Ayerbe
en la época medieval es apenas un pequeño recinto fortificado islámico sobre la cima del cerro que hoy llaman "Los Muros". Corre el siglo X y esa defensa, de la que apenas restan vestigios arqueológicos y un aljibe, surge por la necesidad de intentar vigilar y frenar el decidido avance del monarca Sancho III el Mayor de Navarra, que a través de sus fortificaciones de Agüero, Murillo, Cacabiello, Marcuello y Loarre asoma desde lo alto de la sierra a la llanura que sueña reconquistar.
No será él quien lo logre. Pero si sus descendientes. Lo toma en 1083 su nieto Sancho Ramírez, el gran monarca "Rey de Aragoneses y Pamploneses" como acertadamente titula Domingo Buesa Conde en necesaria obra de consulta. Trocó defensa islámica por castillo cristiano con iglesia de la que restan descarnados muros y fragmentos de su ábside signados con abundantes marcas de cantería. Impulsó la repoblación del lugar, que a la muerte de su hijo y sucesor Pedro I pasó a ser gobernado durante un breve espacio por la reina-viuda Berta formando parte del romántico concepto de "Reino de los Mallos".
Dos cimas velan la hondonada en la que hoy asienta el caserío con sus más de mil habitantes. En la más meridional se alza la ermita de San Miguel, románica en origen del que no guarda sino la planta y algún detalle del arranque del ábside. Una estructura adosada a su cabecera ayuda desfigurarlo. No ha mucho que un certero rayo intentó liberarlo de su estorbo, pero ha sido rehecho a modo.
La septentrional fue la ocupada por el castillo islámico y posteriormente por el cristiano, del que restan descarnados muros. El cilindro absidal del templo cristiano dedicado a San Clemente en parte queda en su sitio de origen. Y otra parte se ha desprendido y ha comenzado un imparable descenso. Apunta Cayetano Enriquez de Salamanca que pudiera haber cripta cegada bajo esta inexorable ruina.
De entre el caserío destaca con fuerza la torre románica de San Pedro, resto que la que fuera iglesia colegiata de este estilo. Románico del XII que sería modelo para otras torres, como la de las Miguelas en Huesca o la de la iglesia de Sieso.
Bella torre declarada Monumento Nacional en 1924 que se situó adosada al costado sur del presbiterio de su templo original. Quedan del mismo algunas estructuras semi integradas en viviendas adyacentes. El "plano de la Colegiata de San Pedro fue realizado entre 1805 y 1807 con motivo de proponer las obras necesarias para consolidar el edificio." procede del Archivo Histórico Provincial de Huesca, y me lo facilitó mi amigo Antonio Ubieto, hostelero e infatigable investigador de esta villa y sus circunstancias.
Abundan las marcas de cantería en la torre, cuya cúpula cierra por medio de bóveda esquifada que se refuerza mediante nervaduras de torpe ajuste. En dependencias anexas restan pinturas murales tardías. El edificio fue demolido en el siglo XIX dada su amenaza de ruina que se consideró irreversible.
Ayerbe fue lugar donde creció, golfeó y estudió "Santiagué" el hijo de don Justo el médico-cirujano. Con el tiempo devendría en orgullo patrio: Santiago Ramón y Cajal. Premio Nobel de Medicina en 1906, año en que Loarre fue declarado Monumento Nacional. Ayerbe fue su pueblo entre los 8 y los 13 años de edad. Pero también vivió en Luna y Valpalmas. Es interesante visitar en Ayerbe el museo dedicado a Don Santiago Ramón y Cajal.
A escasos mil quinientos metros de las últimas casas de Ayerbe, en dirección sur, saliendo hacia Biscarrués se encuentra en mitad de los campos la ermita dedicada Santa Lucía. Es edificio románico de avanzado el XII de interesante traza. Posee torre adosada al lado sur del presbiterio y absidiolo al lado norte, que le aportan una tosca planta de cruz latina.
El interior, más cuidado que el exterior, bien merece una visita -si se logra dar con el templo- porque de no conocer la ubicación o contar con el apoyo de un acompañante conocedor del mismo, es fácil no dar con él. Disponen de llaves en el Ayuntamiento de Ayerbe.
Otro lugar interesante en el entorno próximo de Ayerbe es la arruinada ermita de San Mitiel (San Emeterio) que se ubica en lo alto del cerro del mismo nombre sito a 4,5 km al sureste de Ayerbe. El acercamiento es por Fontellas, paralelos a la vía del tren. Visible todo el tiempo en altura. La decisión del trayecto a seguir, es variable y personal. Porque no existe. Aproximación "a cara de perro y por derecho" o cresteando suave y de largo según recursos físicos.
Bajo estas líneas, vista desde el norte del cerro de San Mitiel. Al fondo, en tozalito destaca la ruina de otro castillo, el de Artasona, junto a la bifurcación de Turuñana del ferrocarril.
Una vez hemos llegado al objetivo, y desde el vértice geodésico allí situado, las vistas de Ayerbe a la derecha del cerro que alberga ermita y ruina de castillo y con el telón de fondo de los Mallos y el portillón del Gállego son sin duda memorables.
Es fácil comprender que aquí se alzase atalaya islámica para controlar visualmente desde el sur este territorio. Ese es el origen de la ermita de San Mitiel: una torre de vigilancia islámica, que enlaza visualmente con la denominada "La Atalaya" poco al este de las compuertas del pantano de Tormos.
Ambas torres están edificadas con el mismo tipo de material: sillares muy alargados (alcanzan algunos casi el metro), con cuidado listel, sus extremos almohadillados y muy poca argamasa de cal en las juntas. Idéntico, por otra parte al que podemos hallar en la parte islámica de la muralla de Huesca. Y es que esta es zona de interfase. Territorio de luchas en el que tras cesar las mismas, quedó memoria, cultura y restos de ambos bandos.
San Mitiel fue reconvertido en ermita. "sincretizada" decimos ahora. fue demolido su lienzo que mita al sur y allí se prolongaron sus muros y añadió portada de medio punto. Obra tardía y tosca, quizá del XVII o XVIII sobre la original del X.
Y antes de abandonar Ayerbe para seguir camino por el Reino de los Mallos, recomiendo comprar tortas, miel, y setas (frescas o secas). Merece la pena.