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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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-TAUSTE. ERMITA DE SAN ANTÓN O SAN MIGUEL (Cont.)- |
UTM 30T 644529 4642470 262 m |
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En mi primera visita al templo en 2004, la agradable e inesperada sorpresa fue encontrarme cara a cara con el más genuino arte del maestro de Agüero en forma de capiteles recuperados en excavación llevada a cabo en su restauración, procedentes del templo primitivo y recolocados por los muros del la iglesia sobre recios vástagos de hierro. Las imágenes 1 y 2 muestran la firma de autenticidad del maestro de Agüero, que no es otra que su bailarina. A pesar de haber sido seccionado el capitel y faltar el brazo izquierdo de la contorsionista, lo que resta es de una gran calidad y de similar hechura a lo visto en Agüero, San Pedro el Viejo, Biota, El Frago, etc.
Respetando las características generales del taller del maestro de Agüero llama mi atención la cuidada elaboración de las palmetas del fondo de la escena asomando tras la bailarina, un poco al estilo de lo hecho en San Pedro el Viejo de Huesca, hecho que señala hacia un estilo más elaborado y por tanto más tardío y ya alejado de la primera bailarina que vemos en Agüero, más ruda de hechuras y sin decoración vegetal tras ella. En esta ocasión danza al son de un arpista sentado en elaborado escaño. Probablemente "el arpista" sea una arpista, en femenino, al igual que ocurre en Santiago de Agüero o en la portada oeste de Ejea de los Caballeros. Como en la mayor parte de las veces que un personaje tañe el arpa-salterio, se nos muestra afinándola con un instrumento en forma de "T" con el que hace girar los tornillos que tensan sus cuerdas. A pesar del deterioro de la zona superior del capitel, puede advertirse bien ese extremo, si se conoce por otros ejemplos en que se ha conservado (Ver artículo monográfico con todas las bailarinas del maestro de Agüero).
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Creo que la fractura horizontal de este capitel se llevó a cabo de forma deliberada, probablemente para lograr dos fragmentos de la altura necesaria para ser utilizados como elementos edificativos. Otras esculturas halladas en la excavación muestran una actuación semejante, como la del fragmento que contiene la lucha del hombre con el dragón (Imagen 3). Esa alargada pieza, a la que le falta la porción inferior, muestra en las dos caras de uno de sus extremos otro de los motivos emblemáticos del taller del maestro de Agüero.
Me refiero a la lucha del hombre con el dragón, iconografía muy frecuente pero que este maestro la presenta de un modo muy característico: el hombre mete la mano en la boca de la bestia (ya sea dragón o serpiente) sujetándola por la mandíbula o por la legua a la vez que con la otra mano atraviesa con la espada su garganta, asomando la punta por la zona lateral del cuello de la bestia (Imagen 3). No creo que sean dos serpientes, como he leído en algún artículo, sino que debe de ser una sola con su cabeza en el lado de la izquierda y que pasa bajo el hombre (probablemente cabalgándola) y continúa en el lado derecho de esta pieza con dos ondulaciones .
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Al igual que ocurre en el caso de la bailarina, cuando se han visto y se conocen otras escenas similares a ésta, se identifica de inmediato aun cuando esté fragmentada, como es el caso. En la imagen 4, bajo estas líneas, presento juntas la escena de este templo, la de una arquivolta de la portada norte de Ejea de los Caballeros (señalado con recuadro en la imagen 9, superior) y la de un capitel de San Pedro el Viejo de Huesca. La temática es la misma y esa idea se representa de modo muy similar. Idea que nos trata de transmitir la lucha del hombre con el mal, con sus propios "dragones" a los que intenta vencer, acaso en busca de la perfección alquímica.
Otra pieza "musealizada" muestra un motivo vegetal a modo de pequeño capitel acodillado que probablemente formase parte de la decoración de la parte alta de las jambas de la portada. Es también una pieza partida también horizontalmente para ser reutilizada como mampuesto (Imagen 5). La imagen 6 muestra tres piezas de las jambas de la portada con una decoración de bocel en la arista, que probablemente se continuara con las pequeñas basas de las piezas de la imagen 7 y en altura con ese motivo vegetal visto en la imagen 5. También vemos un ábaco liso en la imagen 6 y dos fragmentos de decoración de las arquivoltas, o acaso guardapolvo de la portada decorado con sogueado y ajedrezado jaqués (Imagen 8).
