Uno de los dibujos más interesantes de esta serie es el correspondiente a la portada situada en el muro sur de la iglesia de San Pedro, sobre todo por el hecho de que en la fecha en que se realizó, dicha portada no había sufrido la agresión en la que se elimino bárbaramente la mitad superior de su bello pantocrator. La edificación de una hospedería adosada a la fachada sur eliminó la porción superior de los ángeles que flanquean el pantocrator así como los tetramorfos correspondientes a San Juan y a San Mateo
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Los dibujos encargados por Lastanosa para el Conde de Guimerá muestran que esta portada, una de las primeras de este nuevo arte que procedente de Tolosa llega a España, se componía de nueve canecillos sustentando tejaroz y metopas intercaladas al modo de lo visto en Jaca. Quedan cuatro canecillos y dos metopas correspondientes a los extremos del conjunto (Imagen 3). El escultor que diseñó la portada no lo hizo al modo que sería más frecuente pasado un tiempo en Aragón. En vez de colocar la decoración en el tímpano, montó un friso corrido espectacular, al modo de lo que vemos -tardío- en Santiago de Carrión de los Condes o su epígono de Moarves de Ojeda ambos en tierras Palentinas.
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A ambos extremos del friso esculpió una serie de personajes, cinco a nuestra izquierda y seis a la derecha, que caminan detrás de una banda ondulada bajo la que asoman sus pies. Puede ser un lienzo que ellos portan o un simbolismo de agua. De las dos formas se ha interpretado. Lo cierto es que este mismo tema se repite al interior del castillo, en capitel de vano absidal de San Pedro , en Santa María de Iguacel, tanto al exterior como al interior e incluso de aspecto más clásico, y quizá dando modelo, en la catedral de San Pedro de Jaca.
Hacia adentro, tres grandes bloques en los que esculpió el pantocrator en el central y sendos ángeles con filacterias en los laterales que se han identificado con Gabriel y Miguel.
Y entre los bloques descritos, intercalados en bloques más pequeños los símbolos de los tetramorfos de los cuales restan los inferiores: Lucas (Imagen 10) y Marcos (Imagen 12).
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La mandorla que envuelve a Cristo en majestad deja adivinar todavía una inscripción en su borde libre, inidentificable hoy y que Francesca Español cita como "..NIAS INVICTAS UBI T... FONS EGO SUM VITA" (R. del Arco).
Tanto los pliegues bien conservados del ángel a nuestra izquierda (Imagen 9) como los del pantocrator (Imagen 11) concuerdan con los de capiteles en ventanales de este edificio y remiten sin duda a modelos tolosanos.
Hay un detalle en el bloque central que contiene la figura de Cristo: en las enjutas inferiores, acomodados al breve espacio hay dos figuras que pudieran ser tetramorfos (Imagen 11). El hecho de que se repitan a sus lados, con mayor realce, podría significar que esta pieza -y quizá las laterales- se labraran en una primera fase (o en otro lugar) y después se acomodaran las figuras intermedias a la demanda de la anchura del friso (? )
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Las imágenes 4 y 5 corresponden a La Figuera y muestran la superficie blanqueada tras eliminar el edificio adosado, así como la portada amputada y restos del portón de acceso al desaparecido edificio, a la derecha. En la primera los canecillos de los extremos están in situ, mientras que en la segunda no. Surge la duda de si se desmontaron para volver a colocarse en su sitio o aparecieron en otra posición y se reubicaron. Yo me inclino por que estaban in situ, a la vista de la plena coincidencia con los dibujos de 1637
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Otro de los interesantes dibujos, a pesar de su esquematismo, muestra las plantas de la iglesia de Santa Maria de Valverde y a su lado la representación de la cripta del castillo. Poco que decir acerca de la iglesia del recinto superior, salvo que se olvidó de representar los vanos del muro sur y el absidal así como que el perfil exterior del ábside no se parece en nada al original.
También hay en la cripta algún error de bulto, como el haber representado solo dos vanos. Pero hay algún detalle que conviene resaltar como el hecho de señalar peldaños de bajada a la cripta a partir de la embocadura de las escaleras laterales que ascienden intramuro a la iglesia superior. Ello junto al detalle de señalar la bancada perimetral en la que apean las basas, evidencia que el nivel del piso de la misma era otro que el que ahora podemos ver. A la cripta en la actualidad se accede a pie llano y así lo muestra ya La Figuera en su planta (Imagen 18).
Ello lleva a una conclusión de importancia: el piso de la cripta se recreció y ese hecho es más que probable que coincidiese con las obras del XIX en que se añadió el edificio a la fachada sur del templo, desmontando medio friso. Es lógico pensar que los materiales que se retiraron del friso fueran reutilizados, dado que la piedra tallada es un material que cuesta trabajar y transportar. Y esos bloques del friso bien pudieran haber sido usados colocados con su cara lisa hacia arriba para elevar e igualar el piso de la cripta. Si ello fuera así, y es bastante probable, algunas de las losas que vemos en las imágenes 19 y 20 podrían guardar en su cara oculta restos del friso desmontado. La sola sospecha de este hecho, debería hacer pensar en una campaña de exploración de este extremo.