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(SOMONTANO DE BARBASTRO) Ver mapa interactivo de la zona

En la recreación de la pared norte del espacio que simula el interior de la iglesia de Vio se muestra la viga mudéjar del siglo siglo XIV que se hallaba en el cilindro absidal de esa iglesia. La imagen de cabecera (de Manuel Iglesias Costa) nos la muestra. La he señalado con dos flechitas amarillas. Me explicaba María Puértolas, la restauradora del Museo, que esa estructura es el antecedente formal de los retablos. Servía para exponer tallas u objetos litúrgicos sustentados por la misma.

Ampliados muestro los extremos de la viga, con su decoración de motivos geométricos coloreados.

Pero no acaban aquí las sorpresas de la catedral/museo de Barbastro. Cuando salimos de visitar el Pantocrator de Vio por la puerta que da al Museo Diocesano, antes de salir al exterior, a nuestra izquierda hay una portada de gran altura apenas visible por la penumbra y por paneles situados ante ella. Sobre su clave hay un angelote de yeso bajo el cual se halla empotrado un maravilloso crismón trinitario. La oscuridad del lugar y la altura a que se halla apenas permiten ver su ubicación incluso sabiendo dónde se encuentra.

Armado de paciencia, trípode y mi polivalente linterna de bolsillo provista de tres "led" de luz blanca, conseguí una imagen aceptable del mismo que muestro bajo estas líneas.

Se trata de una pieza rectangular, reutilizada y empotrada en el muro sobre la clave de la portada. Está parcialmente oculta en su periferia por escayola pero puede apreciarse la delicada decoración de su sobresaliente marco a base de margaritas grandes separadas por parejas de florecillas superpuestas. Dos ángeles en posición frontal situados sobre dos fieras con la cabeza hacia el exterior a las que pisan lomo y cabeza, sujetan el aro marco del crismón. El crismón, propiamente dicho, es de ocho brazos acanalados y divididos en su periferia en dos bucles que rematan a base de decoración de motivos vegetales. En la zona superior, el bucle de la derecha, de mayor tamaño, se cierra sobre si mismo para constituir el vano del símbolo "P". El resto de los símbolos apocalípticos se hallan en su posición ortodoxa. En el centro hay una estrella de ocho puntas excavada que aloja una pequeña figurita del Agnus Dei. Las hechuras de la pieza la llevan al primer tercio del XIII. Afloran por toda la pieza pigmentos de tonos rojo, azul y dorado de su policromía que la improvisada "iluminación artificial" hacen resaltar.

Sin duda es una pieza singular que debería de ser rescatada de su posición de olvido y casi imposible observación para ser convenientemente restaurada y expuesta como pieza principal en el Museo Diocesano.