Desde lo alto de la torre, se contemplan en perspectiva las estructuras descubiertas al sur de la misma; destacando la planta del arranque de una torre de similares dimensiones a la que nos hallamos (Imagen 2)
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El interior de la torre, se halla muy modificado por las reformas realizadas en tiempos de Pedro IV que le confieren un aire gótica a sus dependencias. En la planta baja, se construyó una chimenea, cuyo cuerpo y tiro recorre toda la torre, adosada al interior del lienzo norte, cambiando la bóveda de esta sala, en principio de medio cañón por la gótica de crucería actual, reforzada con nervaduras simples. (Imágenes 3 y 4).
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Las imágenes 5 y 6 corresponden a la planta alta de la torre, apreciándose como en la reforma gótica, se bajo el nivel de su pìso en media docena de hiladas. Se aprecia el retranqueo del muro en el que asentaba el antiguo piso románico, desde el que se accedía a pie llano a los cadalsos. Al suroeste, que permanece sin modificaciones, hay que acceder por escalera por el citado desnivel del piso gótico. A su derecha, se aprecia lo que fue otro cadalso, transformado en aspillera.
En la imagen 5 puede apreciarse una copia del olifante de Gastón de Bearn; cuyo original se halla en el Museo de Zaragoza. Los tenentes de la fortaleza, fueron aragoneses y francos; y de entre estos últimos destacaron los sucesivos vizcondes de Bearn.
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En las imágenes 7 y 8 se documentan dos maquetas existentes en el interior de la torre, que muestran de modo muy gráfico como era en su estructura original (7), y tras la reforma gótica (8).