Hay una pieza alargada decorada con flores de cuatro pétalos (tetrafolias) que conserva parte de policromía de color rojizo (Imagen 10). Seguramente es un fragmento de la decoración de las arquivoltas de la portada del templo. Ese motivo de hechura, prácticamente idéntica, podemos verlo en otras portadas del maestro de Agüero como en la base del tímpano de la portada norte de Ejea de los Caballeros; en esa misma ubicación bajo el tímpano de la portada oeste o enmarcando a una de las arquivoltas de la portada y también en situación similar en San Salvador de Luesia (Imagen 9).
Otros fragmentos simétricos con decoración vegetal carnosa propia de este momento pueden verse en la imagen 11. También lo que parece una dovela con decoración de baquetón (Imagen 12).
Expuestas en el interior del muro norte del templo, por detrás de la portada de ese lado, hay dos piezas grandes de piedra casi cuadradas con motivos esculpidos en su centro, que en mi primera visita no entendí. Ahora comprendo que son dos piezas de cornisa decoradas con motivos para ser vistas desde el suelo a modo de sofitos entre dos canecillos (Imagen 13). Una de ellas presenta una hexafolia inscrita en círculo y conserva policromía roja. La otra se decora con un trisquel. Comprendido este extremo, es fácil ver que la pieza de la imagen 14 no es otra cosa que uno de los canecillos que sustentaron las piezas de la cornisa. Además, su parte sobresaliente está decorada con sendos trisqueles en los laterales iguales a los de la pieza de cornisa. También guarda policromía roja. En su borde libre se decora con sucesión de motivos de rollos agrupados por una especie de cinta trenzada.
En la imagen 15 muestro una circunstancia que no llego a comprender, porque el maestro de Agüero es muy constante en la decoración de la parte superior de sus capiteles, tanto en los destinados a ventanales como en los de portadas. Me refiero a que esa zona es lisa y en ella labra cuadrados sobresalientes estriados en los vértices y en ocasiones otro centrando las caras, mientras que la pieza de la lucha con el dragón, que considero sea parte de un capitel, luce en esa zona una cenefa de tetrafolias por lo que esa pieza acaso no corresponda a un capitel y haya que considerarla como otra forma de decoración de la portada (Imagen 15).
A la vista de estos restos materiales y de la historia de la localidad, me atrevo a plantear una hipótesis acerca de la edificación de la iglesia, que probablemente se inició en la segunda mitad del siglo XII una vez que el territorio quedó protegido por la carta puebla de 1138 y hubo desarrollo local y cierto grado de riqueza. Fue edificada con materiales pobres (piedra de yeso y mampostería) por estar en zona donde la piedra arenisca es muy escasa, al igual que ocurre en otras localidades próximas al valle del Ebro, como Alfocea.
A finales del siglo XII, tras concluir la obra de las portadas en la iglesia de San Salvador en Ejea de los Caballeros (consagrada en 1122 por el obispo de Zaragoza, Jimeno de Luna) y poseer la localidad de Tauste recursos suficientes, pudo contratarse al taller del maestro de Agüero para edificar la portada occidental de la iglesia de San Miguel/San Antón. La obra debió de hacerse al estilo de lo visto en Ejea y en otras localidades donde trabajó (El Frago, Agüero, Luesia, o Biota) por lo que hay que pensar que debió de ser una portada abocinada con varias arquivoltas sobre columnas con sus capiteles (quedan restos de uno decorado con la bailarina y otro con la lucha con el dragón) y falsos capiteles sobre las columnillas simuladas en el ángulo de las pilastras que albergan columnas acodilladas (como se deduce por el planteamiento de las piezas que contienen las basas). La decoración de las arquivoltas fue a base de molduras de baquetón y piezas con tetrafolias entre ellas así como taqueado jaqués complementado con sogueado (como puede verse en varios fragmentos recuperados).
