DANIEL EN EL FOSO DE LOS LEONES ES ALIMENTADO POR EL PROFETA HABACUC TRANSPORTADO POR UN ANGEL QUE LO TOMA POR LOS CABELLOS
"Había allí siete leones y allí estuvo Daniel siete días. Daban a los leones cada día dos cuerpos humanos y dos ovejas. Pero durante aquellos días no les dieron nada, para que devorasen a Daniel. Vivía entonces en Judá el profeta Habacuc, el cual, cocida la cazuela y mojado el pan en la cazuela, se iba al campo para llevarlo a los segadores. Pero el ángel del Señor dijo a Habacuc: lleva la comida que tienes preparada a Daniel, que está en Babilonia en el foso de los leones. Y contestó Habacuc: Señor, nunca he visto a Babilonia y no sé qué es el foso de los leones. Y tomándole el ángel del Señor por la coronilla, por los cabellos de su cabeza, le llevó a Babilonia encima del foso, con la velocidad del espíritu. Y gritó Habacuc ¡Daniel, Daniel, toma la comida que Dios te envía!. Y contestó Daniel: En verdad ¡oh Dios! te has acordado de mi, pues no abandonas a los que te aman. Y levantándose, comió, y al instante el ángel de Dios restituyó a Habacuc a su lugar." (Daniel 14, 32-39)
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Dicen que en Aragón
somos obstinados y es probable que así sea. Acaso por ello el sábado
17 de enero de 2009 he vuelto una vez más a mi querido Loarre. Debería
de haberlo visto todo ya de hecho creo que así es, pero ver no es
lo mismo que comprender. He repetido imágenes del templo desde la puerta de los reyes antes de que abrieran el castillo. Y cuando lo han hecho, creo que le he dado un pequeño susto a Mónica que no esperaba hallar intramuros al tenaz fotógrafo. Buscaba una probable epigrafía en un capitel. Pero la suerte que a veces se alía con la paciencia y la perseverancia, me ha hecho repetir imágenes de esas zonas de los capiteles en las que poca gente repara.
En los laterales del capitel suroeste de los torales aparecen al tratar las imágenes sendos personajes que llevan un pan redondo pegado al pecho y un recipiente con asa, que a la vista de la anterior lectura es la mencionada "cazuela". Dicho personaje es llevado por un ángel que lo toma por los cabellos en el lado este (Imagen 2) y que posa su mano sobre la cabeza en el opuesto (Imagen 3). En el frontal del capitel, su cara más
conocida (dentro de su altura y poca visibilidad), vemos a un personaje sentado
entre dos leones a los
que toma por su cola (quizá por la penumbra algunos autores han querido ver argollas).
En las caras laterales, a nuestra izquierda vemos el transporte del profeta por
el ángel que lo toma por los cabellos (Imagen 2) y a nuestra derecha otra escena similar pero con el matiz de que el ángel
parece depositarlo, posando su mano abierta encima de su cabeza, lo que
a juicio de mi amigo Juan Antonio Olañeta podría representar
la segunda parte del relato, cuando Habacuc es de nuevo llevado por el ángel a su lugar
de procedencia (Imagen 3).
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Desde los laterales, surge "con la velocidad del espíritu" un ángel portando cruz con una mano mientras que con la otra lleva a Habacuc en su vuelo tomándolo de la coronilla o de los cabellos según el lateral. Habacuc, al que ya se puede sin lugar a dudas llamar así, lleva un gran pan redondo apretado contra su pecho y sujetado con su mano abierta mientras lleva en la otra una cazuela con asa, delicadamente representada (Imágenes 2 y 3). Completan la escena, reforzándola, siete leones pasantes que decoran el ábaco de esta magnífico y hoy por fin comprendido capitel.
La clave para comprender esta iconografía me la ha proporcionado el capitel interior del lado sur de la portada oeste de la catedral de Jaca, que nos narra la misma escena. Lo muestro en las imágenes 3 a 5
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Recordaba haber leído acerca de la simbología de este capitel y al descubrir el personaje de Loarre portando un gran pan, de inmediato relacioné ambos y he tenido la intuición de que podría estar narrando el mismo pasaje bíblico. Marcel Durliat en la "Sculpture Roman de la Route de St. Jacques": 1 La cathèdrale de Jaca. p.:246 (225) Mont-de-Marsan 1990 hace referencia al capitel de la seo jaquesa cuya interpretación hacia el episodio se Habacuc y Daniel ya apuntó Serafín Moralejo según cita el autor francés.
En la cara oeste del capitel jaqués (Imagen 5) aparece Daniel recibiendo el pan redondo que le trae Habacuc -el que me puso sobre la pista del capitel loarrés- mientras que abajo y a nuestra derecha asoman las cabecitas de dos leones validando la ubicación de Daniel en el foso de los leones. Hemos de mirar la cara lateral (imagen 6) para poder identificar al ángel cuyas alas se superponen con los caulículos del capitel. Lleva a Habacuc de la coronilla y señala con su dedo hacia el sitio donde está Daniel.
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Una vez conocido el episodio la simbología es clara. Pero sin duda el artista Loarrés, que quizá se inspiró en esta simbología, supo ajustar mucho más al pie de la letra el episodio bíblico aportando la posición de majestad de Daniel entre grandes leones a los que sujeta por el rabo. Supo también aportar el componente de acción al tallar a los ángeles en pleno vuelo, con sus cuerpos horizontales llevando al profeta de los cabellos y/o de la coronilla así como el detalle, importante a la vista de lo escrito en la Biblia, de que además del pan redondo el profeta Habacuc porte su cazuela.
La simbología del capitel es
evidente. El pan, intencionadamente redondo puede representar
a la Eucaristía, constituyendo así un exhorto a perseverar
en el confianza en Dios y a alimentar el cristiano su espíritu
por medio de élla. Dicen los autores consagrados que no hay programa iconográfico en Loarre. Durliat llega incluso a afirmar que la escultura Loarresa es un "carrefour". Quizá no hayamos sabido todavía estar atentos a lo que el escultor trató de decirnos con su programa iconográfico, que sin duda existe y que todavía no hemos sabido interpretar..
Disfrutadlo.
A fecha 30 de Abril de 2009 he tenido
noticia por medio de mi amigo Juan Antonio Olañeta de que
el capitel que yo creía haber "descifrado" en
lo tocante al profeta Habacuc ya lo fue por David Simon, quien
lo comunicó en el artículo: "Daniel
and Habakkuk in Aragon," Journal of the British Archaeological
Association, XXXVIII, 1975, pp. 50-54, desconocido
para mi. Rectifico pues, y señalo
el mérito de David Simon que supo mirar con detalle /mucho antes que yo) por
los rincones del castillo.
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