La tercera oleada renovadora
llega a Aragón de mano de los maestros lombardos. Su arte, que es
un hecho entre los años 1010 y 1035, es más
elaborado que el de los constructores del arco alpino a pesar de que estos
trabajaron más tarde que los lombardos. De
su zona madre en el noroeste de Italia su arte se extendió a toda
Europa conservándose edificios y torres realizados por ellos "en
Piamonte, en Liguria, en Lombardía, en Umbría, en Emilia-Romaña,
en Borgoña, en Suiza, en el Rosellón, en Andorra, en Cataluña
y en Aragón".
La iglesia de San
Caprasio en Santa Cruz de la Serós, edificada hacia 1020-1030
en tiempo de Sancho III el Mayor, es el ejemplar más occidental de
este arte en Aragón (Imágenes 1 y 2).
Una par de iglesias de interesante arte,
por cuanto tienen de hibridación entre lo hispanovisigodo y lo lombardista,
son las iglesias del valle de Belsué: San
Martín de Belsué (Imágenes 3 y 4)
y Santa
María de Belsué, semiarruinada y olvidada por quienes deberían
de velar por ella. Son los últimos ejemplares del modo de edificar
hispano-visigodo con atípica decoración de arquillos ciegos
en su cabecera a imitación de los lombardo. Para Durán Gudiol
su fecha de edificación debe de situarse hacia 1160, en tiempo de
Ramiro I tras el fallido intento de adueñarse de Bolea desde Loarre.
La admiración que debió de
causar entre los constructores locales esta tercera oleada renovadora traída
por constructores lombardos que trabajaron en Aragón entre 1010 y
1035, debió de ser tan fuerte que su forma de hacer se imitó
en multitud de templos aunque en clave más tosca. Es a este modo
de construir al que el prof. Bernabé Cabañero llama "lombardista".
Una de las primeras iglesias edificadas bajo esta
clave lombardista fue la de los santos
Julián y Basilisa de Bagüés datable hacia 1085-1090
y ya en ella se emplea sillería propia del arte jaqués. En
el entorno de Jaca, tenemos también muestras de este modo de hacer
"lombardista" como son los templos de Asieso, Banaguás,
San Fructuoso de Barós o Binacua (Imágenes 5 a 9)
El ábside norte de la catedral de
Jaca es desconocido para el gran público y solo unos pocos aficionados
e investigadores hemos tenido la suerte de poder documentarlo (Imágenes
9 a 11). Por delante del
mismo hubo una edificación comunicada con el monstruosos y rehecho
ábside central. Al demolerla se constató que en su edificación
se había eliminado la mayor parte del lienzo exterior de este ábside,
quedando a la vista el núcleo de relleno del mismo. Se optó
por dejarlo tal como estaba, ocultándolo y protegiéndolo con
una serie de aplacados de piedra acabalgados unos sobre otros, sin que ellos
formen parte de la estructura y siendo por tanto una actuación reversible.
Hemos tenido la gran fortuna de que una
zona en el lado norte de la base de este ábside permanezca tal como
se edificó (Imágenes 9 a 11). Las
imágenes muestran bien a las claras un planteamiento típicamente
lombardo: lienzos absidales rehundidos y una lesena medial que en altura
quizá debería de rematar en arquillos ciegos, planteando un
estilo similar, por ejemplo, al de Santa María de Obarra (Imagen
12). Hay una circunstancia importante señalada
por Bernabé Cabañero, que es el hecho de que las siete primeras
hiladas (señaladas con tono amarillo en la imagen 11)
estén realizadas con sillarejo lombardista, mientras que por encima
de las mismas ya se utiliza un aparejo propio del primer arte jaqués
a base de sillares mayores y de diferente talla con los que se arrancara
desde su inicio el ábside sur de la catedral.
La cronología para el cambio en la
talla de los sillares pasando del sillarejo lombardista al protojaqués
es datado por el prof. Cabañero entre los años 1050 a 1070 apoyándose
para su conclusión en transiciones semejantes en templos como Siresa,
Ceñito,
Castelmanco
(Ermita de San Esteban de San Felices de Agüero), Binacua,
e incluso a cierta distancia como en Isún
de Basa y Satué.
En los primeros años de reinado de
Sancho Ramírez se erigen los castillos de Luesia,
Obano,
o de El
Frago (actualmente formando parte de la base de la torre de su iglesia
de San Nicolás) siendo destacable que ya no hay aparejo lombardista
y que todos ellos se edifican con elementos del arte protojaqués.