El
claustro del monasterio de Veruela es uno de sus elementos emblemáticos.
Fue erigido en el último tercio del siglo XIV y su estilo es ya decididamente
gótico. Es
el centro del monasterio y todo se organiza en su alrededor: iglesia, cilla,
refectorio, sala capitular, etc (Ver planta). Los elegantes
arcos ojivales culminan en rosetones bajo los que hay una pareja de ventanitas
geminadas apuntadas, también con su pequeño rosetón. Las crujías
está organizadas a base de sucesivas bóvedas de crucería
delimitadas por fajones dobles apuntados. Las nervaduras de la crucería
apean en nutridos grupos de capiteles coronando columnas (Imagen
4). La decoración de los mismos es puramente vegetal, como corresponde
a este momento tardío.
Los contraluces
que originan estas arquerías desde su interior dan lugar a bellos
efectos visuales que también es difícil resistirse a fotografiar.
Sobre este claustro se edificó, con su misma planta, un segundo
claustro moderno, probablemente inspirado el diseño claustral de
Silos (Imagen 5). Como en tantas
otras ocasiones recomiendo, si se puede, visitar "fuera de temporada".
Entre semana de un día de primavera u otoño sin que apenas
haya visitantes las sensaciones percibidas son difíciles de expresar
con palabras. Hay que estar allí, disfrutar del momento e incluso
sentir las presencias inmateriales de los antiguos monjes caminando en fila pegaditos
a los muros.
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Los
grupos de capiteles, como decía, se decoran con elaborados motivos
vegetales (Imagen
4) mientras que los
apeos de las nervaduras en el muro exterior de las crujías, lo hacen
en grandes ménsulas decoradas con motivos historiados: cabezas humanas
o de fieras, Atlas cargando su peso, etc. (Imágenes
8 y 9)
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Adosado
a la crujía sur se halla el lavatorio (Imagen 2). Es una edificación hexagonal a la que se accede por altos
vanos apuntados. Poseía una pila en su centro, hoy desaparecida,
para que los monjes y visitantes realizasen sus abluciones antes de pasar
al refectorio. Data del último tercio del siglo XIV. Su bóveda
es de crucería reforzada con nervaduras que convergen bajo un rosetón
de adorno, en el que campea la figura de un caballero rodeado por seis escudos
con el Señal de Aragón
(Imágenes 6 y 7).