En los brazos
laterales del templo está el verdadero tesoro del templo. Cuatro
arcosolios con sus correspondientes sarcófagos pareados y decorados
con pinturas al fresco de estilo gótico lineal. Los correspondientes
al muro norte se conservan mucho peor que los del muro sur, como suele ser norma en todas
las iglesias que he visitado (Imagen 1). Ello se debe a la mayor humedad que retienen
los muros de orientación norte con muchas menos horas de insolación.
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Capiteles
con motivos vegetales, geométricos, o menos veces, historiados, se distribuyen por la cabecera del templo (Imagen
3).
Cubre el tramo central de la nave una bóveda de crucería reforzada
con doble nervadura tórica (Imagen 4).
La estrecha nave se cubre con bóveda apuntada reforzada o adornada
con dos arcos fajones que apean en el muro mediante alargadas ménsulas
en degradación . (Imágenes 4 y 5).
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De mi amigo Daniel Zabala
he escuchado la opinión referente a los arcos fajones, en el
sentido de que su función más que de descarga o refuerzo de
la estructura de la bóveda, vendría dada por la necesidad
de disimular las juntas de los tramos en que se divide la construcción
de la cubierta. Él los llama "tapajuntas".
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La imagen
7 documenta parte del lado norte de los pies del
templo con un arcosolio sin sepulcro en primer plano, tres puertas alrededor
del rincón noroeste, y una pila bautismal, que nos induce a pensar
en población estable entorno a la iglesia (Imagen
6).