LA GUÍA DIGITAL DEL ARTE ROMÁNICO
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| -SILVES BAJO. ERMITA DE SANTA EULALIA (Cont.)- |
   UTM 31T 255667 4704386 956 m |
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El interior del templo transmite abandono, al igual que todo el lugar. Lo que otrora fuera enlucido con pinturas decorativas a gusto con la religiosidad y modas del momento, hoy son matices cromáticos que se sobreponen y desconciertan. Se suceden casi de modo continuo los grises, rojos, verdes (de moho) alternando con desconchones y churretones originados por las escorrentías de la malparada cubierta.
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Del primer momento edificativo, que he estimado como posiblemente del primer tercio del siglo XI, quedaría el cilindro absidal y su bóveda de cuarto de esfera. Su potente perfil libre es enmascarado en el lado norte por el arco que da acceso a la capilla lateral. Los vanos que veíamos al exterior no se manifiestan aquí dado que han sido cegados y enfoscados. Para paliar la oscuridad provocada se abrió un vano cuadrado en lo alto del hastial oriental (Imágenes 2 y 3). No hay imposta y el único detalle reseñable al interior del ábside es la credencia sita en su lado sur (Imagen 1).
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La bóveda de la nave, ya se ha dicho, es ligeramente apuntada, lo que cuadra con un momento tardorrománico de su hechura. En el lado norte abre una capilla lateral y tras ella, en una hornacina rebajada en el muro, encontramos la sencilla pila bautismal que atestigua que tras lo castrense el templo fue parroquia y centro de la vida religiosa de las gentes que aquí asentaron (Imagen 6). A los pies del templo hay un coro alto de madera con decoración preciosista en su frontal. El acceso se efectua mediante escalera pétrea adosada al muro sur. Desde el mismo hay acceso a la torre y bajo él se accede a la parte baja de la torre reconvertida en depósito de diezmos (Imagen 5).
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Quedan en su entorno ruinas de casas. Fantasmas de piedra de lo que fue y ya no es y que a pesar del paso del tiempo resisten y muestran una eficaz forma de edificar aprendida generación tras generación desde aquellos que se fijaron este lugar como idóneo para la reconquista del territorio.
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Cabecera arcaica de templo castrense devenido en parroquial. En la imagen 10 vemos cabecera y lugar de descanso de algunos de sus parroquianos. En el pequeño camposanto todavía aguantan algunas increíbles cruces de madera (Imagen 11). Otras solo son ya dos palos sueltos sobre la yerba.
Hoy, si subes, los únicos seres vivos que habitualmente encontrarás en el pueblo son unos preciosos caballos cuyos esquilos suenan como si las vacas anduviesen sueltas por el lugar. Frente a la primera casa que encontramos a la llegada, una morera proporciona sombra y unos deliciosos frutos para acometer la visita al pueblo con "buen sabor de boca"... y si te descuidas alguna mancha de difícil manejo.
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Agradezco nuevamente a Antonio Ciprés su recordatorio de que me faltaba de visitar Silves. Realmente merece la pena la excursión.