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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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| -SÁDABA. CASTILLO (Cont.)- |
    UTM 30T 642874 4682457 450 m. |
Visto a grandes rasgos el conjunto del castillo, vamos ahora a recorrer con más detenimiento algunos de sus lugares clave comenzando, como es lógico, por su capilla que es prácticamente un cubo en su apreciación exterior encajada en el ángulo formado por los muros sur y este como dos de sus lados (Imagen 1). A la vista de cómo se articula con las estructuras vecinas, creo que se edificó aprovechando unos muros ya existentes. Su cabecera es plana puesto que la conforma el propio muro este, como es habitual en algún otro castillo cercano de cronología aproximada como es el de Yecra en Lacorvilla.
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Comparando las imágenes de 2002 y 2010 (Imágenes 2 y 3) se pueden advertir las obras de restauración efectuadas en esta zona. El templo es austero y tan solo una enigmática pareja de semicolumnas adosadas de estilo hispano-languedociano alteran la vacía uniformidad de sus paramentos. Es un adorno que no tiene justificación funcional alguna. No hay cornisa que sustentar, aparte de que se interrumpen antes de llegar a la altura máxima del templo. Tampoco hay otro par simétrico al lado opuesto de la puerta de acceso al tempo. La única justificación que se me ocurre es que se hubiese diseñado otro par similares en un muro que no llegara a edificarse, frente al muro oeste del templo y que entra ambas volteara un arco creando una especie de atrio... Realmente no tienen justificación alguna a la vista de lo existente; pero si que son un vestigio que permite emparentar este edificio con los próximos que también acuden a este tipo de semicolumnas dobles languedocianas; como Puilampa o San Gil de Luna, por mencionar los más próximos.
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La portada es sobria. Abre en el muro de poniente algo descentrada a sur. Sobre sus sencillas mochetas apea un tímpano con función estructural decorado con una cruz de Malta enmarcada en un círculo, emblema de la orden sanjuanista de la que no hay prueba documental de que este castillo le hubiese pertenecido, según refiere C. Guitart (Imágenes 1, 5 y 6). El adorno del tímpano es prácticamente igual al existente en el lado interior del tímpano de la iglesia de San Lorenzo en Uncastillo.
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El interior de la capilla es también sobrio. En cada uno de sus ángulos hallamos dos pilastras angulares con bocel en su ángulo flaqueando a una columna acodillada rematada en capitel. Los cuatro capiteles con sus ábacos dan apeo a sendos nervios de triple bocel que se entrecruzan en la clave de la capilla cubriendo la bóveda con plementería (Imagen13). Arcos apuntados alzados sobre las pilastras angulares enmarcan en altura los muros este y oeste de la capilla (Imagen 7), mientras que los de los lados norte (Imagen 11) y sur son de medio punto. El vano de la cabecera del altar es de medio punto abocinado, de gran profundidad por el espesor del muro y se halla descentrado al norte (Imágenes 7 y 8). De la misma hechura es el que hallamos en altura en el muro norte, por encima de la imposta (Imagen 11) mientras que el situado en el muro sur, adintelado, se halla bajo el nivel de la imposta que en este muro no existe.
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Tan solo hay imposta recorriendo el muro en los lados norte y oeste, probablemente porque los otros dos, que son los muros del castillo, fueran previos a su edificación. Hay una credencia excavada en el muro sur, próxima a la cabecera plana de la capilla (Imagen 11). En el ángulo sudeste de la capilla, la pilastra adosada al muro sur se excavó en forma de estrecho paso para permitir el acceso a la parte baja de la torre situada en ese ángulo (Imágenes 9 y 10).
La decoración de los cuatro capiteles de esta capilla es muy sencilla, como corresponde al momento edificativo cisterciense en que se alza. Frondes de helecho, palmetas, motivos geométricos o en zigzag componen su elemental decoración (Imágenes 14 a 17).
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Otro de los elementos fundamentales en estas edificaciones es el aljibe. Su función es evidente: acumular agua para poder abastecer a la población de la fortaleza. Labrado en el espesor de la propia roca aprovecha la misma y las cubiertas de las edificaciones circundantes para conducir el agua de lluvia por medio de rozas labradas en la roca o canalones de madera desde los aleros, hasta su interior. Si la pluviosidad no era suficiente, se acarreaba agua desde ríos o fuentes cercanas (en este caso el río Riguel) a lomos de asno.
Para evitar tanto la contaminación exterior como la evaporación, el depósito se cubre por medio de bóveda. En este caso es una bóveda de piedra sustentada por varios arcos apuntados visible a través de los diversos derrumbes de la misma. Una abertura cuadrada cenital servía para extraer el agua del aljibe (Imágenes 18 a 22). Otros aljibes en las proximidades los he visto en El Bayo, poco al noroeste de la iglesia volada o en el desconocido despoblado del castillo de Hispaniés, próximo a Luna.
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