En la pagina anterior he mostrado detalle
de mi encuentro en Loarre con de la presencia del profeta Habacuc
en el capitel que muestra a Daniel en el foso de los leones. Este extremo
certifica que el personaje es efectivamente Daniel y que la escena se
refiere a a segunda vez que fue arrojado al foso, ya que es en ese momento
cuando el libro de Daniel hace referencia al episodio de Habacuc.
También veíamos el antecedente
cercano tanto geográfico como temporal de este episodio narrado
en Loarre. Estaba en la portada oeste de la catedral de san Pedro de Jaca.
Allí Serafín Moralejo y luego Durliat señalaron el
episodio de Habacuc portado de los cabellos por el ángel llevando
el pan redondo a
Daniel. El estilo del capitel jaqués se
inscribe en el marco estilístico del maestro de Frómista/Jaca
deudor del arte clásico a través del sarcófago de
Husillos (Palencia) como magistralmente comprendió Serafín
Moralejo. Figuras estilizadas de canon clásico, semidesnudas,
con relieves anatómicos señalados y largas túnicas
y paños aportándole el lógico parecido con su modelo
lejano.
El pasaje de Habacuc, excepcional en Aragón,
llega a Jaca donde es interpretado formalmente al modo clásico,
y desde aquí la idea "vuela" a Loarre, circunstancia
nada excepcional pues el joven reino de Aragón se está expandiendo
hacia el sur de cara a la conquista de Huesca. Dos "Habacucs", pues es muy corta
distancia geográfica. Pero no hay dos sin tres y recientemente
he tenido noticia de la existencia de un tercer capitel con esta temática.
José Luis García Lloret con el que estoy colaborando con
mis imágenes en la preparación de la charla que dará
este año en Aguilar de Campoo acerca del monasterio de San Juan
de la Peña, me señaló que en los dañados capiteles
de la iglesia alta, arrinconado y por ello no eliminado por el escoplo
del XVII subsiste otra imagen del profeta. Colocando el cursor sobre la
imagen de cabecera, se remarca el lugar donde se halla.
Esos deteriorados capiteles cuyas imágenes
muestro sobre estas líneas guardaban un eslabón más
de esta cadena de ideas que empiezan a encajar. A partir de la imagen frontal del capitel
central donde se halla Habacuc he trazado la hipotética imagen
de cómo sería su aspecto. Quedan restos de los laterales
del manto de Daniel así como vestigios de las patas del segundo
plano de los leones y un poco de su relieve. Colocando el cursor sobre
la imagen inferior se accede a mi propuesta de reconstrucción.
Pero bueno, veamos ya al protagonista
de esta historia de enredo casi policíaca en la que seguimos la
pista tanto a unas ideas como a los artistas que las llevaron a cabo
a finales del siglo XI:
Allí en la esquinita, semioculto
en la sombra, está el protagonista de esta historia. La iluminación
del templo lo deja en penumbra y he debido de hacer uso de mi linterna
de bolsillo para iluminarlo mientras el disparador de la cámara
permanece abierto. He de reconocer que me dio un vuelco el
corazón al ver los detalles a través del visor y de la pantalla
de mi cámara. La disposición general de la escena, los objetos
que porta Habacuc y la forma de ser transportado remiten sin lugar a dudas
al visto en Loarre, pero además la forma de esculpir
su cara -idéntica a otras caras que en el castillo hallaremos- y
por si ello fuera poco, coincidencia en la peculiar y poco habitual manera de sujetar
su capa con esa vuelta de cordón sobre el pecho que veréis
idéntica en una imagen mostrada a continuación del cilindro
absidal de Loarre.
Todavía hay un par de detalles más apreciables
en las imágenes mostradas: Habacuc va descalzo y el caldero de
la comida tiene una graciosa decoración a modo de lazo flanqueada
por dos óvalos almendrados. Al otro lado de la escena solo queda
intacta una esquinita del capitel. Se advierten unos pies calzados y el
extremo de la capa de esa persona que bien pueda ser el mismo Habacuc
como en Loarre, o uno de los trabajadores del campo a los que debía
de llegar la comida como se puede ver en capiteles de la misma escena
en Jaca :
Las dos últimas imágenes
del triplete superior corresponden a detalles de la escultura en Loarre.
Las caritas del ángel y del personaje son sin duda de la misma
mano que el capitel de San Juan de la Peña. La situada arriba a la derecha
corresponde al ya mencionado personaje castigado con el mordisco de la
anfisbena que podemos hallar en el cilindro absidal de Loarre. La forma
de sujetar la capa por cintas sobre el pecho es idéntica a la del
Habacuc pinatense.
Tres escenas con Daniel y Habacuc de protagonistas
en un círculo de escasos quince kilómetros. La relación
directa es obvia tanto por lo formal como por el ambiente histórico
que las propicia. Sin duda el arranque es Jaca y después el maestro
que retoma la idea y le da forma a su manera trabaja para San Juan de
la Peña y para Loarre, o para Loarre y para San Juan de la Peña
que no se bien cuál fue primero en lo tocante a estas esculturas
concretas.