo el artista que Cristo, el que se va a ofrecer en sacrificio, comienza su camino hacia su destino. Está poniendo título con esta escena a la vida pública de Cristo. Un detalle: comparar el árbol -bellamente policromado- con el de San Gil de Luna, una vez más.
Y esta parte del Nuevo Testamento nos lo muestra el escultor con la escena de la tentación de Cristo por el demonio (Imágenes 4 a 6). Cristo aparece con nimbo crucífero sentado en un escaño, posee un libro abierto sobre sus rodillas -Él posee la sabiduría- mientras mira sereno hacia el infinito. Al otro lado de la cesta del capitel hay un demonio alado de rasgos embrutecidos y garras de rapaz en sus pies. Tiene restos de policromía roja que resaltan su fealdad. Con ambas manos (el brazo izquierdo ha desaparecido) ofrece a Cristo un envoltorio que simboliza la tentación.
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En el siguiente capitel aparece Cristo con nimbo crucífero "arrinconado" en el extremo del capitel y frente a tres personajes con gorro judío que portan en la diestra piedras. Corresponde a una infrecuente representación del pasaje del evangelio de San Juan en el que Jesús habla con los judíos. Según el título del pasaje "No son hijos de Abraham ni de Dios, sino del diablo" y que concluye así: "Entonces tomaron piedras para arrojárselas; pero Jesús se ocultó y salió del templo". (Jn. 8. 59.) (Imágenes 7 a 9). Esta escena del intento de lapidación de Cristo por los Judíos, es muy poco frecuente en la escultura románica. Se repite en San Gil de Luna obra del mismo autor (Ver imágenes). La escena se repite de modo idéntico en las pinturas murales del ábside de Arbaniés (Ver imágenes).
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El último de los capiteles es aún menos inteligible (Imágenes 10 a 12). Vemos a tres figuras en pie en un capitel que además transmite la sensación de inconclusión. Una de las figuras está solo desbastada en su cuerpo. Los vestidos no muestran el buen estilo del maestro; porque no han sido trabajados. A pesar de ello, los rasgos generales de las caras muestran la mano del mismo. Pero por algún motivo no lo concluyó... Hay un ciclo neotestamentario no acabado en esta emblemática iglesia del Palacio Real. De nuevo el misterio de lo truncado. ¿Por qué no lo acaba? ¿Qué ocurre?.
Tampoco en San Gil de Luna se concluyó el proyecto inicial. Bóvedas de la nave, hastial de poniente, colocación de capiteles, extraña portada norte... todo ello se efectúa con premura y con otro proyecto diferente al original. Quizá la misma causa que impide la conclusión de Santiago de Agüero y que motivó que cesaran aquí las obras. Quizá el viejo rey-monje con su muerte fuese el detonante y propiciase que la corte se trasladara a la ciudad condal a inventar la "Corona de Aragón"... Petronila, con la muerte de su padre de alguna forma siente rotos sus lazos con la cuna de Aragón y sigue a su marido a la ciudad condal... Quizá.
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