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LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO Webmaster: A. García Omedes - Huesca (España) |
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-CANDANCHÚ (AISA). HOSPITAL DE SANTA CRISTINA (Cont)- |
UTM 30T 702533 4740647 1550 m |
En Septiembre de 2004, tras once años de pasividad y amenaza de las urbanizaciones que crecen en su entorno, se han retomado obras de excavación y posterior protección de este lugar. Quizá el Año Santo Jacobeo y los beneficios que pueden dejar los potenciales peregrinos en nuestra Comunidad hayan dado el empujoncito a los políticos para decidirse a convenir que esta parte de la historia es importante. (Ver noticia de Heraldo de Aragón). El 15 de Septiembre de 2004 subí a Santa Cristina y tuve la suerte de encontrarme con José Luis Ona, Arqueólogo, "a pie de obra". Pedí permiso para tomar fotos del templo en excavación y no solo me lo permitió sino que además me hizo una verdadera puesta al día sobre el hospital y su actual proceso de excavación y consolidación del mismo. Con el paso del tiempo hemos coincidido alguna vez más disfrutando de los avances de las excavaciones en este lugar.
La iglesia del hospital de Santa Cristina no fue una simple iglesia de peregrinos edificada en lugar de condiciones adversas. Tuvo cripta bajo su cabecera, (hecho inusual) en la que entre otras se veneraban la lengua de santa Cristina y parte del maxilar inferior de san Juan con dos piezas dentarias. El arranque de las columnas que delimitaban tramos de la nave posee basas que a pesar de su deterioro muestran su delicado trabajo. La edificación se llevó a cabo con sillarejo y algunos cantos rodados del cercano río Aragón. Solo en algún punto muy concreto del templo se usó sillar bien escuadrado. Debió de estar enfoscada exterior e interiormente y me apuntaba el arqueólogo que su decoración escultórica debió de ser interesante y que espera encontrar algún capitel en la campaña de excavación del templo (si es que no ha aparecido ya, por la seguridad con que afirmaba la suposición).
Probablemente este templo, al igual que ocurre en tantos otros, tuvo sucesivas fases edificativas. La inicial se reconoce por el sillarejo de un color rojizo bien destacado de la que queda buena parte de su cripta y el arranque del muro norte articulándose con la misma. El resto de la planta, que a buen seguro seguirá el trazado previo, es de un momento más tardío. Queda en la misma el arranque de sendas pilastras que daban apeo a dos grandes semicolumnas flaqueadas por otras dos más pequeñas al modo hispano-languedociano como podemos ver en San Gil de Luna, Puilampa o Santiago de Agüero, entre otras, con las que a buen seguro guarda estrecha relación.
A este efecto, de los tres templos citados hay alguna coincidencia documental con uno de ellos: Puilampa, cuya referencia más antigua es la de 1132 fecha en que Alfonso I hizo concesión del terreno de Puilampa para repoblar la zona con gentes de Uncastillo y que en 1146 Ramón Berenguer IV donó esos territorios al monasterio de Santa Cristina para que edificaran un cenobio por lo que Puilampa se convirtió en un monasterio filial de Santa Cristina de Somport, lo cual justificará algunos aspectos derivados de recientes hallazgos, como mostraré más adelante.
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La iglesia, canónicamente orientada, cerraba al este por medio de un ábside cilíndrico del que resta el arranque de la cripta sobre varias hiladas sobresalientes, también de sillarejo, a modo de podio (Imágenes 1 y 6). En la campaña de 2004 se ha puesto de manifiesto un ventanal aspillerado en el lado sur absidal (Imágenes 4 y 5) que estaba cegado. Tiene su correspondiente aspillera derramada al interior, también cegada; pero evidente.
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Las hiladas de sillarejo original se han recrecido con otras de similar hechura, que además de hacer más comprensible el templo protegen a las originales de las que se hallan bien delimitadas mediante una sucesión de pequeñas losas de pizarra que hacen de frontera entre original y añadido. Esta forma de hacer, me explicaba Ona, es a la manera de Italia. No la conocía y la verdad es que me ha gustado: no rompe la estética del conjunto añadiendo materiales radicalmente diferentes para poder ser diferenciados; pero deja bien a las claras dónde se ha actuado para que el entendido sepa "leer" el monumento. Esas losas forman una línea bien visible para el que conoce su significado a la que jocosamente he oído llamar "la línea Ona"..