UTM 30T 732486 4713003 1087 m.

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La estructura de la cabecera del templo denota de inmediato su arcaicismo. No es el románico que estamos acostumbrados a ver por doquier en Aragón. Se diseñó de cabecera triple formada por tres espacios abovedados por medio cañón (un poco más alto el central) e intercomunicados por alargados vanos rematados por arco de medio punto dovelado. En cuanto a su cabecera plana, el templo se entronca con los arcaicos de Espierre, Corral de Calvo en Luesia, Belsué y Santa María de Belsué, San Bartolomé de Gavín, San Bartolomé de Muro de Roda, Asprilla e incluso con el primitivo templo de San Juan de la Peña. Todos ellos de gran arcaicismo dentro de la época en que se inscriben, aportando raíces visigóticas, mozárabes o detalles lombardos como los de Belsué.

Por ello, Castán lleva la cronología al final del siglo X o principios del XI: "...Tal vez impulsada por el Senior Eizo Garceiz, quo ostentaba la tenencia de Bergua el 27 de Octubre de 1035". De entre todos, Bergua es el único que se planteo con triple cabecera, algo más suntuoso dentro de la modestia de estos antiguos templos,+ que a decir de Castán se edificaban a modo y manera de sus viviendas; lo que lo hace realmente excepcional.

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Las bóvedas de medio cañón de los altares laterales arrancan directamente de los muros norte y sur, respectivamente, sin que haya en ellos ningún elemento que resalte el apeo. Según Castán, la bóveda del altar sur debió de sufrir un derrumbe, que afectó también al ventanal. Bóveda y ventanal serían pues rehechos en el XVII. Se basa en el cambio de ritmo de los elementos que componen el medio cañón de la bóveda. Los cinco primeros sillarejos desde el apeo en el muro que linda con el altar central son los originales y a continuación los sillarejos son ya toscos y no dovelados.

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En la reforma del templo realizada entre el siglo XVII y el XVIII se erigieron muros de sillarejo cegando los altares laterales poco más allá de su arranque. Ello propició la existencia de dos grandes hornacinas laterales que se enlucieron y decoraron con pinturas y por otra parte la aparición tras ellos de dos pequeñas sacristías laterales, con comunicación directa al altar principal. Al parecer, las gentes de la época en que se reformó el templo quizá no veían adecuado lo de las tres cabeceras y lo reconvirtieron. Algo similar pasa en Santa María de Muro de Roda.

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Sendos vanos rematados en arco de medio punto dovelado de correcta ejecución intercomunican los tres altares del templo (Imágenes 10 a 12 ). Al tabicarse los altares laterales han quedado como acceso a las respectivas sacristías en que se transformaron. Los ventanales de los altares laterales, han quedado como fuente de iluminación de esto pequeños espacios (Imágenes 8 y 9).