Al interior el templo ofrece una aspecto
austero no exento de grandeza, como corresponde a la orden militar que lo
edifica. Es de una sola nave, orientada y rematada en su cabecera por medio de
cilindro absidal precedido de corto presbiterio. Cubre el ábside
por medio de cuarto de esfera y con medio cañón apuntado el
presbiterio al igual que la nave.
La nave presenta dos tramos de igual tamaño
delimitados por un único arco fajón apuntado
apeado en pilastras. La bóveda es de medio cañón apuntada
de notable altura, y es destacable el hecho de que la imposta de la nave
vuela a un nivel más alto que la de la cabecera, probablemente obligada
por la altura de las embocaduras de las capillas laterales.
Los testeros de las capillas laterales
muestran en su lado este unos pequeños arcos ciegos rehundidos a
modo de altarcillos secundarios provisto de un ventanal, que en el caso
del laso norte se halla cegado tras pinturas modernas (Imagen 17).
A los pies del templo se edificó
coro alto de similar hechura al visto en San Juan. Bajo el mismo en el
muro de cierre hay un arcosolio con su embocadura y bóveda muy rebajadas
en el que apareció un interesante ciclo pictórico que veremos
más adelante (Imagen 20). Junto a esta estructura,
en el espesor del muro norte, se edificó una pequeña capillita
lateral cubierta por bóveda de crucería con altarcillo al
este, probablemente también de origen funerario, pero de hechuras
ya góticas (Imagen 21).