Esta portada debió de poseer un tejaroz importante (lo que habla a favor del desarrollo de la misma, quizá con tres o más arquivoltas) del que restan dos piezas de cornisa de buen tamaño (alrededor de 55 cm de anchura) decoradas con una hexafolia inscrita en círculo y un trisquel también inscrito respectivamente. Un canecillo recuperado en la excavación muestra decoración de rollos en su extremo libre (al modo islámico o visigodo, aunque también los vemos en canecillos de la catedral de Jaca) y una preciosa decoración en sus laterales a base de sendos trisqueles. Tanto éstos como la hexafolia de la pieza de cornisa muestran restos de policromía roja, que también vemos en la pieza de las tetrafolias, certificando que todas estas piezas pertenecen a la desaparecida portada. Hay que señalar que la hexafolia es un elemento muy utilizado por el taller en sus diferentes templos pero que el trisquel es absolutamente novedoso. (Hay "laburu" en la pila benditera de El Frago, aunque sus cuatro brazos lo puedan asimilar a símbolo cruciforme, pero el trisquel posee un origen celta y se aleja de la simbología habitual cristiana).
Es probable que esta portada fuese desmontada y sus piedra reutilizadas en su mayor parte como elementos de construcción al ampliar el templo hacia poniente y edificar la torre, sin poder descartar que estando preparadas una parte de sus piezas no llegase a edificarse lo que explicaría la buena conservación de algunos de los fragmentos localizados. La presencia de materiales procedentes de la portada utilizados en la edificación de ese último tramo o en la base de la torre podría ayudar a dirigir la hipótesis en uno u otro sentido. A favor de la reutilización de elementos esculpidos como material de obra habla el hecho de que se hayan cortado para lograr la altura deseada (como el capitel de la bailarina o el fragmento superior de la lucha con el dragón. Es extraña la decoración de la parte superior de ese fragmento, al igual que la de otro de las mismas características a base de una cenefa de tetrafolias en el lugar donde debía ir un ábaco al uso del taller: liso con apeos salientes y estriados en vertical en los ángulos y ocasionalmente en el centro de las caras).
Llama la atención la ausencia de fragmentos de un tímpano, que es seguro debió de poseer esta hipotética portada como todas las que el maestro hizo en esta fase. La ausencia de fragmentos puede señalar hacia la no conclusión de la portada y quizá a que ese tímpano no llegase hasta Tauste (pensando en la teoría de un lugar centralizado de producción de piezas en serie que justificaría la identidad de motivos como la adoración de los Magos en Agüero, El Frago y Biota).
García Lloret, basándose en la escultura del maestro de Agüero y por tanto en la fase final de su edificación, sitúa cronológicamente la conclusión de esta iglesia entre las de Ejea de los Caballeros y el claustro de San Pedro el Viejo (Este autor señala que el taller trabajó entre 1165-1185 al servicio del obispo de Zaragoza Pedro Tarroja en las iglesias de San Felices de Uncastillo, San Gil de Luna, San Salvador de Ejea, San Antón de Tauste, San Pedro el Viejo de Huesca y San Juan de la Peña)
FUENTES:
Mª Sancho Menjón y Jaime Carbonel. Resumen y conclusiones de la Jornada de estudio sobre la arquitectura mudéjar de Tauste. en Boletín informativo. Asociación cultural “El Patiaz” nº 21, sept. 2009
Jaime Carbonel. Informe técnico sobre el estado actual de la iglesia de San Antón de Tauste, en Boletín informativo. Asociación cultural “El Patiaz” nº 21, sept. 2009
Enrique Galé. Démosle otra oportunidad a San Antón, en Boletín informativo. Asociación cultural “El Patiaz” nº 21, sept. 2009
Jose Ignacio Lorenzo Lizalde. Excavación antropológica en la iglesia de San Antonio Abad de Tauste, en Arqueología aragonesa 1986-87
Carlos Laliena Corbera. Frontera y conquista feudal en el valle del Ebro desde una perspectiva local (Tauste, Zaragoza, 1086-1200 ). Studia Historica. Historia Medieval, nº 23. pp. 115-138. 2005
José Luis García Lloret. La escultura románica del Maestro de Sa Juan de la Peña. Institución Fernando el Católico, p. 319, 2005
Jorge Arruga Sahún. Tauste, Iglesia de San Antón, en Enciclopedia del Románico, Zaragoza, Vol II. Fundación Santa María la Real de Aguilar de Campoo, pp. 637-640. 2010