CULTURA. EL ESTADO DE LA CUESTIÓN

(A. García Cacho. Diciembre 2002)

"Posiblemente lo más difícil de cualquier empresa sea empezarla, pero toda historia debe tener una primera página, así que vamos a ello. El propietario de esta página web, ignoro si por que se fía de mi, por que tengo el placer de contarlo entre mis amigos, o directamente por que es mi padre, ha tenido a bien el prestarme algo de espacio para plasmar esas impresiones que en uno u otro momento el mundo que nos rodea nos produce a todos. Escribir es un modo como otro cualquiera de reaccionar ante lo que le rodea a uno, más que eso, es de los pocos desahogos que rara vez lo hacen terminar a uno en la consulta de un psicólogo o en el cuartelillo.

Como toma de contacto, qué menos que empezar por una opinión sobre esta fonda que ha tenido el detalle de acogerme. La palabra que me viene a la cabeza es "inusual", desgraciadamente el arte o la cultura, en cualquiera de sus formas, no son una de las preferencias de la sociedad en que nos ha tocado vivir. No es frecuente que nos pongan facilidades para aprender, para conocer otras culturas, otras formas de ver el mundo y la vida, ya sea a través del prisma de la arquitectura, la pintura, la música, la literatura... En este bendito país las facilidades nos las dan para ver el fútbol, gran hermano o para ser unos perfectos analfabetos y encima orgullosos de ello.

Ignoro de quién es o deja de ser la culpa de la situación, pero es lo que hay señores, a la mayoría de nuestros congéneres les produce más admiración y respeto un gabacho calvo que da patadas a un balón o cualquier abecerraje con micrófono y un master en solfeo por la universidad de sordolandia, que, por ejemplo, un sevillano que pintaba como jamás nadie pintó, otro que con la mano sana escribía páginas que aun hoy enternecen y hacen soñar, u otro que encima de ser sordo nos pintó cagando. (Abstenerse correos preguntando a quienes me refiero).
De todas formas, a veces me imagino la cara del sordo al explicarle que al alonsanfan le hemos resuelto la vida entre todos, y que si le importa pintarle un retrato para un salón del prado, y me río yo solo un buen rato.

El caso es que esto es lo que hay, estos son los ídolos, o los personajes, o como quieran ustedes llamarlos, de la sociedad de hoy, y es como para hacerle pensar a uno un rato, "Panem et Circenses" es lo primero que se me ocurre viendo como tenemos el gallinero, los medios de difusión son increíblemente potentes hoy en día, tanto en velocidad como en alcance, la cosa está en que se empeñan en difundirnos mierda en lugar de cualquier cosa que nos pueda hacer más inteligentes, menos maleables o más independientes, un tipo de ciudadano que a largo plazo ni es rentable ni interesa.

Los supervivientes de esta especie de hipnosis colectiva las pasamos canutas para poder tener acceso a cualquier tipo de material que se salga de la línea de ocio tan hábilmente trazada, supongo que con los cuernos, por las personas que se empeñan en gobernarnos el barco. Es tremendamente fácil enterarse de qué marca de papel higiénico usan los de Operación Triunfo, por donde mean las popstars, o por donde le gusta que se lo hagan a la folclórica de turno, pero si estas piedras angulares de la sociedad no le llenan a uno: "date preso Pernales", por que no hay más donde rascar. Desgraciadamente en uno de los países con mas historia y cultura propia del planeta, estas permanecen apartadas, olvidadas e incluso violadas por nuevos planes de educación y gobiernos que se avergüenzan de nuestro pasado, garantizándonos un presente vergonzoso y un futuro de risa.

Esta página es uno de esos recodos a los que no ha llegado esa marea, un sitio en el que aun puede uno sentirse orgulloso de sus predecesores, tildados de incivilizados y animales, traicionados por reyes, gobiernos y en ocasiones por sus propios vecinos, pero que han conseguido mantenerse vivos para siempre levantando edificios que perduraran siglos, pintando cuadros que jamás olvidaremos y dando vida en sus páginas a personajes que nunca envejecerán ni pasarán de moda."

 

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Huesca, 2002

Antonio García Cacho,

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